Cuatro argentinas fueron liberadas en la Franja de Gaza tras 52 días de haber sido secuestradas por Hamas. La tregua entre Israel y el grupo terrorista permitió la libertad de Ofelia Feler de Roitman, Gabriela Leimberg, su hija Mia, y Clara Marmán, junto con una nueva tanda de rehenes. Estas mujeres estaban entre los 18 argentinos capturados el 7 de octubre y ahora restan nueve por negociar.
Ofelia Feler era la rehén argentina más longeva a los 77 años. Al igual que el resto de las víctimas mencionadas, vivía en el kibutz Nir Oz. La mañana del sábado 7 de octubre Ofelia estaba sola en su casa: su esposo Héctor se encontraba internado en el hospital por una operación en su cadera. Empezó a escuchar los disturbios, las bombas, y como era costumbre se recluyó en el refugio que integra su casa: una habitación antibombardeo por el espesor de sus paredes.
Mientras se encontraba allí mantuvo contacto con su familia, hasta que envió un mensaje en el que detalló que escuchaba “movimientos extraños”. Fue la señal de que había sido secuestrada. Hernán Feler, periodista y sobrino de la liberada, contó en primera persona cómo se vivió la noticia en el círculo íntimo. “Se terminó una parte. La primera parte de que mi tía ya volvió a Israel, ya está siendo atendida y se la vio bien y sonriente más allá del calvario que vivió 52 días. Ahora estamos esperando el reencuentro con la familia, con su marido y sus hijas. Han sido días muy difíciles y estamos muy conmovidos todos”, relató emocionado en charla con TyC Sports.
Y añadió al respecto: “La noticia de que mi tía figuraba en la lista de hoy de los rehenes que iban a ser liberadores en este nuevo acuerdo la conozco desde ayer a la noche y traté de guardarla como él me pidió para que no se filtre y todo transcurra con total normalidad. Volvimos a hablar hoy a la mañana temprano y me costó muchísimo poder dormir. A las 3 de la mañana de acá, que eran las 8 de la mañana de allá, mi primo fue a buscar a mi tío y hablamos por teléfono hace 20 minutos para ver cómo la habían visto”.
Emocionado por la situación, no pudo contener las lágrimas. “Feliz. Mi papá es uno de los hermanos, Ofelia es la hermana más grande y para mi mamá es como su hermana adoptiva. Queríamos verla caminar, sonreir, teníamos indicios de muchas cosas, pero hasta que uno no ve, no cree. La verdad que es un primer paso importante, ahora vienen un montón de cosas. Hay que tener calma y tranquilidad. Verla que sonrió dentro de todo esto, es importante. Estamos juntos como siempre nos educaron en las buenas y en las no tan buenas. Esta fue muy mala. Pero bueno, hoy terminó”, concluyó.