De ir a caballo a la escuela en la India y fabricar su propio coche, a correr en el Rally Dakar con el equipo de una estrella del Real Madrid

Christine GZ se enamoró a primera vista de un auto de carrera que pasó por la puerta de su casa y a partir de allí decidió apostar un pleno al automovilismo. En una charla con Infobae, cuenta su historia

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La piloto nacida en la India debutará en el rally más exigente del mundo en la escudería del arquero del Real Madrid

Todo comenzó en la árida isla de Fuerteventura, en Canarias, cuando un Toyota Corolla pasó a toda velocidad por la puerta de su casa. El potente ruido llamó su atención e interrumpió su cena. Ella no entendió muy bien lo que era ni lo que estaba ocurriendo afuera, pero se levantó de la silla y alcanzó a ver un coche que se marchaba a lo lejos. Una hora después, el vehículo regresó y aceleró a fondo. Fue amor a primera vista. Esa muchacha curiosa, que había quedado cautivada por el sonido del motor es Christine Giampaoli Zonca, piloto del equipo equipo TC Racing que correrá por primera vez en el Rally Dakar de Arabia Saudita en 2024.

Con 30 años y casi una década en el deporte motor, Christine GZ (como se la conoce en el circuito) transita su cuenta regresiva para la carrera más dura del planeta, uno de los sueños pendientes por los que luchó durante tanto tiempo. Y lo hará en la escudería de Thibaut Courtois, el arquero belga del Real Madrid, quien incursionó en el automovilismo con un proyecto iniciado en la Fórmula 4. En diálogo con Infobae, la piloto nacida en la India, hija de padres italianos, que luego fue recorriendo el mundo hasta encontrar su pasión, repasó cómo se le abrió la oportunidad de su vida tras ocho años de insistencia.

Su contacto con el experimentado futbolista que participó de tres Mundiales con la selección de Bélgica se dio casi de manera fortuita por intermedio de una productora de Madrid con la que Christine estaba rodando un documental que cuenta el día a día de la preparación para participar en el Dakar, y el detrás de escena de todo el esfuerzo que realizan la corredora y su equipo para competir en el desierto. “Había hablado con el manager de Courtois porque habíamos arreglado para trabajar juntos en la Fórmula 4 y le dije que quería ir al Dakar. Nos miramos y me dijo: ‘¿Cuánto cuesta eso? Creo que podemos ayudar de alguna manera’ Y así fue”, reveló la piloto a este medio. “Thibaut es un crack. Es el jefe del equipo y ya hemos tenido reuniones. Es súper apasionado por el motor sport, ama a los coches y está tan expectante como nosotros con la experiencia. Falta que nos demos una vuelta con el coche, seguro se animará”, sumó la navegante del TC Racing.

Antes de emprender su nueva aventura en tierras árabes, Christine GZ hizo un recorrido por varias categorías del rally y su última parada fue en la última fecha del Extreme E 2023 en el Gran Prix de Antofagasta, en el desierto de Atacama, Chile, donde concedió la entrevista. En una de sus reflexiones, la piloto recordó lo duro que es progresar en el automovilismo sin contar con dinero suficiente para solventar los costos en cada competencia. “Es mucho trabajo porque estás todo el día intentando conseguir auspiciantes y es muy difícil, sobre todo siento que cada año que pasa es más complicado. Siempre estamos contactando gente, en mi caso fue duro competir contra los mejores del mundo porque estábamos buscando sponsors. Cuando los consigues, ya puedes entrenar. En mi caso tengo una rutina diaria en la que comienzo temprano en piscina, luego voy al gimnasio, me junto con mi nutricionista y entrenador. Es un trabajo 360, hago un mix y me gusta″, indicó la corredora “todo terreno”, quien además de haber estudiado ingeniería en vehículos de competición, se las rebusca hablando sobre autos eléctricos en congresos y haciendo presentaciones en eventos.

Christine GZ cumplirá su sueño
Christine GZ cumplirá su sueño y correrá por primera vez en el Rally Dakar

- ¿Cómo nació tu pasión por los autos?

- La historia es un poco loca. Desde chica siempre me gustaron los coches. Tenía en casa todo tipo de maquetas, posters y toda la gente que entraba a mi casa le decía a mi madre que tenía un hijo. Siempre estaba esa broma. Un día vi pasar un Toyota Corolla de rally por mi casa en Canarias (vivió allí desde los 11 años hasta los 19), estaba adentro cenando y de repente lo oigo. Fuerteventura es una isla perdida, muy árida, solo hay surf y tierra... Cuando escuché ese ruido salí corriendo y vi algo que se iba rápido. Lo esperé y a la hora volvió el coche. Lo vi pasar a fondo otra vez y era este Corolla del ‘89 súper antiguo, pero no entendía bien lo que era. Comencé a pensar: “Quiero ver ese coche todos los días, estar adentro de ese auto y manejarlo”.

- Ya te imaginabas dentro del coche...

- Sí. A eso de la semana, el coche volvió y me tiré en medio de la carretera y el Corolla frenó. El copiloto bajó y me dijo: ‘Oye, tú estás loca’. Le pregunté si podía subirme, me dejaron. No sabía ni cómo ponerme el cinturón, ni que tenía cinco puntos. No entendía nada, el coche todo vacío, con barras, el olor a gasolina muy fuerte. De repente empezó a meter primera, segunda, tercera, freno de mano hidráulico. Una locura, mi cerebro hizo cortocircuito y dije: “No sé qué es esto, pero tiene que ser mi vida”. Fue amor, literal.

- ¿Y cómo siguió la historia con el Corolla?

- Empecé a ir al taller del chico (Daniel) y aprendí a cambiar neumáticos. Un día le dije: “Yo también quiero ser piloto”, y me respondió si era rica y, como no lo soy, me dijo: “Pues mucha suerte”. Enseguida le respondí que él tampoco era rico y tenía un Corolla. Me contestó que es mecánico y ahí mi cabeza empezó a pensar. Bueno, pues voy a hacer mecánica y se lo dije. Se empezó a reír obviamente y dije que iba a demostrarle que de verdad quería ser piloto. Fui al desguace y y encontré un chasis de un Gol muerto, lo compré y pedí que me lo llevaran al taller. Prometí hacer un coche de rally y lo puse todo bonito, con un sofá como asiento. Ahí empecé a prepararlo todos los días y me ponía tareas, como soldar las barras, por ejemplo.

Christine GZ, la piloto que
Christine GZ, la piloto que se enamoró a primera vista de un Toyota Corolla y ahora correrá en el Dakar (Instagram @christinegz)

- ¿Qué decía tu familia al respecto?

- Mi familia no tenía nada que ver con los coches, nunca vieron uno de carrera en su vida. Mi padre tenía el coche más barato del mercado que no andaba ni para atrás. Cuando se separan mis padres, yo estaba con mi madre, que atravesaba un momento difícil. Al principio no le conté que quería ser piloto de rally y le dije que iba a jugar al beach voley. A los tres meses, ella estaba contenta de su hija porque estaba en un equipo de voley, hasta que decidió ir a buscarme y nunca me encontró. Toda la historia empezó así, pero fue muy divertido. Ahora mi madre me apoya mucho. No viene a las carreras, pero cuando entendió que eso era mi vida me dijo: “Te voy a apoyar en lo que sea y en lo que te haga falta”. Creo que tenían miedo de que no pudiera hacer este deporte sola o que me hiciera daño.

Christine nació en Pondicherry, India, y vivió con sus padres hasta los 8 años. Allí, andaba descalza y montaba a caballo para ir a la escuela, hasta que su familia decidió mudarse al norte de Italia. Al principio, el cambió fue brusco, pero se acomodó y luego pasó por España, Tenerife, Praga, Inglaterra y Barcelona, donde abrió un taller mecánico con su mentor y debutó como piloto de carreras con 19 años. Su vida la fue llevando hacia otros puntos del planeta como Los Ángeles y México para continuar avanzando en lo profesional y seguir aprendiendo a moverse en un deporte muy costoso. Incluso, llegó a gastarse los mil euros que le quedaban para viajar (a dedo) a Portugal para conseguir un sponsor. “Hicimos cosas loquísimas. Viví en un garage del mecánico de nuestro equipo, luego me mudé a una habitación barata, compartía gastos, pero yo quería correr. Así como fue que empecé a trabajar como instructora de conducción con Audi y Porsche”, recordó.

La realidad le sonríe a la piloto del TC Racing de Courtois. Ahora sí podrá sacarse la espina de vivir a pleno la experiencia Dakar, que demandará una travesía de 7.923 kilómetros en terreno de tierra y arena por el desierto saudí entre el 5 y 19 de enero de 2024. Será un desafío extremo en el cual el hecho de terminar el recorrido puede considerarse una victoria en sí. Para Christine ya hay un primer éxito garantizado, pero aún quedarán más aventuras por vivir y más anécdotas que contar.

Christine GZ durante una de
Christine GZ durante una de sus travesías por la Argentina (Instagram @christinegz)
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