“La sombra de una duda persiste tras una sesión emocionalmente turbulenta que revive los momentos nunca olvidados de una tarde de invierno de hace un año: ¿hubiéramos revivido, por voluntad propia, la prórroga y la tanda de penaltis, el camino de la esperanza hasta el ocaso de la decepción y la noche, si este ejercicio conmemorativo no nos hubiese obligado?”.
Así comienza el artículo del diario deportivo L’Equipe (de la misma editorial de la revista France Football, organizadora del Balón de Oro) que rememora el primer aniversario del título de Argentina en el Mundial de Qatar, tras vencer precisamente a Francia en la final. “A un año de la final del Mundial Argentina-Francia, la historia de la prórroga y los penales”, fue el título elegido para el texto por su autor, Vincent Duluc. “Para una generación que durante 40 años se ha detenido en el gol de Alain Giresse en Sevilla, 3-1 a favor de los Bleus de Platini en la prórroga de la semifinal de la Copa del Mundo de 1982 contra Alemania Occidental, esta pregunta es legítima”, se respondió la pregunta bautismal, poniendo en valor el hecho de haber llegado a la definición, sobre todo teniendo en cuenta que hasta 1998 el fútbol de aquel país no ostentaba estrellas mundialistas en su palmarés.
En su evocación, L’Equipe subrayó varias situaciones que juzgó particularmente injustas o sospechosas. Por ejemplo, en su minuto a minuto de la prórroga, destacó: “Cristian Romero juega con su increíble inmunidad cuando pisa el talón de Kylian Mbappé (97′)”. También la situación física de algunos jugadores europeos que habían sido afectados por un virus. “Estaba enfermo, no completamente recuperado, y había sufrido un desgarro. Aguanté el dolor todo lo que pude, pero durante la prórroga recibí un fuerte golpe en la cabeza y veía estrellas”, contó luego Adrien Rabiot.
“Después de Rabiot, es también el final de la lucha para (Raphael) Varane, que evitó un fuerte momento argentino, y se desplomará tras una última carrera”, continuó con el relato, para soltar no inocentemente una sospecha cuanto menos curiosa: “Este virus, que no era el COVID, arrojará la sombra de la paranoia sobre ciertos Blues que se harán, mucho después, esta pregunta que no se atrevieron a formalizar oficialmente: ¿por qué en este momento de la competición, por qué sólo ellos?”.
Hubo más protestas en la efemérides, pero antes de llegar a los penales, a los que el autor definió como “una pesadilla”, posó su lupa en la épica atajada de Dibu Martínez a Randal Kolo Muani. “Es, de hecho, su única oportunidad en el partido que le dejará inconsolable, durante el invierno y todas las demás estaciones, tal vez durante toda la vida, para arrepentirse de unos centímetros con el balón. Randal Kolo Muani remata en la canilla izquierda de Emiliano “Dibu” Martínez. Todos supieron inmediatamente que volverían a ver esta acción de Kolo Muani hasta el final de los días”, puso en contexto histórico.
Ya en la resolución desde los 12 pasos, Dibu quedó en el blanco de la tinta. “Martínez sobrepasa los límites sin que el árbitro Sr. Marciniak le muestre ninguna tarjeta”, acusó el autor, quien además lo señaló por, según su óptica, elegir a Coman (a quien le atajó el remate) y Tchouameni (lo desvió) como víctimas de sus juegos psicológicos y no a Mbappé, deslizando cierto temor hacia el delantero del PSG.
“Franck Raviot, el entrenador de porteros, se acerca a Lloris, solo en el banquillo. Acuclillándose, repite la información que el cuerpo técnico ha recopilado sobre los lanzadores argentinos, tras lo cual el guardameta francés busca tranquilidad, preguntándose si Messi y los demás tirarán como siempre o si cambiarán su estrategia. Mientras tanto, Martínez busca otra cosa. Pero no busca a Mbappé, como si lo respetara después de recibir tres goles, incluidos dos penales. Será vencido una tercera vez desde el punto de penalti, siempre hacia el mismo lado, a la derecha del guardameta argentino”, rubricó Duluc.
Hay, también, en el epílogo del texto, lugar para los lamentos, para el “qué hubiese sido si...”. Como en una frase que recogió del portero Lloris: “A veces, todavía siento el balón de Dybala rozando mi pie”. O en las palabras que le adjudicó al DT Didier Deschamps en el vestuario: “Preferiría haber encajado tres goles para no tener que volver a hablar de ello...”. “En realidad, preferiría que su equipo hubiera jugado esa final, que hubiera estado en posición de ganarla, pero se entiende la idea”, explicó L’Equipe, en una evocación que seguramente hará ruido en Argentina.
En contrapartida, la selección de Francia en sus redes sociales fue mucho más amigable al referirse al aniversario. Incluso apeló a fotos de Messi y Mbappé juntos en la batalla de Lusail. Y optó por destacar el espectáculo en la que para el grueso de la crítica se convirtió en la mejor definición de la historia de los Mundiales. “Un final de antología. Hace un año, los azules declinaron en los penaltis en la final del Mundial, terminando un partido que será recordado”, resaltaron sus redes sociales.