En un encuentro tenso y disputado entre los Golden State Warriors y los Phoenix Suns, el veterano Draymond Green se vio involucrado en una controversia que culminó con su expulsión, tras propinar un manotazo en la cara de Jusuf Nurkic. El incidente se produjo con 8.23 minutos por jugar en el tercer cuarto, momento en el que se intensificaba la lucha por la posición debajo del aro.
Green, quien intentaba posicionarse frente a Nurkic en la pintura, reaccionó con un manotazo que envió al pívot de los Suns al suelo. Este acto no pasó por alto para los árbitros que, tras revisar la jugada, calificaron la acción como flagrante de tipo 2, una falta que conlleva la expulsión directa del jugador. Como resultado, Green tomó el camino a los vestuarios, dejando a su equipo con un hombre menos durante una parte crucial del juego.
La situación se tornó aún más delicada cuando, al finalizar el partido que acabó con triunfo de los Suns (119-116), Green se presentó ante los medios para pedir disculpas públicas a Nurkic. El jugador de los Warriors se mostró arrepentido y clarificó que su intención no era causar daño. “Estaba agarrándome de la cadera y yo estaba moviéndome para intentar que los árbitros vieran una falta y haciendo contacto con él”, explicó Green. “Pido perdón a Jusuf porque no tenía intención de golpearle”.
Green reiteró en varias ocasiones su arrepentimiento, reconociendo el nivel del impacto de su acción. En un gesto de franqueza poco habitual en él, clasificó el incidente como desafortunado y subrayó el carácter accidental del contacto.
Por otro lado, Jusuf Nurkic, brindó su perspectiva de los hechos en una declaración después del juego, enfatizando en un tono irónico su preocupación por la salud mental de Green. “Estoy contento de que no intentara ahogarme”, dijo Nurkic, aludiendo a otro incidente anterior de Green. El pívot de los Suns expresó su deseo de concentrarse en el juego en lugar de confrontaciones físicas, sugiriendo que Green podría necesitar ayuda para manejar su comportamiento dentro de la cancha.
Este suceso marca la tercera expulsión para Green en la temporada actual y añade otro capítulo a su historial de encuentros polémicos. Previamente, en noviembre, Green tuvo un altercado con Rudy Gobert de los Minnesota Timberwolves, que también lo llevó a ser apartado del juego y a enfrentar una suspensión de cinco partidos impuesta por la NBA. La liga ha indicado que sus antecedentes de comportamiento antideportivo han sido un factor clave al determinar las sanciones que enfrenta.
En abril, el ala pivot de 34 años, pisó el pecho de su rival durante un partido contra Sacramento Kings. Con siete minutos para el final de un partido vibrante, Domanta Sabonis se encontraba en el suelo tras caerse en la lucha por un rebote, desde ahí agarró en el pie a un Green que quería salir al contraataque y el pívot de los Warriors no dudó en agredirlo. “La explicación (que me dieron) fue que lo pisé demasiado fuerte”, dijo en conferencia de prensa tras ese encuentro.
Mientras Stephen Curry y Klay Thompson dependen de la presencia de Green en la cancha por su aporte defensivo e intensidad competitiva, incidentes como este subrayan los desafíos que enfrentan los Warriors para mantener la compostura y la disciplina deportiva. Para este duelo, Curry marcó 24 puntos y fue el máximo anotador de unos Warriors (10-13) en la sala de emergencias con un terrible registro de 4-11 en sus últimos 15 encuentros.