Mientras todo el plantel de Estudiantes celebró el título de la Copa Argentina con una camiseta alusiva, Mariano Andújar, referente del plantel, usó un atuendo diferente luego del 1-0 ante Defensa y Justicia que decretó la primera estrella para el Pincha tras 13 años de sequía. El arquero se calzó una remera con la imagen de Alejandro Sabella, histórico ex jugador y entrenador, que falleció hace tres años. Desde las tribunas del estadio de Lanús también bajó el cariño para el ex entrenador de la selección argentina que llegó a la final en el Mundial de Brasil 2014.
“Nosotros llevamos siempre la remera de Alejandro, está presente en el club, desde que entrás hasta que te vas. Cada frase, cada momento, cada enseñanza que ha dejado. Hay que recordarlo, las frases que decía no pasan de moda, al contrario. La familia siempre está en la cancha, lo compartimos con ellos”, explicó el guardameta, que puso en duda su continuidad en la actividad tras la vuelta olímpica.
“Alejandro marcó una época, también me marcó a mí, y eso que yo lo tuve más en la Selección que acá”, añadió el ex Huracán. Fue José Sosa quien se encargó de revelar que Andújar apeló a un viejo latiguillo del ex delantero para morivar al plantel antes de la gran definición.
“La frase es ‘pusimos un cuadro, sin un fondo, solo faltaba escribir la historia y nosotros darle una foto como la que vamos a coronar hoy’”, confesó el volante, quien inició la acción de la conquista de Guido Carrillo que definió el pleito.
“¿Qué nos hubiera dicho Alejandro? Que fuimos dignos representantes de esta camiseta”, se emocionó el guardameta al evocar, una vez más, al DT-maestro de tantos futbolistas, tanto en River -donde acompañó a Daniel Passarella como ayudante de campo-, en el Pincha o en la Albiceleste.
Pachorra se lanzó como coach en soledad, precisamente, en Estudiantes, su segundo hogar, allá por 2009. En La Plata, con el buzo como uniforme, alzó la Copa Libertadores y un Torneo Apertura, antes de pasar a conducir a la Selección, a pesar de que había llegado a un acuerdo para ponerse al frente del Al Jazira de Emiratos Árabes. Pero el llamado desde Ezeiza resultó imposible de rechazar. Allí también, desde sus conocimientos, estilo de conducción, y valores, regaló su legado. Una herencia que volvió a aflorar tres años después de su fallecimiento, cuando Estudiantes volvió a dar una vuelta olímpica, algo que no sucedía desde que él era el regente del banco de suplentes.