Qué hay detrás del primer título internacional en básquet de Instituto de Córdoba: el crecimiento del club de barrio

La Gloria logró el cuarto campeonato en tres años y se afianza como uno de los dos grandes equipos del momento en el país. Testimonios y los motivos de gestión y deportivos detrás de este éxito

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Instituto festeja su primer título
Instituto festeja su primer título internacional

26 de abril de 1985. Fecha inaugural de la flamante Liga Nacional. León Najnudel, el mítico creador de la competencia, realiza el salto inicial en la cancha de Obras, juegan San Lorenzo y Firmat FC. Unos minutos antes, en Bahía Blanca, Pacífico abre el fuego con Atenas y algunos después, en Córdoba, Instituto recibe a Sport Club. Pasaron 38 años y la Gloria sigue ahí, en la elite. Claro, no siempre fue así. El club de Alta Córdoba fue uno de los pioneros pero apenas duró dos temporadas en la máxima categoría. En la de 1986 terminó penúltimo y se fue al descenso. Le costó 29 años regresar a la máxima división pero cuando lo hizo, fue para dejar su huella profunda. Desde aquel ascenso, en 2015, no detuvo su crecimiento y ambición hasta lograr este domingo su primer título internacional, la Liga Sudamericana, la segunda en importancia en el continente.

Lograron cuatro títulos, pero éste
Lograron cuatro títulos, pero éste trasciende fronteras

Fue en Montevideo, tras vencer a Titanes de Barranquilla en la final, logrando la cuarta estrella en tres años -la primera de un club argentino en tres años a nivel internacional- y ratificándose como el gran equipo nacional -junto a Quimsa de Santiago- de estos últimos años. Nada es casualidad, todo tiene un por qué y acá vas a conocer las razones de esta nueva era, que no sólo se refieren al básquet sino al crecimiento de una arraigada institución de barrio.

Instituto recuperó el básquet y el básquet recuperó a Instituto. La Gloria fue parte de aquellos primeros tiempos, cuando Najnudel convenció a todos de la necesidad de armar una liga federal, a lo largo y ancho del país, para que los mejores compitieran lo más seguido posible con los mejores. A la Gloria le costó hacer pie: fue 11° (de 16) en la primera edición, con 9 triunfos y 20 derrotas, y perdió la categoría, en 1986, luego de caer en 23 de los 31 partidos. Incluso perdió un juego por no presentación.

Lucas Victoriano, el primero de
Lucas Victoriano, el primero de la historia en ganar la Liga Nacional como jugador y entrenador.

Claramente no estaba preparado para el desafío. Entre 1987 y 1990 estuvo en la Liga B, intentando volver a la máxima categoría. Aunque sin suerte. También lo buscó en 1996, comprando plaza del TNA (segunda división). Pero la experiencia sólo duro tres años, descendiendo, en otro golpe para el básquet local. Por años lo suyo fue disputar el torneo cordobés, siempre a la sombra del resto, especialmente de Atenas, el dueño de la provincia y del país, el club más ganador y prestigioso de la historia del básquet argentino, ganador de nueve LNB y con décadas de grandes resultados, con un estilo y una marca cordobesa indeleble.

Pero, de a poco, Instituto resurgió. En el peor momento, cuando el club debía dinero -se habla de 12 millones de dólares- y le costaba armar equipos incluso para jugar el torneo local, apareció Mario Cavagliatto, el padre del actual presidente, quien refundó el básquet del club. En 2011 se logró el campeonato de la Liga Cordobesa y eso le dio la plaza para, en 2012, iniciar el camino a nivel nacional, en el Torneo Federal. Tras una temporada, en 2013 llegó al TNA (hoy Liga Argentina) y el 8 de mayo de 2015 ascendió a la Liga, en aquel festejo en el estadio Héctor Etchart de Ferro. De a poco fue creciendo en protagonismo. Paso a paso, con profesionalismo, seriedad y ambición.

Así llegaron los arribos a instancias definitorias. Un sueño que parecía imposible años atrás. Pero, como suele pasar, antes de disfrutar en grande, hay que saber sufrir. Instituto perdió la final del Súper 20 del 2017 ante San Martín de Corrientes. Luego le pasó lo mismo en las definiciones de la Sudamericana en 2018 y de la Liga en 2019, ante San Lorenzo, el club dominante por aquellos tiempos. Derrotas que sirvieron de aprendizaje para saber lo que faltaba. Y alimentar el hambre.

En el 2021 al fin se sacó la espina ganando el Súper 20 en su casa y ya nada detuvo camino a la Gloria. Llegó la ansiada Liga siendo el primer club que fue capaz de ganar el decisivo choque de una final como visitante, en este caso en Santiago y en la última pelota, nada menos. Luego se llevó la Supercopa 2022. Otra vez ante Quimsa. Y ahora llegó la conquista internacional luego de comenzar a ser protagonista de esa escena desde hace dos años, siendo campeón de la Liga Sudamericana en una edición que no tuvo brasileños dentro de los 12 participantes, pero que no era nada fácil de ganar, sobre todo pensando en la crisis que atraviesa el básquet nacional.

En la final dio vuelta el partido que lo tuvo abajo por 12 tras el entretiempo, sin controlar el ritmo de juego y tirando un bajísimo 2-17 triples. Pero apareció la defensa y el goleo de los extranjeros Hoover (22 puntos, el MVP del torneo) y Jefferson (23), con muy buenos momentos de Mauro Cosolito (16) para que cambiara la dinámica del juego. Y la confianza de ambos equipos. La victoria, por 81-72, fue la primera para un equipo argentino, tras la conquista de Quimsa en la Liga de las Américas 2020, en medio de la pandemia.

La celebración del equipo luego
La celebración del equipo luego de vencer Titanes de Barranquilla en la final

Para Instituto es un paso más de un club que se recuperó, se afianzó en la elite -también del fútbol- y siempre va por más. Con el liderazgo de Juan Manuel Cavagliatto desde las oficinas, a quienes no pocos apuntan como la persona más preparada para la necesaria renovación de la dirigencia del básquet a nivel nacional. En Alta Córdoba lo veneran y algunos ya lo mencionan como el mejor presidente de la historia. Básicamente porque agarró en el peor momento y lo levantó. Y no sólo en básquet. En fútbol ascendió y se afianzó en Primera. Y en otros deportes también ha mejorado. Ni hablar cómo subió la masa societaria, hasta 37.000, lo que permite funcionar con robustez -el último balance arrojó un superávit de 315 millones de pesos- y encarar nuevas obras, como en el predio La Agustina, donde se avanza en una gran modernización de las instalaciones y se está construyendo el centro deportivo de alto rendimiento -de tres pisos- para el fútbol profesional y toda el área de trabajo para las inferiores, incluida la pensión para los chicos. El club también tiene profesorado de Educación Física desde hace casi una década y media y escuela desde 2011.

Todo nace desde la gestión, claro, aunque otra parte esencial es la que sostiene Lucas Victoriano, el primero de la historia en ganar la Liga Nacional como jugador y entrenador. El tucumano fue parte de la Generación Dorada, en sus comienzos. Tal vez el mejor de aquella génesis, un base alto, talentoso, que estuvo en la mira de la NBA y hasta se lo llevó el Real Madrid, como la nueva joya del básquet nacional, pero su carrera se fue diluyendo, seguramente porque a ese edad no tuvo la ambición o la madurez que requerían esa explosión, pero tomó nota de eso y como entrenador capitalizó el aprendizaje, buscando siempre estar listo para el nuevo desafío.

A Instituto llegó en junio del 2021, cuando el club ya era protagonista pero le falta un paso más, ganar. Ganar títulos y Lucas ya logró cuatro, siendo el líder desde el banco. “Cuando nos conocimos con Juan Manuel (Cavagliatto) nos dimos cuenta que teníamos los dos el mismo hambre. O éramos el hambre y las ganas de comer. Yo quería ir por títulos, Instituto estaba cerca y no podía concretar. Por suerte esta alianza nos dio lo que buscábamos. Yo estoy muy orgulloso y el club también. Porque tiene mucho valor lo que estamos logrando. Es hermoso ir viendo cómo se va armando una disciplina importante en un club de futbol. No es fácil, pero nos hemos hecho un lugar y estamos quedando en la historia”, fue el primer análisis de Victoriano.

Lucas se refirió al valor de esta primera conquista internacional. Suya y del club. “Es una revancha. Para el club y para mí. Ambos habíamos estado cerca, Instituto en 2018 y yo, con Estudiantes de Concordia, en su momento. Ambos teníamos el deseo de ganar la Sudamericana. Era un desafío importante y lo alcanzamos. Básicamente porque creímos en eso. Tal vez para mucha gente es una sorpresa, porque cambiamos todo el equipo de una temporada a la otra y sumamos varios chicos, sin tanto renombre. Por eso estoy muy contento. Y por cómo lo hicimos, de punta a punta”, analizó, poniendo el foco en este nuevo plantel que se conformó.

Mauro Cosolito festeja con la
Mauro Cosolito festeja con la copa.

Leandro Vildoza, el base, se quedó para seguir siendo el general dentro del campo y hoy muestra su felicidad. “Me quedé porque me gustó mucho el club y sus pretensiones. Es una institución muy ordenado y cuando estás adentro es como vivir en una familia. Te sentís como en casa, porque te hacen sentir parte del club. Lograr un título internacional muy difícil de conseguir y por eso le haberlo conseguido es muy importante, especialmente porque es el primero para mí y para el club”, resaltó.

El resto arribó para volver a armar otro equipo ganador y ya disfruta. Mauro Cosolito llegó para sumar su experiencia, defensa y tiro lejano, mientras se buscó un cambio de internos, se fue la potencia de Taya Gallizzi y llegó el conocimiento de juego y eficacia de Javier Saiz, además de la capacidad física y disciplina de Roberto Acuña. También se les dio pista a Bauti Lugarini y Fede Elías, dos jóvenes en pleno ascenso en el perímetro, mientras se apostó a extranjeros sin experiencia en Liga como Hoover (MVP de esta conquista) y Jefferson. “Queríamos tener una mezcla, entre jóvenes que hayan jugado ya en instancias importantes, jugadores de experiencia y extranjeros casi que novatos para el mundo FIBA. No fue fácil el mercado, resultó un proceso difícil, pero armamos un buen plantel y enseguida nos dimos cuenta que teníamos un grupo muy bueno, que pedía más. Por suerte conectamos rápido en la parte defensiva, que fue la clave, y fuimos mejorando en ataque”, rescató Lucas.

Nicola Pomoli y su alocado
Nicola Pomoli y su alocado festejo colgado del aro

Victoriano mostró, además, su felicidad personal. Primero porque el esfuerzo que hace, estando lejos de su hija, rinde sus frutos… Carlota, de 9 años, vive en Madrid con su madre. “Tener resultados ante el sacrificio de estar alejado del abrazo cotidiano de mi hija te da fuerzas. La mamá de Carlota, que es ex jugadora, entiende la situación y yo decidí que este es el momento de crecer como entrenador”, explicó quien sabe que cada año, con cada título, se posiciona mejor, tal vez llegando hoy a ser el coach más importante dirigiendo en nuestro país. “No sé realmente como me posiciona, pero está claro que tengo mis ambiciones, como llegar a Europa y a la Selección. Pero primero siento que me estoy preparando para cuando lleguen esos desafíos. Algún día me gustaría estar en ambos lugares. En el caso del seleccionado respeto mucho al cuerpo técnico actual. Yo estoy en proceso de preparación para cuando llegue la chance”, admitió.

El básquet, está claro, recuperó a Instituto, que en el básquet va marcando una era mientras se consolida y crece como club. Alta Córdoba y el deporte argentino, agradecidos.

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