Danae Boronat, la primera relatora de fútbol de la TV española: “Si me quedaba esperando que me lo propusieran, jamás hubiera llegado a este lugar”

La periodista escribió un libro sobre fútbol femenino, prepara una serie para Netflix y no le interesa salir en cámara sino hacer periodismo

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Danae Boronat, la primera relatora
Danae Boronat, la primera relatora de TV en España

No sólo es la primera relatora de fútbol en la TV española, sino la primera en presentar, sola, un programa de fútbol. Danae Boronat es mucho más que eso: infatigable, escribió un libro sobre fútbol femenino, prepara una serie para Netflix y no le interesa salir en cámara sino hacer periodismo. En una entrevista con Infobae habla de todo, del machismo en los medios de comunicación, en el fútbol y hasta entre los futbolistas.

-Cuéntame de tu libro “No las llames chicas, llámalas futbolistas”.

-Me encontré con una situación inesperada. Después de narrar mi primer partido en 2019, de la liga masculina española en Mediapro, como teníamos los derechos del Mundial femenino de ese año en Francia también relaté varios partidos de ese torneo, pero cuando buscabas información referente a las jugadoras, a la historia, no había nada, y me preguntaba de dónde sacaría información para este partido que me tocaba, si no había nada. Y dije “no puede ser”. Esto afectaba a todas las selecciones y a la de España también. ¡Y en un Mundial! Lo que había era una información muy básica. Y ahí me planteé escribir un libro para contar, por ejemplo, quiénes son estas chicas que consiguieron por primera vez clasificar a España para los octavos de final de un Mundial. A alguien seguro que le interesará conocerlas, cómo han hecho para llegar hasta aquí, y si nadie lo hizo hasta ahora, lo voy a hacer yo.

-Parecía un nicho interesante.

-Claro, y justo llegó la pandemia y como hubo que estar encerrados fue ideal para llamarlas y pedirles que me cuenten de su vida, sus historias. Me pasaba hasta tres o cuatro horas charlando con ellas, recogí los testimonios de algunas de las mejores y no sólo del presente sino anteriores, porque el fútbol femenino llevaba ya tres o cuatro décadas, y lo más grave es que yo destapé que España tuvo por 27 años al mismo seleccionador hasta 2015, un señor que tenía alrededor de 67 años, algo impensable, y no habían llegado a nada en competencias, sólo en 2015 acudieron al primer Mundial y se quedaron en fase de grupos y las jugadoras pidieron públicamente su destitución y acabó marchándose. Y buscando información en hemerotecas, me preguntaba por qué lo quisieron echar y no encontraba exactamente los por qué y entonces les pregunté a ellas. Y allí me entraron a explicar todo lo que sufrían.

-¿En qué sentido?

-Insultos, vejaciones, humillaciones, tocamientos. Y hubo un caso en el que una chica me dijo “yo no me atrevo a contarte lo que pasó con él pero traspasó los límites”. Un tipo que se metía en el vestuario mientras ellas se estaban duchando y le daba igual que estuvieran desnudas. Todo mal.

-Por lo menos, alguien alguna vez les preguntó.

-Es que antes nunca se había contado, porque nadie les preguntó. ¿Cómo puede ser que en 2015 ellas pidan que se eche a este entrenador y nadie les diga “bueno, pero ¿qué les pasa?”. Es cierto que ellas se limitaron un poco a lo deportivo, se limitaron a decir que no daba para más y no quisieron ahondar en cuestiones más humanas. No quisieron ir contra el entrenador porque entendían que era un señor de otra época, de otra generación…

Danae Boronat en pleno relato
Danae Boronat en pleno relato

-Y seguramente, miedo a alguna represalia de la Federación.

-Claro. Antes de ellas, en los años noventa, ya habían intentado echarlo. Escribieron una carta y dijeron “estos son los motivos por los que no aguantamos a este tipo”, y no pasó nada, y esa carta se fue a un cajón y a algunas de esas jugadoras las castigaron y no volvieron a la selección. Tenían miedo porque sabían que quejarse podía traer represalias.

-El tuyo, entonces, es un libro de denuncia de la continuidad del machismo en el fútbol desde los tiempos de Ángel Villar en la presidencia de la Federación Española.

-Ya, después de eso siguió con la carta de “Las 15″, las jugadoras que protestaron contra el entrenador Jorge Vilda antes del Mundial, y la Federación las trató de niñitas, tontas, que quieren echar al entrenador, cuando esto afecta a los niveles estructurales de la Federación. No afecta sólo al entrenador, que es un inútil, sino a todos los que están allí. La Federación hizo pública esta carta de ellas y les exigió que pidieran perdón si querían volver a la selección. O sea que lo mismo que pasó en 2015.

-Y eso que las autoridades de la Federación no eran las mismas que ahora, pero el modus operandi es el mismo. Parece un prototipo machista.

-Claro, porque (Luis) Rubiales entró como presidente en 2018 y aporta cierto aire de modernidad y son gestos para que parezca que le interesa el fútbol femenino. Metió más inversión y sí, creció un poco el fútbol femenino pero, claro, venías de menos cien. Por eso, es curioso porque hay muchos paralelismos en cómo se trató el tema en 2015 y como fue tratado ahora, ese abuso de poder, esa posición de “nosotros mandamos y aquí se hace lo que nosotros decimos”, “vosotras no le importais a nadie, no tenéis voz ni voto”, así que fue interesante explicar en el libro que así había sido siempre y que las líderes de aquella rebelión de 2015 no volvieron al equipo. Cuando entró como entrenador Jorge Vilda, a Vero Boquete, que ahora muchos la entrevistaron y sigue en activo y jugó en las grandes ligas, se le cortó la cabeza. Sólo jugó algunos amistosos.

-¿Y las demás jugadoras aceptaron que Vero Boquete no juegue más en la Selección?

-Ellas siempre han tenido miedo, pero ahora, varias jugadoras del Barcelona se negaron a ir al Mundial porque no las escucharon. Y no fueron. Y las otras sí fueron. Porque al final es muy difícil que ellas estén unidas. Hay muchos intereses. Alexia Putellas tiene grandes contratos de patrocinio que si no vas al Mundial no te pagan. Es muy complicado que todas tengan el mismo interés y de eso se aprovecha la Federación: “Que esas queden como que han rechazado la camiseta de su país”.

Danae Borona con Alexia Putellas,
Danae Borona con Alexia Putellas, campeona del Mundial de Fútbol Femenino con España

-Y además del libro, eres la primera relatora de fútbol en televisión.

-Es que antes en España nadie se planteaba ser relatora. Es igual que las jugadoras. Yo, de pequeña, no me planteaba ser periodista. No me podía plantear algo que no existe. Como no existían las mujeres futbolistas. ¿Cómo me iba a plantear ser relatora de fútbol si no había visto a ninguna mujer hacer eso? Es muy difícil. Pero, de repente, tú te planteas “¿Por qué no?” Yo, en este caso, que trabajaba en una empresa que tenía los derechos de la liga masculina y femenina, me lo planteé en 2019, que era cuando se iba a jugar el Mundial femenino de Francia y lo típico que en las fiestas que uno está pensando en sus propósitos para el año, y pensé, un Mundial acá al lado, femenino, ¿y también me lo van a contar los hombres? Y a ellos no les interesa, les da igual. No hablan de ellas. Entonces, yo sabía que ahí había un resquicio de oportunidad, un nicho, para meter la cabeza. Jamás me lo hubiera planteado si ese Mundial era masculino porque sabía que no tendría posibilidades, pero en ese caso, sí, puede ser que te den la oportunidad.

-¿Y cómo siguió el tema?

-Comencé a prepararme yo sola, sin decir nada. Me pasé meses así. Yo ya era presentadora del fútbol masculino, del femenino y entonces empecé a meterme en las cabinas que tiene el canal para relatar y practicar, aprovechando que en Mediapro hay como treinta cabinas de narración. Y en vez de mirar el partido y tomar notas, yo los iba relatando y como allí hay muchísimos relatores, de vez en cuando le pedía a algún compañero que me diera su devolución, que me escuchara relatar.

-¿Y las críticas que recibías de compañeros varones eran totalmente sinceras o notabas algún tipo de celo?

-No, todo bien, desarrollé buena relación, pero yo creo que ellos no pensaban que yo finalmente me atrevería a dar el paso y que jamás la empresa me daría la oportunidad. Incluso, con algún comentarista llegamos a practicar a dos voces. Mis entrenamientos fueron por unos cuatro meses, de enero a abril.

-¿Y cómo llegó la oportunidad?

-En la penúltima fecha de la liga, con horario unificado -se jugaban todos los partidos a la misma hora para que no hubiera ventaja deportiva- y como se jugaban diez partidos al mismo tiempo, se necesitaban diez relatores. Son muchos. Y cuando se acerca el responsable de redacción y me dice “he pensado que narres el Atlético Madrid-Sevilla”, automáticamente yo pensé que se trataba del fútbol femenino y yo dije “pero no se juega esta jornada, no hay partidos de fútbol femenino”, y me dijo “no, no, masculino” y me preguntó si estaba preparada, que quedaban pocos días. A todo esto, yo había estado en el despacho del jefe contándole que llevaba tiempo preparándome y que escuchara un audio para ver qué le parecía y si algún día consideraba que yo podía, me lo dijeran, pero no tuve ningún feedback, no supe más nada, hasta que ocurrió esto…

-Vaya sorpresa…

-Sí es verdad que un par de semanas antes de este partido, me preguntaron si quería ir al Camp Nou para ver cómo es narrar un partido desde allí y era un Barcelona-Espanyol. Dije que sí y fui con un comentarista compañero mío, nos instalamos en la altura del Camp Nou, donde se ven muy pequeños los jugadores, con medio campo de sol y el otro medio de sombra. Pero nunca supe cómo salió esa prueba porque tampoco tuve feedback. Yo me había quedado contenta, el comentarista dijo que había salido “de puta madre, perfectamente profesional y emitible”, pero como no supe nada más, pensé que no me había ido bien. Y llegó esta oportunidad.

Danae Boronat con Andrés Iniesta
Danae Boronat con Andrés Iniesta

-Qué bueno…

-Para mí ese partido fue relativamente sencillo porque eran dos equipos que yo seguía durante toda la temporada, como Atlético y Sevilla, conocía perfectamente a todos los jugadores, sus trayectorias, y fue mucho más difícil el Mundial femenino y de hecho, mi primer partido fue Japón-Argentina, que fue terrible, un partido de handball, sin ocasiones de gol y sobre todo, porque yo no conocía a las jugadoras y no había opción de conocerlas y menos, en el caso de las japonesas, distinguirlas, los nombres. Mucho más complicado cuando uno no conoce a las protagonistas y pasan pocas cosas…

-Cierto, muy complicado. ¿Y qué referencias tenías para relatar? ¿Cómo pensabas articular los tonos, cómo saber qué hacer en alguna situación que no es la propia de un varón, que es el que siempre había relatado fútbol hasta ese momento?

-Eso me preocupaba porque, por ejemplo, la voz de la mujer es más aguda y puede ser más estridente y de hecho, después de narrar el primer partido recibí mensajes como “es insoportable” o sobre el color de voz, y al final es “ya te acostumbrarás”. Obviamente, yo puedo controlar un poco, pero si yo canto un gol, si yo subo un tono, es imposible que la voz sea otra. Hay que acostumbrarse. Es que no estamos acostumbrados al tono de una mujer y tienes que nivelar, pero yo no puedo hacer algo artificial con mi voz. No puedo. Tanto en España como en Argentina, hay relatores que se vuelven locos y no pasa nada. Creo, sinceramente, que hay mucho de prejuicio. Es obvio que mi voz es distinta que la de un hombre, que suena distinto, pero hay que acostumbrarse. La emoción tiene que ser natural, como lo sientas en cada momento. Y al que no le guste, que no lo escuche.

-¿Y hay frases tuyas? En la Argentina es muy común que cada relator tenga alguna frase que lo caracterice.

-Pero eso se gana con el tiempo. Hay quien me dijo que debería tener un sello propio, pero si yo al inicio busco eso, va a ser impostado, no va a ser natural. Yo llevo trabajando un año seguido en catalán y relaté en radio la Champions femenina del Barça y también para la TV la semifinal y la final y fue empezar de cero aunque soy catalana y me crié escuchando relatores catalanes, porque todo ese vocabulario, todas esas expresiones que ya tienes internalizados, te cambia todo, incluso la velocidad. Si yo ya había estandarizado expresiones que podían ser mi sello, ahora las tenía que cambiar para relatar en catalán. Por eso digo que sí, está bien encontrar tus muletillas, tus recursos, que te ayudan a que el oyente o el espectador te reconozcan, y que yo ya de no tener mi sello, pero no es nada que haya que buscar, porque no sería natural, porque creo que lo voy a encontrar con el tiempo. Hubo gente que me dijo, por ejemplo, que tengo que encontrar una forma y cantar los goles siempre igual. Y eso es imposible, porque los goles no son nunca iguales. No es lo mismo un gol en contra, que de taco, que un remate espectacular. Creo en lo espontáneo, en hacer lo que sientes y al menos a mí me ha ido bien así, entonces, ¿para qué lo voy a cambiar?

-Noto un paralelismo entre lo que les pasó a las jugadoras y lo que te pasó con el relato. ¿Por qué antes de vos no hubo nadie que relatara? ¿Por qué sos la primera?

-Es una gran pregunta. Yo tengo muy claro el por qué. Ahí se dan dos factores. Yo tengo referentes de mujeres periodistas deportivas. En Cataluña siempre hubo en la radio, en la TV, pero con ciertos roles que les asignaban. La que es mi referente, que se llama Pilar Calvo, ella hacía campo de juego y hacía entrevistas y para mí eso era un sueño. Veía que de la radio pasó a la TV y yo decía “yo quiero eso” pero como la voz que narraba el partido siempre era la de un hombre, no me planteaba eso, entonces, yo estudié periodismo porque tenía claro que quería ser periodista deportiva y en el primer año de mi facultad ya estaba en una radio de mi ciudad (Tarragona) e iba a los partidos de mi equipo porque yo mamé el fútbol en casa desde pequeña. Y si tú no piensas en ser relatora, ¿quién va a venir a decirte “¿Y tú, quieres probar esto?”. Por otro lado, quien es el responsable de escoger a los relatores de ese partido tampoco se lo plantea, porque aunque nosotras ya estuviéramos en el día a día de los equipos -yo tuve la suerte de que mi equipo ascendió a Primera 56 años después y trabajaba en cuatro medios a la vez. Pero yo entiendo que ningún jefe viniera a plantearme relatar un partido porque yo entiendo que eso supone romper con una tradición y obviamente piensan que tú no estás preparada. ¿Qué hombre va a pensar que estás preparada?

Danae Boronat, la primera en
Danae Boronat, la primera en presentar, sola, un programa de fútbol

-Te iba a preguntar sobre eso. En el ambiente del fútbol español, ¿los hombres creen que las mujeres saben de fútbol?

-No, no lo sé. Lo que a mí me pasó es que yo siempre tuve que demostrar que estaba ahí porque me gustaba, primero, y porque sabía lo que hacía, segundo. Cuando yo estaba en Tarragona cubría conferencias de prensa, entrevistas con entrenadores muy veteranos ya, que a mí me decían “¿tú qué haces aquí?”. Claro, yo tenía 20-21 años y les decía “¿y a él por qué no le preguntan?”, en referencia a chicos de mi edad. Y me decían “bueno, pero tenés que entender que es muy raro, eres la única”. Y yo les respondía “¿Y qué?” Y me preguntaban “¿Pero a ti te gusta esto?”, “Sí, claro, no me está obligando nadie”, “¿Pero tú has jugado al fútbol?” ¿Pero con quién iba a jugar al fútbol si no me dejaban jugar? Claro que lo he intentado. Yo tenía un equipo en mi pueblo, todas chicas, que jugábamos con la ropa que nos daban los chicos, tres tallas más grandes. Jugábamos contra otros pueblos, para pasar el rato. Porque amábamos al fútbol, pero mi madre me decía “te vas a hacer daño”. ¿Y mi hermano no se va a hacer daño? En España había una creencia de que las mujeres se podían hacer daño con el fútbol.

-Hoy parece todo muy lejos.

A mí me explicaron para el libro que escribí que en los años cincuenta y sesenta, los médicos le decían a una mujer que quería jugar al fútbol “te vas a quedar estéril si recibes pelotazos en los pechos”. Barbaridades. De eso se pasó a los marimachos, mujeres que se convierten en marimachos, por lo que no es apropiado para una mujer. En España, las mujeres han podido progresar en deportes como handball, basquetbol, voleibol. El deporte que estaba restringido para las mujeres era el que evidentemente era más masculino. “Vosotras no tenéis ni la fuerza ni la velocidad de los hombres”, cuando son dos aspectos que no son definitivos en el fútbol porque si no, Usain Bolt sería el mejor jugador del mundo. Lo dice Jorge Valdano: en el fútbol hay tres velocidades y la más importante es la del cerebro. Todos los factores que han intentado para que las mujeres no jugaran al fútbol, caen por su propio peso. Hay que pelear mucho para terminar con el machismo.

-¿Y con el periodismo está pasando lo mismo que con las jugadoras? ¿Hay más relatoras ahora?

-Sí, totalmente. Lo importante no es que yo narrara un partido porque después yo no tuve continuidad. Yo narré el Mundial femenino de Francia y después nadie me dio la oportunidad de seguir. Desde la temporada pasada hay dos mujeres relatando en Primera División, Alba Oliveros en Movistar y Andrea Segura en DAZN, relatan cada jornada un partido masculino. Ese es el gran cambio. Cuando pasó lo mío, que fue noticia en toda España, la gente se preguntó cómo no había habido ninguna relatora antes. Y yo pregunté “¿cómo que ‘cómo’? ¡Es que no nos dejaban!”, simplemente que ninguna dio ese paso que yo di al frente. “Hola, yo quiero hacer esto. ¿Me dejáis? ¿Puedo?”. Lo hice yo. Si yo me hubiera quedado esperando, eso no hubiera pasado jamás, porque…¿qué ganaban? Todo era riesgo, porque a una mujer la van a criticar, la van a matar. ¿Por qué iban a arriesgarse si tal como estaba, funcionaba? Ningún jefe, ningún hombre va a ver ese valor añadido que, de repente, rompamos con lo establecido. ¿Por qué las mujeres pueden relatar gimnasia rítmica, natación? En España hay una mujer, Paloma del Río, que narró todos los Juegos Olímpicos que te ponía la piel de gallina, y una vez le pregunté por qué no narró fútbol y me dijo que nunca lo pidió porque le parecía imposible que la dejaran. A mí, cuando comencé con esta idea, mi entorno me dijo “¿dónde vas? ¿por qué te quieres meter ahí?” y dije “¿por qué no?”, por miedo al qué dirán. Yo decía “yo lo quiero hacer por mí, por demostrarme a mí misma que puedo narrar un partido. Yo no tengo que demostrarle nada a nadie. Yo no sé si seré una excelente relatora. Eso es muy subjetivo porque hay que saber y porque hay que proteger al que te está viendo si en un partido no pasa nada”.

Danae Boronat relatando
Danae Boronat relatando

-Y de las nuevas generaciones, ¿alguna relatora te consulta, te pide consejos?

-Sí, bueno, yo tengo relación con todas. Somos muy pocas. Cuando yo relaté el Mundial femenino 2019, otra compañera, Sara Giménez, también lo relató y ella y yo hablábamos muchísimo. “¿Cómo te ha ido? ¿Con qué sufriste más?”. Claro era para desahogarnos y al final cada una se preparaba el partido como le parecía. Por ejemplo, yo utilizo unos postits pequeños por si hay un cambio de posición y entonces los muevo y hay otras que utilizan otro método. Una de las dos que relatan ahora era compañera mía y vino y me dijo “dime cuatro cosas de cómo lo hiciste al principio”, esa sororidad de ayudarnos entre mujeres, sobre todo apoyarnos ante la crítica desmedida que sufren ellas y que yo sufrí primero. Ellas son maravillosas, son buenísimas, pero tú lees los comentarios…

-Porque las atacan por un lado que no es técnico…

-¡Las atacan por todo! Por el tono, por el ritmo, por el vocabulario.

-¿Desde el público?

-Sí, sobre todo desde las redes sociales. A mí hay futbolistas que me han dicho “pero es insoportable escuchar a ésta”, es que esto es muy de gustos y desde afuera es muy fácil opinar, pero es obvio que la relatora sabe lo que está haciendo. Ese menosprecio… Porque tú puedes decirme que no te gusta como relato por mi estilo o por lo que sea, como a mí no me gustan algunos relatores, y digo “no lo soporto, habla mucho, grita mucho, es muy aburrido”. Tú lo puedes decir, pero no decir “es malo”, “no sabe”. No, eso no. Eso es lo que nos pasa a nosotras, que todavía ponen en duda tus conocimientos, y todos los días nos enfrentamos a eso, entonces es muy difícil que haya muchas mujeres que quieran porque nosotras contamos lo que se sufre.

-Y si tuvieras que proyectar esta situación a los próximos años, ¿cómo la ves?

-No soy nada optimista. Debo decir que lo que pasó ya me parece bastante transgresor. El hecho de que haya dos mujeres relatando constantemente la Liga y que Televisión Española tenga narrando a una mujer en el Mundial femenino… Yo no confiaba en esto. Ya es un avance. Yo ni digo que estemos en un cincuenta por ciento cada uno porque todavía no hay tantas mujeres que quieran, pero para mí si en diez años hubiera un treinta por ciento de mujeres relatoras, sería increíble. Y creo que no va a pasar. Creo que ya los medios entienden que deben tener alguna, un poco por postureo.

-Las relatoras que están ahora, ¿hicieron lo mismo que tú o vino el medio y les dijo que relaten?

-No lo sé. Eso se me escapa. Yo sé que mi compañera Alba Oliveros, de Movistar, siempre había querido porque cuando yo relaté, me dijo “guau, ese es mi sueño” y yo le dije “tú lo vas a conseguir cuando tú quieras”. Supongo que ella lo dijo, pero no te sé decir exactamente cómo fue.

-¿Y te ha pasado de gente que te diga que quiere ser como tú?

-Sí, claro. El año pasado estuve en una escuela práctica e hicimos relatos deportivos de radio y tenía tres o cuatro mujeres en un grupo de quince. Y me dijeron que habían venido porque sabían que yo era la profesora. Y al presentar el libro, en el momento de las firmas, muchísimas chicas decían “es que yo juego al fútbol, quiero estudiar periodismo, pero nunca había pensado en ser relatora y ahora, sí”. Eso es increíble. Pero no por ser yo, sino que hemos roto un techo, hemos cambiado algo.

-Pero falta mucho.

-Muchísimo. Me pregunto por qué una mujer no presenta el programa nocturno de las radios deportivas, los programas más escuchados. Ahí no hemos llegado todavía. Porque decidir de qué se habla, presentar el programa, o a dirigir redacciones de periódicos deportivos. Hay alguna redactora jefa, Laura Martínez en Cadena SER Barcelona, pero todavía no tenemos esos puestos de responsabilidad. Tampoco nos dejaban presentar programas. Como mucho, decían, esta chica puede ser segunda voz, puede leer los mensajes de la audiencia, puede ser reportera. Yo soy también la primera que presentó, sola, un programa deportivo en España, sin un hombre al lado. Estaba yo sola, con Jorge Valdano a un lado, Andoni Zubizarreta del otro, para analizar prepartido, pospartido.

-Yo vi, sin embargo, en España, desde hace años, a periodistas deportivas presentar el noticiero.

-Sí, pero ¿sabes por qué? Porque al final todos los hombres que nos han dado oportunidades piensan que nosotras queremos estar delante de la pantalla y salir estupendas. Entonces, ahí sí te dan la oportunidad. En el noticiero siempre son gente con buena apariencia que al final, lo que hacen es leer un teleprompter. Ahí es contar la noticia que estás leyendo. Eso te dejan. Por eso el hecho de ser relatora es estar detrás de las cámaras, porque generalmente no se nos ve. Y eso no lo querían, no lo veían para una mujer. Yo quiero hacer el reportaje y me da igual salir en pantalla o no salir. Ellos siempre han pensado que las mujeres nos metíamos en esto para salir en televisión. Que las hay, las habrá, como hombres que también persiguen lo mismo. Aquí hizo mucho daño Sara Carbonero, la e xmujer de Iker Casillas, y lo digo porque soy coetánea. Y siempre surge eso de “otra Sara Carbonero”. Perdón, pero yo no quiero ser la novia de ningún futbolista. Para nada. A mí me interesa lo que hay detrás del fútbol como movimiento social. Por eso ahora, yo me estoy yendo al fútbol femenino porque para mí, hay un componente de transgresión social, de derechos que traspasa al deporte y por eso es genial explicar lo que está pasando ahora con la explosión del fútbol femenino y por qué no es casual que en los países en los que el fútbol es religión, como España, Italia, Argentina, es donde más se nos ha negado a las mujeres.

-Tú lo dices por su cultura latina, machista

-Claro. Donde el fútbol femenino progresó antes, es en Estados Unidos, donde el soccer a los hombres no les gusta ni tiene importancia, en países asiáticos, los nórdicos como Suecia o Noruega.

-Donde los derechos sociales están equiparados y el desarrollo es igualitario.

-Totalmente. Y se parecen en resultados porque la inversión es la misma. Por eso me interesa el fútbol femenino, porque el masculino se ha convertido en un negocio y sólo interesa facturar y me parece muy bien, pero perdió su esencia y se alejó de los hinchas. Son hombres-marketing y luego, las simulaciones. Eso no pasa en el femenino. La falta de Nacho, del Real Madrid, en Girona, es impensable entre las chicas. El respeto que hay entre ellas… Es que nos ha costado tanto llegar hasta aquí, que no te voy a poner el riesgo tu físico. Obviamente hay quien tiene interés en que se convierta en negocio y poder vivir de esto, pero la intención no es llegar a eso. Y cuando las critican, dicen “¿pero, qué quieren? ¿Ser como Messi?”. Nooo, jamás. Pero sí la lucha como la de la selección femenina de los Estados Unidos. ¿Cómo no van a cobrar lo mismo que los hombres si están defendiendo la misma camiseta? ¿Cómo no van a cobrar las mismas primas? Y en España ni se atreven a decir eso, pero lo tienen que pedir. Porque van a hacer exactamente lo mismo que ellos. Estamos muy lejos todavía, en fútbol, en periodismo deportivo…

-Hablando de eso, pareció que en España los futbolistas no parece que hayan apoyado a las mujeres en su lucha.

-Terrible. Borja Iglesias, delantero del Betis, fue el primero que salió y dijo “no voy a volver a jugar con la selección española hasta que no cambien las cosas. No me siento identificado con esta Federación”. Fue el primero y el único. Seguro que hubo compañeros que se rieron de él. Isco, también del Betis, escribió un tuit apoyando a Jennifer Hermoso en el affaire del beso de Rubiales. Y poco más. A mí no me sorprende nada. Si el Barça tiene el mejor equipo de Europa desde hace cuatro años en mujeres y los jugadores varones no van a los partidos. Yo soy el club y les obligo. Tienes que ir al menos un partido al año, aunque sea por visibilidad. Tú tienes que apoyarlas públicamente en las redes sociales, felicitarlas si han ganado un título.

-¿Y por qué creés que sucede esto?

-Porque ellos no sacan ningún beneficio. Yo le pregunté a Borja Iglesias si creía que los jugadores veían el crecimiento del fútbol femenino como un peligro y me dijo “obvio”. Si un gran club tiene un presupuesto de 500 millones de euros, tiene que repartir la torta. Y ellos no quieren. Son egoístas, cuando hoy ellas son las campeonas del mundo y ellos no. Y la industria, las hinchadas, todos hemos aplaudido su egoísmo, su egocentrismo. Desde el momento en que se bajan del autobús y no se paran a firmar un solo autógrafo y nosotros no denunciamos eso. Las jugadoras, cuando acaba el partido, se quedan media hora firmando. Y te lo dicen: “Que ellos ya no lo hagan, no significa que sea normal”. El Barcelona hace cada año la foto de los dos planteles. Y yo les pregunto a ellas si cuando se juntan, ellos las conocen y te dicen “bueno, sí, a Alexia (Putellas), que ganó dos Balones de Oro”.

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