Hace un año y medio, el periodista Emiliano Pinsón, de dilatada trayectoria en el mundo del deporte, reveló al aire que sufre Parkinson. “Me hice un estudio del sueño y me dio mal. Me hice otro estudio más porque me sentía raro físicamente. Cuando fui al Fleni en febrero del año pasado me dieron el diagnóstico y ahí entendí todo”, detalló entonces su derrotero hasta dar con el origen de sus problemas. Desde ese momento, no sólo no dejó de trabajar, sino que además se convirtió en voz de quienes padecen la enfermedad y ofrece un mensaje de aliento a partir de las experiencias personales.
“Las otras personas no le tienen miedo al Parkinson o a que otras personas tengan Parkinson, y además uno pierde algunos temores. Con mis amigos, una vez que les dije, tenés que bancarte que no podés cortar, y que te corten la comida, o que no podés atarte los cordones, y que te aten los cordones. Pasa. Lo más difícil es que me sequen la espalda. A veces no tengo quién me seque la espalda... Hay que dejarse también ayudar, y está bueno eso”, relató con humor en diálogo con Radio Urbana Play.
El comunicador no teme a apelar al humor para abordar al Parkinson desde diferentes ángulos. “También reírse de eso... Yo lo pasé ya el momento de tocar fondo, de llorar, de pasarla mal. Y después decís, para decirlo burdamente: tengo un intruso en mi cuerpo, ¿qué hago, me llevo bien o mal? Tengo dos opciones. Bueno. Si me llevo mal, la paso mal, si me llevo bien, la voy a pasar mejor. Entonces, bueno, la pasamos juntos. Él no habla, está calladito”, describió con profundidad.
El diagnóstico marcó un antes y un después en su vida, pero también desde el punto de vista del aprendizaje. “Empecé a aceptar un montón de cuestiones, entre ellas, que lo que pasó, pasó; no lo podés cambiar. Podés cambiar algunas cosas del futuro y hasta ahí; podés cambiar el ahora, que eso sí lo empecé a internalizar. Viste que a veces uno está con la locura de ‘uh, va a pasar esto”. No, pará que pase, en todo orden de la vida. Y una vez que sucede, actuás”, explicó su filosofía.
El Parkinson es una enfermedad degenerativa que afecta los movimientos, coordinación, tono muscular y el equilibrio para la que, si bien todavía no hay cura, existen tratamientos cada vez mejores que permiten que quien la padece pueda tener una buena calidad de vida. “Yo tomo medicación todos los días de acá hasta el día que me vaya para que la enfermedad no crezca, no para curarme”, detalló en una entrevista con Infobae.
“Tengo psicólogo, psiquiatra, tengo un equipo que labura conmigo, porque no te la podés bancar solo. Kinesiólogo, fonoaudiólogo, estoy trabajando la motricidad fina, que es la que más me cuesta”, supo explayarse respecto a todas las herramientas a las que apela para seguir adelante. “Tenés una sola vida. Entonces, ¿qué vas a hacer? ¿Te quedás a esperar que te coma la enfermedad o salís a pelear? Me parece que no tenés muchas opciones”, concluyó.