“Esa es la famosa terraza donde tomaba sol Ruggeri”, señala Matías Modolo, actual entrenador de Deportivo Riestra, mientras hace una visita guiada por el Speed Camp, antes conocido como La Candela, un predio de cinco hectáreas que a mediados de los ‘60 empezó a usar Boca para entrenar y albergar a sus juveniles. La recorrida sigue dentro de una casona estilo antiguo, donde los pisos de madera rechinan ante cada paso. Se ven cuadros de Diego Maradona en todas sus etapas futbolísticas, juegos de mesa, un pool, un metegol y lujosas habitaciones, separadas por largos pasillos. “Acá se concentran los jugadores”, aclara.
En la actualidad, este lugar ubicado en Villa Luzuriaga pertenece a la bebida energizante de la cual es dueño Victor Stinfale – el abogado que supo representar a Maradona, entre otros – y funciona como centro de entrenamiento oficial del club de Villa Soldati. Modolo hace hincapié en lo que significa tener un espacio así y remarca su importancia a la hora de plantearse objetivos de gran envergadura. El entrenador de 36 años habla pausado, luce lentes de sol, remera negra y un jean achupinado. Todavía no cae en la cuenta de que es uno de los responsables de esta hazaña de Riestra, que indica que por primera vez en su historia va a jugar en Primera División.
“Siempre destaco que es un laburo de un grupo de trabajo. No solamente mi rol, sino también el de todo el cuerpo técnico y la gente que está más arriba y ve desde afuera. Es un sistema tipo fútbol americano. Cada uno tiene un rol y se debate mucho qué es lo que se ve desde arriba y de afuera”, dice Modolo a Infobae, mientras mira de reojo un partido de la Premier League. “Hay una matriz con actores que vienen de muchos años. Diego (Figueroa) – director deportivo del club -, el “Tata” Benítez… Jugadores que están desde la D hasta hoy. Hay un sentido de pertenencia al cual me sumo, me adapto y aporto lo mío”, agrega.
La historia de Modolo como entrenador en AFA empezó en Centro Español, equipo de la D, por el año 2017. En esa primera experiencia demostró algunas cualidades tácticas como DT poco comunes para la categoría y empezó a tallar una impronta. Su forma de jugar con el Gallego lo hizo alternar buenas campañas, incluso con chances de ascenso. Luego migró hacia Midland y su trabajo empezó a cobrar algo más de visibilidad cuando a mediados de 2022 consiguió el campeonato Apertura con el club de Libertad y lo entusiasmó con la posibilidad de acceder a la B Metropolitana.
Los años de trabajo intenso lo llevaron a querer parar un poco y volver a las bases del análisis. Pero un llamado lo volvió a poner en órbita y frente a un desafío difícil de rechazar. La propuesta consistía en ser asistente técnico de Riestra. Estuvo seis meses al mando de esa tarea, hasta que, de un momento a otro, tras la salida de Walter Marchesi, llegó la oportunidad de ponerse la ropa de entrenador principal y en tan solo dos meses consiguió el ansiado objetivo: el ascenso a Primera.
“Era muy reciente mi salida de Midland y no podía pensar en mediano plazo. Todavía no había hecho un balance de mis siete años de dirigir ininterrumpidamente y necesitaba parar. La vorágine del fútbol te consume. Te vas de vacaciones y estás con el teléfono armando el plantel. No tenés tiempo para sentarte y pensar lo que hiciste bien y mal. En ese tiempo en el que estaba pensando lo que habían sido mis tres años en Centro Español y mis siete meses en Midland, me llama Diego (Figueroa) y me convoca para una nueva tarea. Nunca había sido asistente. Lo tomé como un aprendizaje”, explica.
Y agrega con cierta extrañeza frente a la rapidez con la que vivió todo: “En mi tarea de ser entrenador asistente muy abocado a las metodologías y las tareas de campo, tuve la posibilidad de conocer el plantel y la dinámica del club. Cuando pasé a la función de entrenador principal, intenté potenciar al equipo en los partidos en los que todo era ganar o quedar afuera”, cuenta.
-Llegaste a un club con una estructurada armada, ¿Sentís que tuviste que abrazarte a eso para poder convencer a los jugadores?
-Nos abrazamos mutuamente. Para estar al frente tenés que convencer y para convencer tenés que estar convencido. Cuando ves el orden y la disciplina que tiene la estructura, las comodidades que te brindan para trabajar, preparás todos tus sentidos para ver qué podés mejorar en algo que ya viene funcionando. El ascenso es un logro colectivo, pero gracias a un montón de factores. Cada uno en su rol fue dando lo mejor y hasta a veces un plus.
-Dentro de todos esos factores, ¿Cuál creés que fue el más importante?
-El orden y la disciplina del club es un rector. Este es un lugar donde cada futbolista se levanta su plato cuando termina de comer, limpia el vestuario, se lleva su ropa. Me parece que eso hace que entiendas que no sos ni más ni menos que nadie. Te tenés que entregar a full por el objetivo. No importa si jugás de titular o te tocó ir de suplente, si sos el entrenador o si sos el utilero. Todos estamos al servicio del objetivo. Eso se notó adentro de la cancha.
“Es muy difícil estar en este club. Hay mucha disciplina. Los entrenamientos en la pretemporada son muy duros. Te levantás a la madrugada, entrenás todo el día, descansás entrecortado. El equipo es muy intenso. Todos corren y se brindan al máximo por el compañero. No creo que todos estén capacitados para jugar en este club… Los chicos limpiamos el vestuario. Acá hay un orden. No se puede comer en ojotas, con celular”, dijo Milton Céliz, histórico capitán del Malevo, en una entrevista a ESPN, para reforzar este “método Riestra” al que refiere Modolo.
Modolo sostiene que “cada jugador que llega entiende que se viene a meter a una máquina que ya funciona y viene a hacer una función específica, aunque eso pueda varias por los sistemas tácticos. Es un equipo muy agresivo para recuperar la pelota, solidario, ordenado y se le pudo agregar un carácter ofensivo muy importante en el último tiempo. Jugamos con cuatro números 9 y para eso hace falta un despliegue enorme porque son jugadores acostumbrados a no defender. A pesar de que la gente dice que cinco en el fondo es defensivo, aunque las estadísticas digan lo contrario”.
-Tu edad, la experiencia previa, que no es tanta comparada con otros entrenadores, han barrido con todos los prejuicios que puedan poner en tela juicio tu conocimiento…
-La experiencia no es garantía de nada, haber sido ex futbolista no es garantía de nada. Se gana y se pierde con todo. Hay futbolistas mega estrellas que se retiran y a los dos meses están dirigiendo. A algunos les va bien, a otros no tanto. Queda en evidencia que, con trabajo, dedicación, humildad y estrategia, se puede ocupar los lugares que deseábamos hace mucho.
-¿Es importante la educación en un jugador?
-La educación es un todo. Es el perfil que tiene el jugador, la predisposición que tiene para aprender y el respeto que tiene para atender cierta consigna. No es solamente tener un buen lenguaje o hablar bien. Hay jugadores que por ahí no tienen una formación académica importante, pero son ultra inteligentes dentro de la cancha, administrando los espacios, sacándose un tipo de encima. Hay un montón de inteligencias.
-¿Te traicionaste como entrenador?
-Lo peor que puede hacer un entrenador es traicionarse cuando no se le dan los resultados. Parte de la inteligencia y la humildad es que muchas veces uno no cambia por ego y hay veces que las situaciones te dicen que tenes que hacerlo. Cambiar no es algo malo, es evolucionar. Es no ser fundamentalista de un solo sistema y tener la capacidad adaptarse según el rival y lo que necesita el club en determinado momento. La impronta de uno siempre está, pero también hay que entender que cuando armás un plantel es una forma y cuando llegas a un plantel que ya está armado y hay una estructura que funciona, es otra forma.
-¿Podrías trabajar en otra cosa que no sea el fútbol?
-“Quien solo sabe de fútbol, no sabe nada de fútbol”, dijo Menotti. Sé hacer otras cosas, pero amo el fútbol. Aunque no me apego demasiado a algo porque te aliena. A veces la solución para un problema no la encontrás mirando un partido, la encontrás charlando con un amigo, con un periodista o con alguien de otro ámbito. El fútbol tiene un poco de todo. Tengo mi otra profesión que es la docencia, en una cátedra de futuros profes de educación física. Me refresca porque me hace estar al frente de pibes y pibas con otros intereses. Para enseñar tenés que dotarte de otras herramientas nuevas. Te obliga a capacitarte todo el tiempo.
-¿Cómo te definirías?
-Animal de competencia. Me gustan los desafíos y siempre me consideré un obrero de esto. Cuando no tenés un apellido de ex futbolista rutilante, cuesta un poco más abrirte puertas. Alguno no te conoce y contra eso combatís con el doble de esfuerzo, el doble de capacitación y horas de trabajo, aun sabiendo que quizás no te llega la oportunidad ni el premio.