―Se decía que (Australia) era uno de los equipos más débiles del Mundial.
―Seriamente, ¿este equipo puede vencer a Argentina?
―Creo que ponerle límites ahora a Australia sería tonto, incluso contra un equipo que tiene a Messi.
Los medios australianos palpitaron a lo grande lo que fue uno de los partidos más emocionantes de la última Copa del Mundo. En la previa no se hablaba de otra cosa que de frustrar para siempre el sueño deportivo de Lionel Messi. Y los Socceroos no estuvieron demasiado lejos de cumplir su cometido.
En el capítulo “Contra todo pronóstico”, tercero de la serie Capitanes del Mundo de Netflix, que relata el paso a paso de cada selección desde la mirada de cada capitán, se ve cómo vivió desde adentro el conjunto australiano la llave de octavos de final ante la Albiceleste. En completo estado de éxtasis por el triunfo 1-0 ante Dinamarca que los llevó a esa ronda en el segundo lugar de la zona detrás de Francia, los Socceroos apostaron a lo grande en el estadio Ahmed bin Ali de Doha.
“Van a hacer todo para taparlo, para que no pueda jugar, para sacarlo del partido”, mencionó Lisandro Martínez, una de las voces que participó de este segmento. Alexis Mac Allister, al hablar de Messi, no reparó en elogios: “Nosotros lo vemos como un superhéroe, como nuestro Dios”. Y Dibu Martínez lo remató: “Daría mi vida por ayudarlo a él a ganar un título con su querida selección, con su país”. Por su parte, Lionel Scaloni aseguró que si no planteara el esquema con el 10 como cerebro, tendría que tomar su carnet de entrenador y romperlo.
Una de las cosas más jugosas de este fragmento fueron las voces en el vestuario australiano. “No se guarden nada en este partido, vamos. Si tenemos que sacarlos arrastrando, lo haremos. Pero dejen todo en la cancha”, mencionó Milos Degenek, lateral derecho titular. El arquero y capitán, Mat Ryan, motivó a sus compañeros: “Creen que tienen el derecho de pasar de ronda. Muestren seguridad ahí. Vaya escenario para dejar una marca, ¿no?”.
El más vehemente de todos fue el entrenador, Graham Arnold, con su arenga en la antesala al encuentro: “Estos hijos de p... no saben quiénes somos. ¡Mostrémosles quiénes somos! Y al final, cuando ganemos, ofrézcanles ustedes la p... camiseta. Salgan y destrocen a esos hijos de p... ¡Vamos!”. La encendida charla motivacional, con exabruptos incluidos, evidentemente tocó a más de un futbolista australiano. De hecho el mismísimo Messi reconoció tras el match: “Fue un partido muy duro, muy físico”.
En el primer tiempo, Argentina no pudo generarle demasiado peligro al cerrojo amarillo, pero Messi encontró la llave del gol pasada la media hora de juego. Al vestuario se fueron 1-0 y los conceptos de Arnold persistieron: “Lo haremos. Presionaremos, tienen que cerrarse, si no dejamos mucho espacio para que cubran Jacko (Jackson Irvine) y Aaron (Mooy)”. Y quien tomó la palabra en ese momento fue Aziz Behich, que en el complemento armaría una jugada extraordinaria sacándose de encima a varios marcadores argentinos y siendo bloqueado de manera providencial por Licha Martínez, en lo que hubiera sido el 2-2 parcial. “Mantengamos la forma, lo lograremos. Mandaremos a casa a estos hijos de p...”, fue la frase del 16.
A algunos no les cayeron bien los dichos del estratega de 60 años que es un emblema para el fútbol australiano (era delantero y convirtió más de 50 goles con su seleccionado nacional). Sin embargo, hay quienes creen que cualquier palabra o frase es válida antes de salir a la cancha. Lo cierto es que argentinos y australianos volvieron a verse las caras a los pocos meses en un amistoso que se disputó en China y que la Albiceleste ganó 2-0 con goles de Lionel Messi y Germán Pezzella. Arnold, sobre ese cotejo, precisó: “Se me pone la piel de gallina al pensar que podemos jugar un amistoso ante Argentina. Quiero jugar contra equipos que nos van a llevar al límite. Scaloni me dio un abrazo y sintió que fuimos el partido más difícil que tuvieron en el Mundial”.