Una atípica situación se vivió durante la jornada de los cuartos de final del Abierto de Australia en el compromiso que llevaron adelante el indio Rohan Bopanna y el local Matthew Ebden ante la dupla argentina Máximo González y Andrés Molteni en la cancha 3. El encuentro se debió trasladar de escenario producto de unas “burbujas” casi imperceptibles que se formaron en la superficie.
Antes del inicio del partido, el australiano John Millman advirtió sobre esta situación y las complicaciones que conllevan disputar un juego en una cancha donde la pelota no rebota de la manera habitual. “A veces es difícil ver las burbujas pequeñas, las burbujas más grandes son visibles a simple vista, pero a veces pueden ocurrir burbujas en las canchas duras. Hace años hubo algunos problemas en las canchas del US Open con burbujas, y es donde la humedad queda atrapada debajo de la superficie. La pelota no rebota en ella, sino que afecta mucho al rebote. Si las burbujas crecen lo suficiente, puede resultar bastante difícil seguir adelante”.
Aunque Bopanna le demostró al árbitro que la pelota no rebotaba en determinadas zonas y Ebden manifestó que “si un servicio golpea esto es un problema” el encuentro comenzó en ese lugar hasta que el juez decidió aceptar el pedido de los jugadores de trasladar el match. El juego fue suspendido cuando los albicelestes ganaban por 2-1 y se trasladó al Margaret Court Arena.
El ex campeón de dobles del Abierto de Australia, el australiano Geoff Masters, por su parte añadió: “Si algo de humedad se ha metido debajo de la superficie, es posible que haya causado algunas burbujas. Yo sugeriría que así es probablemente cómo ocurrió esto”.
El partido culminó con un resultado histórico. Bopanna y Ebden ganaron el enfrentamiento por 6-4, 7-6(5), sellando de este modo su lugar en las semifinales, donde se enfrentarán al chino Zhang Zhizhen y al checoTomas Machac.
Con este resultado, el nacido en India marcó un hito dentro del circuito de la ATP, ya que al final del torneo se convertirá en el número uno del mundo más longevo, con 43 años y 330 días. “Esto va a inspirar a mucha gente, y no pienso sólo en el tenis. La gente de todo el mundo, que tenga 40 años o más, los inspirará de una manera diferente”, remarcó. Y luego, añadió: “Matt y yo tenemos los mismos puntos, así que técnicamente creo que deberíamos ser el número uno juntos”.