La última presentación de la selección argentina simbolizó una de las victorias más importantes de la historia a nivel sudamericano. El equipo dirigido por Lionel Scaloni se impuso 1-0 ante Brasil en el mítico estadio Maracaná, mismo escenario donde había dado la vuelta olímpica en 2021 tras derrotar al mismo rival en la final de la Copa América, y le cortó el invicto a su acérrimo rival en condición de local por Eliminatorias Sudamericanas. La celebración fue enorme, pero Lionel Messi mantuvo la cordura y buscó transmitirles esa actitud a sus compañeros de equipo.
El rosarino, que jugó casi todo el partido antes de ser reemplazado por una distensión de aductor que lo aquejó durante toda su presencia en cancha, fue protagonista de un video casero que se viralizó en las últimas horas (del usuario @Lionel30i en Twitter). En el mismo, se observa en detalle cómo disuade a Enzo Fernández en medio del festejo del 1-0 de Nicolás Otamendi, para que deje de celebrar y enseñar el parche dorado de la camiseta albiceleste frente al público local. Con un manotazo, hizo que el mediocampista del Chelsea abandonara su desafiante postura y retornara con los suyos.
Algo similar parece haber ocurrido con el Cuti Romero, que a la par de Otamendi también se tomó la casaca a la altura del parche que hace referencia al último título mundial y se lo ofrendó a los brasileros. Messi, por lo bajo, también le habría dicho algo al defensor cordobés tal como se reflejó en algunas fotografías de ese instante. El experimentado Ota, completamente enajenado por haber convertido el gol que sería finalmente el del triunfo como visitante, también se besó la camiseta de cara a los torcedores verdeamarelos.
Para Messi, el horno no estaba para bollos después de lo que había acontecido en la previa. Leo repudió completamente la represión policial de los efectivos locales contra el público argentino ubicado en la Tribuna Sur del estadio, al punto tal que ordenó a sus compañeros que retornaran al vestuario y no volvieran a salir al campo de juego hasta que la seguridad garantizara que no habría más incidentes fuera de la cancha.
El clima estuvo enrarecido y, tal vez por eso, algunos futbolistas argentinos se desahogaron más de la cuenta. Antes del match, cuando el plantel albiceleste tomó la decisión de meterse en los vestidores hasta que se calmaran los ánimos en las gradas, a Ángel Di María le tiraron con un líquido cuando ingresaba a la boca del túnel que conecta a los camerinos y el Fideo respondió con un escupitajo. No fue el único: Dibu Martínez tuvo un breve entredicho con algunos aficionados que lo insultaban, mientras que Leandro Paredes realizó algunos ademanes con connotaciones sexuales a quienes lo agredían verbalmente.
El único momento en el que Messi estuvo más laxo fue cuando la mayoría de los fanáticos brasileros ya habían dejado el estadio luego del término del partido y solamente permanecieron en sus butacas los argentinos, que se unieron en cánticos y gritos junto a un nutrido grupo de futbolistas. A diferencia de lo que había sucedido tras la final de la Copa América un par de años atrás, esta vez Messi no retó a De Paul y compañía para que evitaran entonar canciones hirientes contra Brasil. El número 10 optó por quedarse detrás de sus compañeros mientras deliraban: “Un minuto de silencio, para Brasil que está muerto”.
Y es que Lionel también tuvo su instante de furia cuando se trenzó con Rodrygo, a quien le recordó que Argentina había dado la vuelta en esa cancha y le respondió que eran campeones del mundo cuando el brasileño lo tildó de “cagón”.