“Esta oportunidad me da la posibilidad de terminar mi carrera donde todo comenzó”. De esta manera se presenta Ramón Ángel Bernuncio, un referente en la vida y obra de San Lorenzo de Almagro. Su historia deportiva da vueltas como una calesita. Porque arrancó a jugar a la pelota a comienzos de los 80 en las Divisiones Inferiores azulgranas hasta que debutó en Primera en 1987 de la mano del Bambino Veira, y pasó a integrar Los Camboyanos, un equipo legendario de Boedo. “Jugábamos con el corazón y por la camiseta. Nos destacábamos en Primera División y viajábamos en colectivo”, recuerda el ex mediocampista que se coronó campeón, disputó 101 partidos y marcó un gol en el encuentro frente a Argentinos Juniors en marzo 89.
Luego de tres años de vestir la casaca azul y rojo, le llegó una propuesta para ir al Elche de España, pero como no le mandaron los pasajes, se quedó en la Argentina y se fue a Lanús por un llamado del entonces entrenador Miguel Ángel Russo. Tras una temporada, recaló en el Barcelona de Ecuador para luego pasar por el Necaxa y Toros de México, previo a regresar a nuestro país para sumarse al Deportivo Mandiyú dirigido por Diego Armando Maradona.
Bernuncio fue el autor del primer tanto, contra Rosario Central, de Diego como DT. ”La suerte me ayudó porque ese gol quedará para siempre en el recuerdo. Con Maradona compartimos charlas, asados, mates, entrenamientos, de todo. Diego subía y bajaba como loco, en el sentido de su forma y manera de ser”, cuenta el hombre de 58 años.
Tras un año en el conjunto correntino, el volante central recaló en Platense para luego ser transferido a Olimpo de Bahía Banca, y posteriormente colgar los botines en Juventud Antoniana a sus 33 abriles. Inmediatamente, se calzó el buzo de ayudante de campo de Oscar Ruggeri en el Ciclón. Luego, emprendió su camino como entrenador, pero recibió un llamado del Tolo Gallego para sumarse a su cuerpo técnico en Newell’s y puso en pausa su futuro como DT.
En el 2002 retomó su carrera como entrenador de Juventud Antoniana, pasó por Almagro, Tiro Federal, All Boys y Nueva Chicago. Además, trabajó en otras funciones en Colo Colo de Chile, Querétaro, Tigres de la UANL y Toluca de México, en la Selección Sub 20 de Perú y en el Barcelona de Ecuador hasta que en el 2020 regresó a Buenos Aires, su lugar en el mundo.
En la última semana, las vueltas de la vida hicieron que surja la posibilidad de volver a trabajar en el club de sus amores. Pero esta vez, como director deportivo en la nueva dirigencia comandada por Marcelo Moretti. “Voy a estar pendiente de la Primera División, como también de las Divisiones Menores y acompañando a la dirigencia en este nuevo proyecto. Hay que luchar por un San Lorenzo mejor. Y lo primero que hay que hacer es profesionalizar el club”, adelanta en diálogo con Infobae.
- ¿Volver a trabajar en San Lorenzo para vos es especial?
- Sí, es especial porque es el lugar donde inicié mi carrera deportiva. Arranqué como juvenil. Luego debuté como profesional y son momentos especiales para mí. Después de haber estado mucho tiempo trabajando en el exterior, para mí es muy lindo y gratificante a la vez volver a mi casa.
- ¿Cuánto tiempo hace que esperabas esta oportunidad?
- Yo tuve chances en otras gestiones de estar dentro del club. Es más, en una época fui ayudante de campo de Oscar Ruggeri en San Lorenzo. Luego, me fui al exterior y anduve por Ecuador, México y Perú antes de volver a la Argentina. Uno siempre sueña con estas cosas y me fui preparando para este desafío. Estoy muy feliz de estar nuevamente en el club de mis amores. El presidente electo, Marcelo Moretti, me lo había ofrecido desde hace mucho tiempo cuando empezó con está ilusión. Lo que pasa es que yo nunca me metí en la política porque no me gusta, no es un ambiente que me haga sentir cómodo. Siempre me manejé en un ambiente futbolístico en los distintos países, y fui un poco para ese lado.
- ¿Cuál será tu rol en este nuevo San Lorenzo?
- Director deportivo del club, tratando de gestionar y acompañar a Moretti, al vicepresidente Néstor Navarro y a Néstor Ortigoza desde una estructura laboral, con intercambio de ideas como debe tener un grupo de trabajar para que las cosas fluyan, y estar en contacto con la Primera División, la Reserva y a las divisiones menores.
- ¿Vas a volcar todo lo que aprendiste en el exterior para contratar refuerzos y decidir qué jugadores se quedarán y se irán?
- Por supuesto. Es una decisión que estoy seguro que hay que tomarla en conjunto. No es fácil. Hoy, sería apresurado, pero las cosas son así. Nos toca agarrar un club que termina una etapa y debemos ver cómo está. Analizar qué jugadores se van y los que puedan llegar, consensuar y será todo muy rápido para mí. La idea será errar lo menos posible y preocuparse por eso. El cambio dirigencial tiene estas características y hay que llevarlo a cabo.
- ¿Con qué club se van a encontrar?
- Hay un paneo general. Seguramente va a ver sorpresas. En mi caso voy a estar muy atento en lo que respecta al fútbol y a la diferentes actividades, pero del resto se encargará la dirigencia.
- ¿Cuáles son los primeras medidas que llevarán a cabo?
- Primero, ocupar las instalaciones. Después, observar qué nos dejaron y cómo se encuentra todo, especialmente en lo que respecta a lo deportivo. Son muchas cosas que hay que hacer a partir de ahora. Ordenar y llevar adelante un buen trabajo. Estoy muy contento y feliz, pero no soy demostrativo. A veces me cuestiono un poco eso, pero qué se le va a hacer, soy así y es algo muy especial todo esto en mi vida.
- ¿Vas a estar en contacto directo con Ruben Darío Insua, que se mantendrá en su cargo?
- Sí, Insua va a continuar como entrenador. Hace un tiempo, cuando arrancó todo esto, tuve una charla con él y hace poco tiempo, Ortigoza y Moretti se acercaron para charlar con el entrenador. Cuando ellos hablaron, le demostraron el apoyo y la idea de acompañarlo y traerle buenos jugadores que estén a la altura de lo que es San Lorenzo.
- ¿A qué te referís con jugadores que estén a la altura? ¿Qué ya hayan vestido la camiseta de San Lorenzo?
- No es necesario. Los jugadores que lleguen a San Lorenzo deben de estar a la altura de lo que representa esta institución, y deben tener respuestas a los problemas que se puedan generar. Uno siempre hace apuestas por juveniles para buscar soluciones, pero también te la dan los de experiencia que deben tener esa característica para mí.
- ¿Con qué soñas cuando asumas el cargo de director deportivo?
- Sueño con hacer todo bien. Con achicar el margen de error, que es muy difícil, y lograr llevar a cabo una conducta de entrenamiento que sea modelo en este país. La prioridad siempre es San Lorenzo. La gente que me conoce sabe que este club para mí es lo máximo. Cuando estuve en Ecuador, México, en la selección juvenil de Perú y en Colo Colo de Chile manifesté mi amor y cariño incondicional por San Lorenzo, y aclaré que sí aparecía una propuesta que me interesara, la iba a analizar. Cuando te toca estar en otros países observás diferentes estructuras y te das cuenta todo lo que se hace bien y mal, también.
- ¿Qué le podrías aportar en temas que hayas observado en el exterior?
- Yo me preparé para esto. No soy alguien que asumirá por primera vez este tipo de cargo. Cuando uno tiene una forma de manejarse debe meterle profesionalismo. Eso equivale a tener un orden, una estructura laboral que hay que respetar y que los profesionales que sean parte de esto estén a la altura de las circunstancias, en cada sector que les toque trabajar. Eso es lo que buscamos nosotros para este nuevo San Lorenzo.
- ¿Qué recuerdos tenés de cuando eras un niño y soñabas con debutar en la Primera de Ciclón?
- Tantos recuerdos, y mucha gente que veo cuando voy al estadio que me trae los mejores recuerdos de mi etapa en juveniles. Soy alguien que por más que trabajé en el exterior se mantuvo cerca del Ciclón. Nunca sentí que una u otra dirigencia me generara distancia. Yo ponía esa distancia. Pero me mantenía cerca cuando le tocaba jugar de local y asistía a los partidos. Mis primeros recuerdos son de mis viejos y hermanos que ya no están. El haberme formado allí, y haber conocido un club que no tenía instalaciones, que las calles en los alrededores de Ciudad Deportiva eran caminitos de tierra, no teníamos estadio ni agua caliente para bañarnos. Tengo un montón de recuerdos buenos y malos, pero ¿sabés qué sucedía?
- ¿Qué?
- Queríamos jugar al fútbol y representar a San Lorenzo, más allá de cómo se encontraba el club. Era clase 65 y hace unos días mandé un mensaje a mis ex compañeros para compartirles la alegría que tenía de volver a trabajar al club que me lo dio todo. El fútbol te va llevando por distintos lugares. Arranqué en San Lorenzo, trabajé en varios países con todo lo que eso conlleva, mudar a la familia y te perdés de un montón de cosas, y hoy vuelvo a trabajar a mi casa. Siempre quise volver a vivir a la Argentina. Yo soy de acá. Vivo de manera normal como viven todos. Así que se vienen cosas muy lindas, y hoy tengo recuerdos de gente que estuvo a mi lado en aquellos momentos, familiares que perdí, amigos que ya no están. Ser hincha de San Lorenzo es ser amigo, y no es que vos pensás de una manera, yo de otra, porque este club debe ser grande desde la unión.
- Fuiste parte de Los Camboyanos junto a Ruben Insúa y hoy volverán a trabajar juntos…
- Sí, fue tremendo ese equipo. Jugábamos con el corazón y por la camiseta. Recuerdo que nos destacábamos en Primera División y viajábamos en colectivo. Fueron momentos muy duros que pasamos. Los Camboyanos fue un grupo comandado por los más grandes que nos enseñaron que debíamos tirarnos de cabeza y no nos podíamos equivocar. Y que el error nos llevaba a un enojo de un compañero, por ejemplo. Si en un partido un rival te pegaba un baile y no lo podías parar, te daba vergüenza quedar mal con tus compañeros. Eso representaba lo era ser parte de Los Camboyanos, por esto motivo nos equivocábamos los menos posible.
- De Boedo pasaste a Lanús. ¿Notaste el cambio de un club al otro?
- Sí. Antes de pasar a Lanús tenía arreglado irme al Elche de España y se cayó la posibilidad porque no me mandaron los pasajes. Algo intuía que no se iba a hacer. Tenía todo arreglado de palabra, pero no pude viajar. Era una época en la cual no era muy común irse a jugar al exterior. Me entusiasmaba la idea, pero como tardaron mucho y el libro de pases argentino estaba a punto de cerrarse, me llamó Miguel Ángel Russo para llevarme a Lanús y cerré mi llegada a ese club. Después de eso, me fui al Barcelona de Ecuador, pasé por el fútbol de México y regresé a la Argentina.
- ¿Para sumarte al Deportivo Mandiyú dirigido por Diego Armando Maradona?
- Sí. El fútbol te da muchas cosas y a veces le devolvemos muy pocas. Este deporte me dio el placer de ser dirigido por Maradona, de compartir tiempo con él, asados y el día a día. Fue una convivencia muy linda. Algunas veces como argentinos no nos damos cuenta de la cantidad de futbolistas que salen de nuestro país. No dejo de sorprenderme de lo que fue Diego, el Bocha Bochini, hoy Lionel Messi. El fútbol te da esas cosas,. Compartir con él, tomar mate, comer asado, entrenar y que te diga “pégale así a la pelota”. La verdad que ha sido un lujo.
- Fuiste el primer jugador que hizo un gol en la era Maradona como entrenador.
- Sí, la suerte me ayudó porque quedará para siempre en el recuerdo. Es impresionante lo que generaba Diego. Compartí charlas, asados, mate, entrenamientos, de todo. Diego subía y bajaba como loco en el sentido de su forma y manera de ser. Nos tocó conocer al Maradona lindo, al familiero, carismático, pasional, el que compartía mucho tiempo con sus hijas y sus padres. Haber estado en ese momento de su vida te deja un sabor especial en mi vida, fue de los mejores momentos de mi carrera.
- ¿Pudiste acompañar al otro Maradona, el que necesitaba gente al lado en su peor momento?
- No, porque la distancia no me lo permitió. Nos dejamos de ver por el laburo de uno y otro. Por eso digo que vi al Maradona lindo y nadie me va a contar cómo era él. Se dicen tantas cosas. Pero yo conocí al mejor Maradona de todos. Un placer haber estado a su lado.
- ¿Qué es lo primero que destacás de Maradona?
- Lo buena persona que era con nosotros. El compartir momentos dentro y fuera de la cancha. Sus consejos, su generosidad, sinceridad, y amabilidad en todos los sentidos.
- ¿A qué edad te retiraste?
- A los 33. Me retiré por cosas del fútbol. Jugaba en Juventud Antoniana y un año antes había dejado de entrenar a diario. Luego, pasó lo de mi hermano (Alejandro Bernuncio), y tomé la decisión de colgar los botines. Mi carácter no me permitió seguir, ya que había decidido que mi retiro fuera de la mejor manera en un campo de juego y con la idea de salir a tiempo.
- Cuándo te retiraste, ¿seguiste vinculado al fútbol en diferentes roles o tomaste otro rumbo?
- Empecé a trabajar rápido. Dejé el fútbol y comencé como ayudante de campo de Oscar Ruggeri en la Primera de San Lorenzo. Me invitaron a participar, también los dirigentes, y dejamos una huella con la camada de jugadores que salieron. Cuando Ruggeri se fue, me pareció acordé también dar un paso al costado y arranqué mi carrera como entrenador. Así que dirigí a Juventud Antoniana, a mis ex compañeros, y luego me sumé al cuerpo técnico de Américo Rubén Gallego. No quería ser ayudante de campo porque quería trabajar solo, pero al final pospuse mi carrera de entrenador para sumarme a su cuerpo técnico. Fue un gran maestro del futbol, con tanto recorrido y la cantidad de éxitos que logró. Es uno de los grandes maestros que tuvo el fútbol argentino, sin dudas.