Si hay algo que Deportivo Riestra no modificó con el correr de los años es la metodología de trabajo que lleva a cabo en la pretemporada. Por lo general, los escenarios elegidos tienen que ver con la playa. Y luego de haber conseguido el ansiado e inédito ascenso a la Liga Profesional, la directiva y cuerpo técnico decidió continuar con una línea histórica de trabajo que emplea desde hace años: los jugadores inician los entrenamientos a la madrugada.
Durante las últimas tareas, un grupo de jóvenes que habían salido a disfrutar de la noche en Pinamar, se sorprendieron al ver que en el club de playa que habían elegido para tomar unos tragos y bailar estaban los jugadores de Riestra. Y es que según la disposición del cuerpo técnico comandado por Matías Módolo, a las 3:30 toca el primer entrenamiento del día. Después de ingerir una infusión, la primera sesión de trabajos fue con la luna en lo más alto del cielo y música de discoteca de fondo. El testigo directo de cada movimiento del equipo es el influencer Valentín Torres Erwele, quien acompaña a la delegación como community manager.
Walter Acuña, futbolista del cuadro del Bajo Flores, habló sobre esta singular metodología en Radio La Red: “La verdad que es duro, es difícil. Levantarse temprano a la madrugada cuesta mucho, estoy hace cinco años acá, lo hice siempre y todavía me sigue costando. Es jodido (dormir), volvemos del entrenamiento y hoy me pasó que no pude dormir”. El delantero de 31 años aclaró que en el momento de arreglar el contrato, la CD anticipa en qué consistirá la pretemporada y es el propio jugador el que decide si firma o no.
Sobre el momento más duro de la pretemporada, precisó: “A las tres y media de la mañana, volvés para dormir porque literal hoy volví a la pieza, me duché rápido, me mojé el pelo para poder acostarme, pero no me pude dormir. Estuve hasta las 6 de la mañana despierto. Una locura”. Y ahondó: “Esta semana fue durísima y todas las noches antes de las 23, como mucho 23:30, estamos dormidos todos. No se escucha ruido por ningún lado, estamos todos muertos. Hoy creo que también va a ser así porque fue el día más complicado”.
Las sesiones diarias de entrenamiento son cuatro: una a las 3:30 de la madrugada, una a las 7 de la mañana, una a las 10:30 y una a las 18 tras el almuerzo, descanso y merienda. A las 20:30 es la cena y a partir de las 22:30 los futbolistas quedan liberados para descansar. “Los resultados marcan (que sirve), hace diez años que se hace esto y al loco le dio resultado y por eso lo seguimos haciendo. El año pasado nos dio resultado y pudimos ascender. Al final los resultados se dan”, opinó Acuña sobre las bondades de este método.
Por el momento no hubo prácticas en una cancha: “Ojalá. Fuimos corriendo de acá a la arena. Estuvimos corriendo 20 minutos en un circuito que te mata mientras estaba el boliche de fondo. Una locura. Y después del circuito son 500 abdominales y 500 espinales seguidos”.
“Hoy me levanté sin alarma, imaginate lo preparado mentalmente que está uno. A las 3 no había un ruido. A los 10 minutos empezaron los silbatos, los gritos y todo, nos tuvimos que levantar corriendo. La infusión es un tecito, café, hay fruta... Con lo que uno se sienta cómodo en ese horario. Es difícil levantarte y tomar un café, comerte una fruta o un cereal”, concluyó Acuña.
Hace poco también se viralizó en las redes sociales en el entrenamiento de boxeo que el plantel blanquinegro llevó a cabo el año pasado, con guantes y bolsas idénticas a la de los gimnasios de los pugilistas. “El boxeo lo hacemos como un complemento al entrenamiento de la mañana que nos sirve para estar más fuertes y tener más resistencia. La verdad que hace cinco meses que lo venimos haciendo y nos dio resultado al final del torneo”, había especificado el capitán Milton Céliz.
Hay que destacar que no es nuevo este estilo de trabajo en Riestra. Cada pretemporada de los últimos años contó con una planificación de trabajo con varios turnos empezando durante la madrugada. Riestra fue fundado en 1931, pero desde la temporada 2012/13 inició un crecimiento meteórico con el desembarco del abogado Víctor Stinfale al club. En el 2014 abandonó la Primera D para dar el salto a la C y desde allí tardó una década en llegar por primera vez a la máxima categoría.