Un clásico siempre es un duelo aparte. Un encuentro que va más allá de cualquier título. Y el de Madrid es uno de los más picantes del planeta. A pesar de la jerarquía del Merengue, el Colchonero se anima a codearse con la potencia mundial. Y el reciente enfrentamiento en la Supercopa de España, que se disputó en Arabia Saudita, alimentó los deseos de revancha para el Aleti.
En aquella semifinal, el Real Madrid se impuso por 5 a 3 en el derby, y luego barrió al Barcelona con un histórico 4 a 1 en el choque decisivo. Los de Carlo Ancelotti se quedaron con el trofeo con autoridad y argumentos en la ofensiva compuesta por Vinicius y Rodrygo, pero la mitad de la capital ibérica se quedó con el dolor de la espina clavada en el pecho. Por tal motivo, el Cholo Simeone fue tajante cuando le consultaron si le iban a realizar el tradicional pasillo a los campeones, cuando se volvieran a ver las caras en el Cívitas Metropolitano, en el partido correspondiente a los octavos de final de la Copa del Rey. “Tenemos un gran respeto por el entrenador y los futbolistas, pero siempre está primero nuestra gente y a nuestra gente la respetamos”, argumentó el estratega argentino.
Todas las cámaras se posaron sobre los protagonistas cuando los equipos salieron a la cancha. Y los fanáticos del morbo pusieron especial atención a la postura de los hombres del Atlético de Madrid. Sin reconocimiento para los de la Casa Blanca, antes de que la pelota comenzara a rodar se estableció un emotivo homenaje hacia Jorge Griffa, el Maestro que debutó oficialmente con los colores albirrojos el 13 de septiembre de 1959 frente al Unión Deportiva Las Palmas. “Él vivió una de las décadas más prolíficas a nivel de títulos en la institución. En su primera temporada consiguió levantar la Copa del Generalísimo, actual Copa del Rey, que, además, fue la primera de la historia del club. Título que repetiría en la siguiente temporada, 1960-61, y en la 1964-65. El zaguero también sumó la Liga lograda en la temporada 1965-66. En cuanto a títulos internacionales participó en la hazaña de la Recopa de Europa de 1962″, recordó la entidad capitalina.
En cuanto al partido en sí, el Clásico fue catalogado como el espectáculo de los errores. A los 39 minutos del primer tiempo, Rodrigo De Paul envió una punzante pelota al área rival que complicó el despeje de Antonio Rüdiger. El alemán cabeceó hacia su propio arco y el brasileño Samuel Lino capitalizó la defectuosa aparición del central para festejar el 1 a 0. Sin embargo, la alegría duró poco en el dueño de casa. Es que Jan Oblak protagonizó un blooper inesperado cuanto intentó salir a cortar un centro y anotó un gol en contra. El marcador entregó paridad en el descanso.
En el complemento, otra acción desafortunada de Andriy Lunin le permitió al Atlético de Madrid sellar el 2 a 1, a través del oportunismo de Álvaro Morata; pero cerca del final, Vinicius desarticuló a la última línea local y habilitó a Joselu, para que el reemplazante de Rodrygo extienda el espectáculo al tiempo suplementario.
Las discusiones entre la figura brasileña del Merengue y Diego Simeone marcaron la intensidad con la que se vivió el pleito. Y Antoine Griezmann fue el encargado de hacer delirar al público con una obra de arte que desplegó por el sector derecho de la defensa de la Casa Blanca. Un golazo que significó el 3 a 2 y la chance de acceder a la fase de los ocho mejores del certamen. Sin dudas, la euforia generalizada completó la faena cuando Memphis Depay abasteció a Rodrigo Riquelme en un contragolpe letal que liquidó la jornada con el 4 a 2 definitivo.
El Atlético de Madrid se clasificó a los cuartos de final, donde esperan Sevilla, Mallorca, Celta de Vigo, Real Sociedad, Girona, Athletic de Bilbao y Barcelona. El camino a la gloria continúa sin el Rey de Europa. Dicen que el fútbol da revancha. Y el Colchonero la tuvo ante su gente.