El fútbol alemán llora la muerte de uno de sus máximos ídolos, Franz Beckenbauer, fallecido el domingo 7 de enero a los 78 años y enterrado este viernes en el sur de la ciudad de Múnich en una ceremonia íntima que contó con la presencia de sus familiares y círculo más cercano.
Los restos del Kaiser, como se lo conocía al futbolista campeón del mundo con la selección de Alemania en 1974, fueron inhumados en el cementerio de Perlacher Forst, a dos kilómetros de la calle en la que creció y comenzó a dar sus primeros pasos pateando la pelota, y se enterraron en la cripta familiar junto a los restos de sus padres Franz (fallecido en 1997) y Antonie (en 2006) y enfrentada a la lápida de su hijo Stpehan, quien murió a los 46 años en 2015 a causa de un tumor en el cerebro.
Según lo publicado por el diario Bild, el funeral de Beckenbauer se realizó en un ámbito privado, con un puñado de periodistas que fueron testigos de una ceremonia en la que el seno familiar del difunto pidió que sea lo más reservada posible. Un reducido grupo de familiares acompañó al féretro, cubierto de flores, en el cementerio cubierto de nieve.
Heidi, tercera esposa de Beckenbauer, estuvo acompañada de sus dos hijos, Joel (24 años) y Francesca (20), y le dedicó una corona de rosas en forma de corazón con una cinta roja que decía: “Por siempre en nuestros corazones”. En las imágenes que proporcionan los medios alemanes se vio una cruz de madera con una foto en blanco y negro del ícono del fútbol delante de la lápida.
Horas más tarde, en el Allianz Arena, Bayern Múnich se enfrentó con el Hoffenheim por la Bundesliga y en los minutos previos se le rindió homenaje al jugador que defendió la camiseta del club bávaro y del cual fue presidente honorario. Los futbolistas salieron al campo de juego con uniforme rojo y el dorsal número 5 que usó el Kaiser. Además, la camiseta lució una estampa que decía: “Danke (Gracias), Franz” y se realizó un minuto de silencio en el estadio con fotos en pantalla gigante y pancartas alusivas al ídolo.
El próximo 19 de enero se hará un homenaje póstumo en la memoria de Franz Beckenbauer en el estadio Allianz Arena, que podría llevar su nombre en el futuro. En los últimos días se han multiplicado las propuestas para rendir homenajes duraderos al Kaiser. El enterador alemán Berti Vogts ha sugerido, por ejemplo, darle su nombre a la Copa de Alemania.
En el último tiempo, Beckenbauer se instaló en Salzburgo, ciudad austríaca vecina de su Baviera natal. Debilitado por la enfermedad, había reducido progresivamente sus apariciones públicas. La muerte de su hijo Stephan también resultó un duro golpe en su ánimo.
Campeón del mundo como jugador en 1974 y como entrenador en 1990, ganador de la Copa de Europa de clubes en 1974, 1975, y 1976 y de dos Balones de Oro, Beckenbauer ganó absolutamente todo como jugador y como director técnico antes de iniciar una carrera como dirigente, primero en el Bayern Múnich, y después en instancias rectoras del fútbol logrando para Alemania la organización del Mundial 2006.