Corrían ocho minutos del segundo tiempo cuando José Sosa soltó un pase punzante para Leo Godoy, que desbordó por derecha y, apretado contra la línea de fondo, alcanzó a enviar un centro arrojándose al césped. Fue Guido Carrillo el que alcanzó a conectar por el medio y anotar el gol que le dio a Estudiantes la victoria ante Defensa y Justicia y el título en la Copa Argentina, el primero para el Pincha en 13 años.
A los 31 años, el atacante cierra el círculo. Surgido de la cantera, debutó en la élite con el conjunto platense en 2011. A partir de su potencia, ubicuidad y astucia, anotó 42 goles en 137 partidos, hecho que lu ubicó en el radar de los grandes conjuntos europeos. Fue el Mónaco el que decidió comprar su ficha en 10 millones de dólares. En el Principado padeció el gran nivel de Radamel Falcao, lo que provocó que no sumara todos los minutos que deseaba. No obstante, supo exprimir cada oportunidad. Firmó 21 conquistas como suplente, acumuló experiencias inolvidables y siguió llamando la atención de las principales ligas del Viejo Continente.
Por ejemplo, fue compañero de una promesa en ciernes en ese entonces (hoy una realidad irrefutable): Kylian Mbappé. “Llegaba al entrenamiento con su mamá y los muchachos se le reían. Lo subieron al primer equipo después de jugar una Eurocopa Sub 18. Y te dabas cuenta que era diferente”, supo evocar en una entrevista con Fox Sports.
En Mónaco, además de disfrutar de una ciudad acostumbrada a los lujos y al sol, tuvo dos vecinos ultra famosos. El ex Fórmula 1 Felipe Massa y Novak Djokovic. “Massa vivía abajo en el edificio, sacaba las dos Ferraris, las pisaba a las dos juntas y hacía un quilombo... Djokovic tiene un restaurante vegano y estaba siempre, llegaba y saludaba a todas las mesas, un fenómeno. Iba a entrenar y después almorzaba ahí con su hermano”, reveló en su momento.
Su nivel y proyección lo condujeron a la Premier League. A pedido del DT Mauricio Pellegrino, que lo había potenciado en la Ciudad de las diagonales, el Southampton invirtió 27 millones de dólares para adquirir su ficha. Pero no llegó a asentarse. Le costó la adaptación y empezó su periplo por diversas instituciones: Leganés y Elche de España, y Henan Songshan Longmen de China. En el medio, Boca lo buscó en un par de oportunidades, pero la transferencia nunca se concretó.
Su regreso a la Argentina, como manda el ADN de Estudiantes, fue al club que lo impulsó en el fútbol. En enero de 2023 firmó por dos años. Sin un rendimiento sostenido ni el puesto garantizado en el ataque, acumulaba siete tantos hasta la noche de gloria en el estadio de Lanús. El destino (y su olfato) lo pusieron en el lugar preciso, en el momento indicado, para sellar su nombre en la historia del Pincha.
“Es una alegría incomparable. Por suerte pude ayudar convirtiendo. Va dedicado a Alejandro (Sabella) y a toda esta gente, que se merecía volver a festejar. Hay muchos chicos que han vuelto para lograr esto, dejamos el ego de lado, se apoya siempre al que le toca jugar”, ofreció el de Magdalena las claves del éxito de Estudiantes.