“Están dejando la vida”, le comentaba ayer por la mañana un padre a su hijo pequeño, mientras mantenía la mirada fija hacia el frente. “Mal, prefiero jugar un partido”, fue la respuesta espontánea del chico, parado a su lado con los brazos en jarra. El diálogo se dio cuando ambos observaban el esfuerzo que hacían sobre la arena los futbolistas del Deportivo Riestra, club que eligió a Pinamar como lugar de preparación para la temporada de Primera División que se avecina.
El conjunto del Bajo Flores, recientemente ascendido -por primera vez en su historia- a la máxima categoría del fútbol argentino, hace base en el balneario Boutique Club de Mar, cerca del muelle, en el límite entre Pinamar y la localidad de Ostende. Allí captó la atención desde muy temprano con su llamativo y particular método de entrenamiento que viene implementando hace varios años.
La jornada del viernes para los jugadores del Malevo se puso en marcha en plena madrugada, unos minutos después de las 3. A esa hora bajaron a la playa y llevaron a cabo los primeros movimientos de la rutina bajo las órdenes del director técnico Matías Modolo y su equipo de trabajo. Fue el primero de los cuatro turnos de ejercitación programados a lo largo del día.
En el mismo parador, por las noches funciona una discoteca, por lo que el plantel tuvo como espectadores a los jóvenes que se encontraban en la zona bailando. “Eran las 3:30 AM en Pinamar. La gente bailaba. Riestra entrenaba”, escribieron desde el club en un mensaje en sus redes sociales.
La práctica duró alrededor de una hora. Tras un descanso, los futbolistas volvieron a ejercitarse a las 7, mientras que el tercer turno inició pasadas las 10.30, luego del desayuno y otro breve periodo de reposo y relajación. Para ese entonces, los veraneantes ya habían empezado a ocupar la playa con sus mantas, sombrillas y reposeras. Y la presencia del equipo no pasó desapercibida entre ellos.
Varios turistas se levantaron y se aproximaron a observar la práctica. Otros tomaron fotos. “Para el recuerdo”, contó Norma, oriunda de Córdoba, antes de seguir la caminata junto a su marido. Como ella, la mayoría de los que pasaban por la zona se detenían unos segundos. Algunos curiosos preguntaban: “¿Quiénes son?”. Un vendedor de chipá le despejó la duda a uno: “Son los de Riestra, ascendieron a Primera”, le dijo a un hombre, antes de seguir la recorrida con el canasto apoyado sobre su cabeza.
Mientras, los jugadores eran alentados por los preparadores físicos. “¡Estas son las que valen!”, “¡Dale, que va llegando el final!”, “¡No me abandones que es la última!”, les gritaban. “¡No aflojes!”, “¡Muy bien, Tanque!”, “¡Huevo!”, “¡Dale carajo!”, “¡Buena!”, también les decían pidiéndole un esfuerzo más. Al cruzar la mirada con la fotógrafa de Infobae, uno soltó una expresión de cansancio: “¡Uf!, desde las 3 de la mañana estamos”.
En medio de ello, un heladero, presumiblemente tucumano, también se sumó a los gritos. Alzando el brazo derecho y con el puño cerrado, vociferó: “Vamos gente, éxitos en la Primera. Vamos a poner lo mejor, eh”. “Me los dejaron afuera a los Cirujas”, también les dijo en referencia a San Martín de Tucumán, uno de los clubes que Riestra derrotó en su camino del reducido hasta lograr el ascenso.
Concluido el entrenamiento, alrededor de una hora después, los futbolistas fueron hasta la orilla del mar, entre bromas y risas. La mayoría se dio un chapuzón. “Yo no, soy medio arisco al agua jaja. Cuando vuelva al hotel, me baño en la pileta”, bromeó el defensor Gustavo Benítez, que prefirió sentarse a mirar a sus compañeros.
Visiblemente agotado, luego contó: “Si bien todavía nos queda un turno por la tarde, estamos con la satisfacción de haber terminado el trabajo hasta ahora. Obviamente que el cuerpo está cansado, pero el grupo se va fortaleciendo de la cabeza y a eso es a lo que apunta este tipo de entrenamientos”.
“Hace ocho años que estoy en el club y siempre hemos hecho esto. Incluso hemos venido en invierno, cuando cuesta más por el frío. El equipo ha crecido un montón. No digo que sea por esto, pero sí que da sus frutos, más que nada en el tema psicológico. Como grupo nos hacemos muy fuertes. Vos mismo viste recién cómo nos gritamos y cómo nos apoyamos para poder terminar el trabajo, y eso lleva a que el grupo esté mentalmente preparado para cualquier cosa. Tenemos que hacerlo: si no redoblamos los esfuerzos, en Primera va a ser muy complicado competir”, continuó Benítez, que fue gran parte de la meteórica escalada de Riestra desde la D hasta la élite del fútbol argentino en menos de diez años.
“Para nosotros es todo nuevo. El club no había estado nunca en Primera División. La mayoría de los chicos que están acá tienen experiencia en la B Nacional. Estamos con expectativas y ansiosos para que empiece el torneo, sabemos que tenemos que dar un plus y estar preparado para competir con nuestras armas”, finalizó antes de posar para una foto grupal, a la que también se sumó el conocido influencer Valentín Torres Erwerle, quien se incorporó al viaje de pretemporada para estar a cargo de la comunicación del club.
“¿Justo acá?”, soltó una mujer que tomaba sol sobre una manta y tuvo que moverse a un costado para no salir en la imagen. “Los perdono, está bien. Solo por hoy”, les dijo después sin molestarse.
La maratónica jornada concluyó a las 22.30. Según comentaron desde el club a este medio, este tipo de rutinas no se realizan todos los días. Lo que puede variar es, justamente, el turno de la madrugada, cuya realización se decide dependiendo del estado físico de los futbolistas.
Deportivo Riestra se quedará en Pinamar hasta este domingo.
El entrenamiento de pretemporada en fotos
*Fotos: Manuela Luján y Prensa Deportivo Riestra