El presente del Manchester United es incierto, tanto en el terreno deportivo por los malos resultados a lo largo de la temporada con Erik ten Hag, como en materia dirigencial por una venta de un porcentaje del club. En paralelo a la crisis, otro punto de discusión es el estado actual del Old Trafford. El emblemático estadio de los Red Devils, que cuenta con 113 años de historia, enfrenta un futuro inquietante: está por recibir una profunda renovación o, de lo contrario, le dará pie la construcción de un nuevo recinto con un potencial costo de hasta 2 mil millones de libras.
Sir Jim Ratcliffe, quien recientemente adquirió un 25% del club e ingresó a la gestión de operaciones de fútbol, instó a la familia Glazer, propietaria del equipo, a considerar tanto la opción de una renovación como la de un innovador proyecto para un nuevo estadio. Según informó el medio inglés The Telegraph, la firma de arquitectura Populous, respaldada por la consultora Legends International, fue la encargada de evaluar el actual estado de la mítica cancha y presentar un plan maestro que incluye diferentes opciones.
Chris Lee, director ejecutivo de la constructora, destacó que el club es consciente de que Old Trafford llegó a un punto en que “casi todo está a punto de caducar”. En específico, se refirió a elementos vitales en la estructura como la cimentación, la electricidad y otros servicios del estadio. Esta preocupación está respaldada por el hecho de que el recinto tiene a la vista signos de deterioro, con problemas tales como goteras en el techo y una fachada que muestra zonas oxidadas.
El portal británico agregó que el envejecido estadio no solo representa un problema estético para el club sino que también plantea desafíos funcionales. Se menciona que los interiores son reducidos y complicados en algunos lugares, lo que resalta una necesidad imperante de actualización no solo para mantener la posición competitiva dentro de la Premier League, sino para sostener la funcionalidad básica del recinto.
El Manchester United obtuvo 136.4 millones de libras en ingresos por día de partido la temporada pasada, lo que se convirtió en un argumento de peso para considerar las obras de construcción o renovación sin afectar considerablemente las arcas del club. La construcción de una nueva cancha podría ser la solución más efectiva en términos de costos a largo plazo y esta propuesta permitiría continuar utilizando Old Trafford mientras se lleva a cabo la construcción en paralelo, evitando así una disminución en los ingresos por partidos.
Sin embargo, la financiación de la obra que seleccione la dirigencia es un asunto aún sin resolver. Ratcliffe se comprometió con una inversión significativa hacia la infraestructura de Old Trafford, pero con la familia Glazer consiguió más de 500 millones de libras para cubrir una nueva edificación. La opción de no realizar ninguna mejora simplemente no es viable y el Manchester United se arriesga a perder aún más terreno frente a sus rivales sin las actualizaciones cruciales.
Clubes como Tottenham y Arsenal ya hicieron movimientos a estadios nuevos, Liverpool remodeló Anfield y el Manchester City expandió el Etihad Stadium. Mientras tanto, el decaimiento físico de la cancha del United se convirtió en un símbolo del abandono bajo la administración Glazer y provocó la burla de los rivales.