En marzo de 1991 Diego Armando Maradona tuvo su primer doping positivo en un control post partido. Fue después de un encuentro de la Serie A entre Napoli y Bari que desencadenó una sanción de 15 meses sin poder jugar al fútbol y, como consecuencia, además desembocó en su salida del fútbol italiano para, tiempo después, aterrizar en el Sevilla de Carlos Bilardo. En el tiempo que duró la prohibición, el por entonces futbolista no se privó de seguir jugando a la pelota y fue gracias a Sergio Checho Batista que tuvo una posibilidad única.
En medio de una comida con amigos, entre los que estaba su ex compañero de la selección argentina, Maradona hizo alusión a la final de futsal que debían disputar Club Social y Deportivo Parque frente a Sarmiento de Olivos. “Estábamos comiendo en casa y yo jugaba al fútbol salón. Él se enteró que teníamos una final y me dijo que quería jugar. Aproveché para ver si lo dejaban jugar porque estaba suspendido y jugó”, recordó hace unos años Batista en diálogo con DeporTV.
También recordó la anécdota en ESPN, cuando fue invitado a F90, día en el que incluso se lamentó por -según se creía- la inexistencia de registros fílmicos sobre aquella jornada: “Cinco horas duró el partido porque cada vez que hacía un gol la gente entraba. Para sacar a la gente al lado de él tardábamos quince minutos. Fue un lindo momento con Diego”.
Esta semana, a 32 años de aquel partido, el usuario de TikTok Tomiramo publicó un video inédito con imágenes del archivo de la Televisión Pública en el que se ve cómo fue el comienzo del duelo. Con casi 400 personas alentando, el estadio se vio colmado de fanáticos amontonados a un costado de la línea mientras en la cancha se movía un Maradona muy activo, con ganas de jugar y ganar, algo que FIFA le había prohibido.
Ya en su momento, la cuenta oficial del club de futsal recordó el episodio que quedó para la historia. “Jugó la recordada final entre Parque y Sarmiento de Olivos. Con un golazo terrible de media cancha del Diego y tres de Caruso Lombardi, arrasando el campeonato Metropolitano de fútbol salón en 1991″, relató el texto de uno de los testigos aquel día. Y añadió: “Me llamaron la atención los manotazos de Diego y al 10 de espaldas al arco, aguantando la pelota y a los rivales jugando a muerte. Quería girar y no podía, abriendo los brazos, y al no poder descargaba y pivoteaba”.
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