A dos horas de la ciudad de Calama, en pleno desierto de Atacama, Chile, se corre la última fecha del Extreme E, la categoría de autos eléctricos todo terreno que destaca por promover la igualdad de género al juntar en la competencia a pilotos de ambos sexos y que busca generar conciencia sobre el cuidado del medio ambiente con tecnologías ecológicas. En medio del inhóspito escenario, rodeado de minas de cobre, se encuentra montado un campamento gigante donde conviven los competidores, mecánicos, personal médico, periodistas, fotógrafos, cocineros, oficiales, personal médico y todo el staff de la organización.
El circuito, que recorrió Infobae, consta de 74 carpas que están distribuidas a lo largo y ancho del terreno y fueron instaladas mediante una grúa portuaria, seis grúas y una flota de camiones de plataforma que se utilizarán durante el evento y para el desmontaje de la estructura. Tras el ingreso por el acceso principal, se encuentran los paddocks, el área donde los equipos se reúnen para plantear estrategias de la carrera y reparar sus vehículos. Siguiendo el sendero pueden observarse a los mecánicos en boxes realizando sus tareas y unos metros más adelante se encamina la pista donde los pilotos deben desafiar los obstáculos y demostrar sus habilidades al volante.
El complejo está muy bien organizado, con personal médico a disposición, puestos de hidratación y baños químicos en cada posta. También tiene otras áreas comunes como el sector de prensa y el salón comedor, que ofrece un variado menú como carnes asadas, hamburguesas, vegetales y bebidas frescas. El espacio VIP tiene aún mayores comodidades como sillones con pantallas para seguir la transmisión de la carrera, una barra con cocktelería internacional, DJs en vivo y otros menús más exclusivos.
La carrera, en la cual no está permitida la presencia de espectadores, acapara la atención de la prensa local e internacional. De todas partes del mundo han llegado al desierto para generar contenido aunque no hay pilotos argentinos en competencia. El periodista especializado Daniel Panelo, nacido en Uruguay, pero radicado desde pequeño en Buenos Aires para narrar y fotografiar su pasión habla sobre el evento. “Empecé a interiorizarme en las carreras de autos eléctricos a partir de 2012, con la Fórmula E. Extreme E es una carrera todo terreno, tipo Dakar, que tiene como positivo el cuidado del medio ambiente y como cuidan la limpieza. Pero además los pilotos de ambos sexos compiten a la par, sin privilegios, con las mismas responsabilidades y eso beneficia al espectáculo. Es una carrera joven, pero que ya el año que viene pasará a ser híbrida y en 2025 ser en un cien por ciento a hidrógeno”, compartió en la zona de prensa a este medio en su tercera cobertura.
Por otra parte, los organizadores del rally Extreme E utilizaron un sistema de micro red para suministrar de energía al evento del Copper X Prix en el desierto de Calama y utilizaron paneles solares flexibles y finos que son ideales para ser transportados e instalarlos sin dificultad. “Los componentes clave que producen energía limpia son la pila de combustible de hidrógeno y nuestro sistema de paneles solares. Ambos almacenan energía limpia en nuestras baterías. Toda esta energía se produce sin emisiones de carbono, sin partículas ni contaminantes atmosféricos como los óxidos nitrosos”, le explicaron a este medio. La expectativa para la temporada 2024 es realizar el evento con energía de hidrógeno, solar y eólica, 100% renovables.
Toda esta misma estructura, al estilo campamento militar, se ha repetido en las diferentes ediciones de la carrera, que suele elegir destinos poco convencionales, al estilo Rally Dakar. En su tres temporadas, la categoría de coches SUV Odyssey 21 eléctricos viajó por todo el mundo, como por ejemplo al desierto de Neom, en Arabia Saudita; la zona minera de Dumfries y Galloway, en Escocia; la isla de Cerdeña, en Italia, y hasta la costa uruguaya en Punta del Este. A pesar de haber estado muy cerca de integrarse al calendario en 2023, la Argentina aún no pudo ser sede de la competencia.
En cuanto a la logística principal, la infraestructura del campeonato y los autos de carrera de los pilotos llegaron en un barco de carga, desde Cerdeña, atravesando el Canal de Panamá para su destino final en el puerto de Mejillones, en Antofagasta (Chile) y se tardó casi dos meses en completar la travesía. La embarcación, llamada Saint Helena, que cuenta con un laboratorio a bordo para investigaciones científicas relacionadas al medio ambiente, volverá cargada a los mares rumbo al puerto de Londres para la próxima cita del Extreme E en 2024.