El cuadro femenino del Abierto de Australia ofreció al mundo del tenis un acontecimiento sin precedentes. En la segunda ronda del torneo, la rusa Anna Blinkova consiguió la victoria más significativa de su carrera al vencer a la preclasificada número tres y ex campeona de Wimbledon, Elena Rybakina, por 6-4, 4-6 y 7-6 (20) en dos horas y 46 minutos en un partido que quedará grabado en la historia por su tie-break récord de 42 puntos.
Desde el comienzo del encuentro, la menos favorita se mostró serena y con un servicio potente: ganó el 91% de puntos posibles cuando logró acertar su primer servicio, estrategia que le funcionó particularmente bien durante el primer set el cual finalizó con un marcador de 6-4 a su favor. En el segundo set, pese a la intensidad que intentó imponer la rusa, Rybakina mostró su calidad de campeona reponiéndose en la segunda manga por 6-4. El tercer capítulo desembocó en un increíble desafío de resistencia y nervios de acero. El duelo culminó en un 20-22 en el desempate que no solo será recordado por su duración, sino también por la calidad de tenis exhibida.
Tras haber tenido oportunidades para cerrar el partido, fue en la recta final del tercer set el que llevó a las jugadoras a sus máximos límites físicos y mentales. Blinkova mantuvo la ventaja inicialmente, pero la kasaja consiguió empatar y tomar ventaja, hasta que el marcador quedó en un impresionante 20-20. El Rod Laver Arena se convirtió en un escenario de emoción palpable mientras el destino del partido pendía de un hilo. Con 20 minutos transcurridos en la definición y el marcador 15-15, la rusa ejecutó un tiro ganador crucial.
Sin embargo, Rybakina también salvó varios puntos de partido con destreza hasta que finalmente su rival aseguró su victoria en su décimo match point por un error no forzado y finalizó el tie-break más largo en la historia de los singles de Grand Slam.
“Gracias a la multitud por animarme, me alentaron mucho. Me dio mucha energía para luchar hasta el final”, confesó una emocionada Blinkova en sus comentarios posteriores al partido. Y añadió: “Este día lo recordaré por el resto de mi vida”. La tensión fue evidente no solo en los intercambios de la cancha sino también en las propias jugadoras. “Tuve tantos puntos de partido. Traté de ser agresiva, pero mis manos temblaban y mis piernas también. Intenté lo más duro que pude estar calmada y estoy súper feliz al final”, afirmó la rusa como reflejo de la batalla interna que vivía mientras se encontraba tan cerca de lograr un hito en su carrera.
Los dos primeros sets duraron, en promedio, entre 35 y 40 minutos, pero este tercer parcial con 42 puntos demandó más de una hora y media para resolverse en un partido que tuvo en total casi 2 horas y 50 en cancha a las jugadoras. Blinkova tuvo dos match points con el juego 6-5 a su favor en el tercero, pero falló. A lo largo del tiebreak tuvo otros siete puntos de partidos que desperdició: en la décima oportunidad a lo largo del juego pudo finalmente firmar el triunfo. Del otro lado, Rybakina dejó escapar seis chances de ganar en el tiebreak.
Anna, además, compartió su estrategia mental durante los momentos más críticos: “Me dije a mí misma que fuera sólida, que siguiera metiendo pelotas en la pista, y al final funcionó”. Esta mentalidad le permitió no solo mantener el enfoque durante el extenuante tie-break, sino también cerrar un partido que para muchos ya es una hazaña histórica. El tenis femenino vive momentos de intensidad y calidad técnica, y encuentros como este sirven como testimonio del espíritu indomable de sus atletas. Con el triunfo en su bolsillo y un lugar en la próxima ronda contra la italiana Jasmine Paolini (26° ).