Confirmado: Valentín Barco será transferido al Brighton & Hove Albion de Inglaterra y no vestirá más la camiseta de Boca Juniors al menos por un tiempo prolongado. El Colo firma por cinco años con la entidad britántica, que desembolsó los 10 millones de dólares correspondientes a su cláusula de salida, ya que la entidad argentina optó por descartar la propuesta de USD 10,5 millones que habían acercado los de Sussex del Este previo a la ejecución de su condición de rescisión.
¿Por qué Boca prefirió que Barco se marche a través de la cláusula de USD 10 millones y no aceptó la oferta que ascendía a 10.500.000? La cuestión impositiva fue el principal motivo por el que el Consejo de Fútbol desistió de la proposición inicial de los ingleses, ya que a dicho monto iban a tener que deducirle más de un 25% entre el 15% para el jugador, el 10% para Anses, el 2% para la AFA y un 0,5% para Futbolistas Argentinos Agremiados. Es decir que mediante la “opción oferta” de club a club, Boca hubiera embolsado 7.696.500 dólares netos.
Según las regulaciones de la Asociación del Fútbol Argentino, cuando se trata de transferencias de clubes argentinos al exterior, es el comprador el que se debe hacer cargo de los impuestos del fichaje a la vez que del 15% a favor del jugador y -lógicamente- la comisión a su representante. Así las cosas, el Xeneize solamente resignará unos 500 mil dólares sobre la cláusula de 10 millones de dólares en concepto de 3% para el fondo de retiro de los futbolistas argentinos y el 2% para la AFA.
En resumen, a Boca le entrarán UDS 9.500.000 por la ficha de un futbolista que tenía contrato hasta diciembre de este año y desistió de la chance de extender su vínculo con una sustencial mejora salarial. Además, los de la Ribera contarán con el beneficio de recibir el dinero cash y no en dos cuotas (Brighton proponía pagar la mitad del pase en febrero de 2024 y la otra mitad en febrero de 2025). Lo que también se reservará es obtener el 5% de transferencias futuras de Barco por los derechos de formación y mecanismo de solidaridad que impone la FIFA entre los clubes.
La relación entre Valentín Barco y la directiva de Boca Juniors siempre fue un tanto tormentosa. En realidad, los resquemores con su representante Adrián Ruocco (el mismo de Carlos Tevez) vienen de larga data. A fines de 2021, Juan Román Riquelme calificó al Colo como un “distinto”, a la par de un Changuito Zeballos, que también daba sus primeros pasos en el Xeneize. Los dichos del ídolo fueron a meses de que el zurdito debutara contra Unión en Santa Fe de la mano de Russo y de haber jugado aquellos dos partidos junto a la Reserva ante Banfield y San Lorenzo, cuando el plantel profesional quedó encerrado en una burbuja sanitaria tras los disturbios contra Atlético Mineiro en Brasil.
Pero cuando parecía que Barco iba a permanecer de forma estable con el grupo principal, bajó a Reserva y hasta perdió la titularidad en el segundo equipo. Jorge Bermúdez, a principios de 2022, declaró sobre él: “Nuestra obligación es garantizarle una carrera, una profesión al jugador. Es un tremendo jugador, pero es joven y hay que ayudarlo a entender que el fútbol es colectivo, que los compañeros también merecen el lugar que él tiene”. Todo se dio tras ser expulsado en un partido de Reserva ante Rosario Central, episodio en el que se rumoreó que el Colo no había tenido la mejor reacción.
“¿Ahora Nahuel Genez, que fue su suplente todo el tiempo, está jugando bárbaro. ¿Qué mensaje daríamos si pedimos que juegue Barco? Tendrá que esperar su momento. Nosotros tenemos que educar, conversar, hablar con el entrenador y tomar las decisiones sobre lo que hay que hacer con los chicos”, ahondó el Patrón, dando muestras de que la consideración de la joya de la cantera había decrecido por ciertas actitudes fuera de la cancha.
Barco había firmado su primer contrato en octubre de 2020, cuando esta dirigencia ya estaba en funciones. Luego lo extendió -con una mejora en los números- en septiembre de 2021 hasta diciembre de 2023. Y recién en febrero de 2023, a poco de quedar libre, las partes se pusieron de acuerdo en la rúbrica hasta diciembre de 2024, se mejoraron los números de su vínculo y se pactó la famosa cláusula de salida de 10 millones de dólares, requisito excluyente para su representante.
La relación entre las partes llegó a su punto de hervor en 2022, año en que Barco mixturaba la suplencia en la Reserva de Boca con la titularidad indiscutida en la Sub 20 de la Selección, camiseta con la que viajó al Torneo de L’Alcúdia, se consagró campeón y fue considerado mejor jugador del certamen. Mascherano tomó la decisión de no convocarlo para el Sudamericano de la categoría en enero de 2023 y adujo que su determinación no había tenido nada que ver con su situación contractual en Boca: “Se dijeron muchas cosas. Estuvo mucho tiempo parado por una lesión en el pie, tuvo poca continuidad e íbamos a jugar cada 48 horas, era un riesgo llevarlo”.
Con Hugo Ibarra al frente del primer equipo de Boca, se retomaron las charlas entre el Consejo de Fútbol y el representante de Barco, que presionó para renovar el vínculo hasta fines de 2024 con la condición de que no subieran su cláusula a más de 10 millones de dólares. En ese momento, la directiva azul y oro descartó una propuesta del Getafe por 4 millones de euros a cambio de la mitad de la ficha del Colo, que solamente había registrado tres partidos oficiales. Riquelme, a regañadientes, se estrechó la mano con el agente del juvenil y lo expuso en una nota televisiva: “Su representante Adrián Ruocco, con el padre, han pedido dos o tres cositas para renovar por un año. Una de las cosas es no aumentar la cláusula de salida, me parece que está a nuestro alcance”.
A pesar de haber sido reincorporado al plantel tras su renovación de contrato celebrada a principios de 2023, el talentoso zurdo recién volvió a jugar bajo la conducción de Jorge Almirón en abril de ese año. Ni siquiera llegó a formar parte de la lista de concentrados durante el período final de Ibarra como técnico ni tampoco en el breve interinato de Mariano Herrón. En su segundo encuentro como titular con Almirón, se originó su punto de inflexión ante Deportivo Pereira por la fase de grupos de la Libertadores, en la Bombonera. El público, como pocas veces se había visto en el Alberto J. Armando, insultó al equipo por el resultado adverso y la floja actuación. Con su empuje desde el carril izquierdo, Barco tiró para adelante a un conjunto que a la postre sería finalista de América.
Con el paso de los meses y una titularidad indiscutida para el DT, los hinchas y el público en general, Román volvió a hablar de Barco y lo calificó de “atorrante”, en el buen sentido de la palabra, marcando su atrevimiento con la pelota pese a su corta edad. No obstante, en medio de un bajón de nivel, comparó su evolución con la de otros compañeros jóvenes: “Le pasa lo mismo que a Medina o a Varela. Arrancan de maravilla, tienen partidos malos, va a tener partidos buenos, después de nuevo malos…”. Riquelme, hábil declarante, trató de ajustarlo antes de las etapas definitorias de la Copa y mantuvo la esperanza de renovarle el contrato más allá de diciembre de 2024, con una mejora importante en su salario y la idea de aumentar su cláusula de salida. Barco había dado una señal de buena fe al permanecer en el club para luchar por la Libertadores, pero tenía una decisión tomada para fin de año.
Brighton mantuvo firme su interés y ya no quiso prolongar más la espera. Justo antes de que su cláusula ascendiera a 14 millones de dólares (por la proximidad con el arranque del campeonato argentino), cerró el contrato con el futbolista y se lo quitó de las manos a un Boca que tendrá que conformarse con una para nada despreciable suma de dinero. Ahora cada parte compartirá su versión de los hechos y argumentará qué porcentaje de justicia tuvo esta venta millonaria.