En octubre de este año el Comité Sancionador Antidopaje de España le aplicó a Alejandro Papu Gómez una suspensión de dos años y destapó así un caso que se había mantenido durante meses en las sombras del ojo público. Ante esto, cada día se conocen nuevos detalles de lo que fue la investigación y del accionar del futbolista que generan más dudas que certezas.
El sitio español Relevo ha hecho un racconto de lo que ellos llaman errores del jugador argentino que hicieron que su sanción, en lugar de ser baja, terminara siendo tan alta que lo deja al borde del retiro. Cabe señalar que el ex Sevilla sostiene que el dopaje fue producto de un jarabe para la tos para niños que le dio su mujer un día antes de disputar un partido con el cuadro español.
En primer lugar se informa que la Agencia Española Antidopaje (CELAD) le ofreció al futbolista el 15 de diciembre la posibilidad de solicitar “una Autorización de Uso Terapéutico de carácter retroactivo, es decir, presentar los informes pertinentes que justificasen el consumo del medicamento y obtener así un permiso a posteriori por parte de la Agencia Española Antidopaje”. Esto sucedió debido a que la terbutalina es una sustancia que puede ingresar al organismo de manera casual. Pero, el Papu no accedió a ese beneficio y desperdició la chance.
Luego, no pidió que se realizara una contraprueba con la muestra B (siempre se toman dos muestras) para descartar que se tratara de un error. El portal español citó parte del informe que demuestra esa decisión: “Si bien inicialmente quiso combatir el hecho de la presencia de terbutalina mediante el análisis de la muestra B del control, tras la iniciación del expediente sancionador orientó su defensa hacia la justificación de una ingesta accidental de la sustancia”.
Por otro lado, Gómez nunca hizo mención escrita o verbal durante la prueba antidopaje de que había consumido ese jarabe la noche anterior, pese a que los atletas son consultados sobre si en los últimos días consumieron algún tipo de medicina o producto fuera de lo habitual. “El jarabe que luego alegó como la causa principal, no aparecía entre los que se declararon”, señalan los documentos de la investigación.
Más adelante, cuando se lo invitó a prestar testimonio declaró que había olvidado “por completo” que había consumido ese medicamento que le fue dado por su pareja, en medo de un ataque de tos durante la madrugada, y que era para su hijo. Incluso ni siquiera los médicos del Sevilla estaban al tanto de que hubiese tomado eso.
Finalmente, pese a que Gómez estaba dispuesto a recibir una sanción de cuatro meses, el organismo sancionador le impuso dos años por “negligencia grave”. “El consumo de un medicamento por un deportista profesional de alto nivel sin la previa comprobación escrupulosa de su carácter constituye de por sí una imprudencia”, señala el documento final.