Boca Juniors comenzó de gran manera el encuentro ante Godoy Cruz de Mendoza y se adelantó en el marcador gracias a un penal convertido por Miguel Merentiel. El delantero uruguayo aprovechó la pena máxima para establecer el tempranero 1-0 en una jugada que fue discutida por los jugadores del elenco local.
Iban cuatro minutos de juego cuando Marcelo Saracchi remató al arco desde afuera del área. La pelota rebotó en el brazo izquierdo del futbolista Daniel Barrea (previamente había dado en su pierna) y el árbitro, Nicolás Ramírez, no dudó en sancionar el punto penal. El capitán del Tomba, el Ruso Rodríguez, protestó el fallo y pidió que lo revisaran en el VAR, pero la decisión fue contundente.
Ramírez estuvo perfecto en cobrar el penal porque el brazo de Barrea se posicionó de una manera antinatural para provocar la obstrucción del balón. Si bien es cierto que el mediocampista de Godoy Cruz primero desvía la pelota con su pierna, luego hay una clara infracción bien interpretada por el referí.
Luego, hubo otro acierto del árbitro principal al sancionar con tarjeta amarilla al jugador local Thomas Galdames. El mediocampista chileno pisoteó el punto del penal previo a la ejecución de Merentiel, intentando perjudicar al rival. Esto es considerado una conducta antideportiva punible con amarilla.
Fue una situación similar a la que protagonizó el argentino Alejandro Garnacho el pasado 24 de octubre, en ocasión de la victoria de Manchester United ante el FC Copenhague por la Champions League. En el epílogo, el conjunto de Dinamarca contó con un remate desde los 12 pasos a favor y el delantero clavó los tapones de su botín para romper el punto del penal y las zonas aledañas. Su actitud no fue advertida y el sueco Jordan Larsson cruzó el remate pero se encontró con una estupenda reacción del arquero camerunés André Onana, quien manoteó y salvó los tres puntos para el equipo inglés.
La diferencia sustancial en este caso es que Merentiel no tuvo problemas para cambiar la posibilidad por gol. Y Cristian Medina asistió al uruguayo intentando reconstruir el césped con su calzado, o al menos dejarlo lo más plano posible para favorecer su pegada.
Aquí, la picardía no funcionó y el Xeneize festejó la potencia de su goleador, que reunió siete conquistas en la Copa de la Liga Profesional (dos de penal) y, aún con la incorporación de una estrella internacional como Edinson Cavani, se convirtió en su máxima carta ofensiva.