En 1998 Esteban Tuero corrió en la Fórmula 1 con un Minardi, uno de los cuatro autos menos competitivos de aquel momento junto al de su compañero de equipo, Shinji Nakano, y los dos del team Tyrrell. Mucho se habló de aquel chasis M198 de la extinta escudería de Faenza (actual Alpha Tauri) y en la Argentina se convirtió en objeto de culto por las historias que se tejieron sobre él. Además, se trata del último coche conducido por un argentino en un Gran Premio de la República Argentina, el 12 de abril de aquella temporada, y 25 años más tarde, el monoposto reapareció en el Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez.
Ese año el piloto porteño, que con 20 años recién cumplidos (22/04/1978) en ese momento fue el tercero más joven en la historia en competir en la Máxima, causó sensación en nuestro país, pese a no poder pelear por una victoria y ni un podio. Su objetivo fue, primero, terminar las carreras, y luego hacerlo lo más adelante posible. Su mejor resultado fue el octavo puesto en el Gran Premio de San Marino corrido en el Autódromo Enzo y Dino Ferrari de Imola.
Aparte de la competencia de Imola, Tuero también terminó en España (15°), Alemania (16°) e Italia (11°). Tuvo 12 abandonos, 5 por fallas mecánicas y 7 por despistes o choques. Pero Esteban hizo lo que pudo con un coche que nunca estuvo a la altura. Su 19° posición final fue solo para la estadística.
Más allá de los resultados, Tuerito se hizo querer y fue seguido por los amantes del automovilismo y otros que se engancharon con las carreras al haber un argentino en la F1. En ocasiones, debido al exitismo local, algunos aficionados y medios no especializados de la Argentina criticaron de forma injusta al ex piloto de Caballito y algunos hasta se burlaron. El famoso “Minardi de Tuero” se transformó en un meme cuando aún no existían redes sociales.
Pero con el público que sí era del palo fierrero, el coche generó un cariño especial y más al tratarse del último que corrió un argentino en el Gran Premio de nuestro país. Ese domingo Tuero venía haciendo una buena carrera, pero a falta de nueve vueltas sufrió un despiste y terminó contra las defensas en el Curvón. En esa carrera Minardi tuvo una pésima labor en la parada en boxes en la que demoraron 41,8 segundos. Como compensación y en reconocimiento al esfuerzo, le regalaron el cubre motor que se lo llevó Eduardo “Pirulo” Tuero, padre de Esteban.
El dueño del recordado team italiano también es muy querido en nuestro país ya que Giarcarlo Minardi le dio chances a otros pilotos argentinos que corrieron con sus autos como Miguel Ángel Guerra en la Fórmula 3 Europea y Gastón Mazzacane, también en la F1, en 2000.
Aquella vez, en la previa de la carrera de F1 en Buenos Aires, Tuero durmió en un hotel como si fuese un fin de semana común. Sólo vio a su familia en el Autódromo y también recibió la visita de Carlos Alberto Reutemann, que ese día cumplió 56 años. Ambos hablaron y una histórica foto de la revista CORSA los mostró sonrientes. Sobre esa anécdota, Eduardo Ramírez, ex manager de Tuero, le cuenta a Infobae que “fue muy raro porque a Esteban lo conozco muy bien y con el Lole también tuve trato. Dos tipos muy parcos, medios difíciles, al menos para arrancar una charla. Ese día Reutemann había llegado un poquito tarde, al punto que Esteban ya se estaba vistiendo. Él tenía un ritual en el que ponía el casco adelante del auto a la derecha y después se vestía. Era como una cábala que tenía antes de subirse al auto. Si lo molestabas ahí te ‘mordía’ (risas), porque ya estaba metido en la carrera. Era su momento de concentración. Llega Reutemann y lo veo que se fue a saludar a Esteban, que estaba en este proceso. Yo dije ‘ahora se putearán’, pero de repente se ponen a hablar y los veo a los dos riéndose mucho. Se estaban matando de la risa y me asombró mucho porque no lo podía creer. Luego les pregunté a los dos de qué hablaban y ambos se miraron de forma cómplice y me dijeron ‘de nada’. No me querían contar. Fue una actitud rara en Reutemann y en Esteban. Hasta el día de hoy no supe de qué hablaron”.
En esa carrera Michael Schumacher se impuso con su Ferrari luego de batallar contra los McLaren Mercedes de Mika Hakkinen y David Coulthard. Fue el único triunfo del séptuple campeón mundial en la Argentina, que entre 1995 y 1998 volvió a recibir a la Máxima.
En tanto que el M198 fue exhibido este sábado en una carrera de regularidad con 84 autos que se llamó “100 Vueltas Elf”, que fue un homenaje a una competencia del TC de 1968 en la que se inauguró la extensión del escenario porteño con el Circuito 12. El propio Ramírez organizó el evento y también contó los detalles del F1 de Tuero recuperado.
El auto llegó al país en 1999 con la decoración del coche de esa temporada cuyo principal sponsor era una importante empresa de telecomunicaciones. Se usó para eventos promocionales en la Argentina ya que en ese año Gastón Mazzacane era piloto de reserva de Minardi y en 2000 corrió toda la temporada. A fines de 1999, un coleccionista argentino lo compró y el coche quedó guardado en un garage. Así estuvo por 24 años. Hasta que hace unos meses se restauró y ahora luce como en 1998. El propio Giancarlo Minardi se ocupó y asesoró sobre la decoración del coche de hace 25 años.
“Ese auto es el que usó Tuero en Buenos Aires y chocó en la curva uno, en el Gran Premio de Argentina de 1998. Fue el último Gran Premio que tuvimos y fue la última vez que un argentino corrió en Buenos Aires (en la F1)”, explica Ramírez.
“El auto pertenece a un amigo coleccionista, que lo tiene, y ahora se hizo una restauración completa. Ahora se lo puso en condiciones de nuevo”, añade. No quiso dar el nombre del dueño, algo común en estos casos porque son personas de bajo perfil.
El auto luce igual que en 1998, aunque “no tiene motor, pero sí el resto: frenos, la caja, todo, pero no tiene puesto el V10″. Ese impulsor era un Ford que no tuvo actualizaciones hasta después de las últimas tres de las 16 carreras.
Otro detalle que llamó la atención a los fanáticos fue que el monoposto tiene el número 22, pero el de Esteban era el 23. Ramírez aclara que “cuando Minardi mandó toda la configuración para pintar el auto lo mandó con el número 22 y lo hicieron así. Pero tenemos el 23 guardado para ponérselo”.
Esteban no pudo ver el coche debido a que estuvo de viaje, pero espera verlo cuanto antes. “Le mandé fotos y está feliz. Ahora está de viaje, pero cuando regrese lo quiere volver a ver. Será un reencuentro muy emotivo, para él más y para mí, cuando volví a ver el auto después de tantos años es una cosa en el que uno tiene un pedazo de su vida ahí”, confiesa Ramírez.
Sobre el motivo del despiste y posterior impacto de Tuero en la carrera de Argentina en 1998, Eduardo revela que “hubo una pequeña polémica. El equipo afirmó que le dio el balance de freno al revés y Esteban dijo que algo falló en el balance de frenos”. Ante esa situación, el auto no frenó como era debido y se produjo el choque.
Terminada la temporada, Tuero, Ramírez y Minardi renovaron el contrato para 1999, pero en enero de ese año el porteño decidió bajarse por motivos personales. En una entrevista con La Nueva Provincia en 2019, admitió que “la aventura de la F1 fue muy linda, pero me agarró muy chico y necesité volverme porque extrañaba”. A lo mejor corté una carrera que podría haber sido mucho más interesante. Su retiro intempestivo fue un golpe de efecto y ese año debutó en TC 2000, en el equipo oficial Volkswagen era dirigido por Guillermo “Yoyo” Maldonado.
Una vez que se retiró en 2016, Tuero se dedicó a la empresa de su padre de suspensión neumática de colectivos y camiones. Salvo excepciones, no se lo vio en el ambiente y mantiene un bajo perfil.
El ver otra vez el auto en la recta principal del Autódromo de Buenos Aires resultó un impacto emotivo y un viaje en el tiempo hacia aquel momento. Desde entonces la F1 aún no volvió al país y esa carrera tuvo el plus de tener otra vez a un argentino en la grilla de partida luego de 17 años, otro 12 de abril, pero de 1981, cuando el propio Lole Reutemann emocionó a casi 100 mil personas con su Williams y tras ser segundo saltó a la punta en soledad en el Campeonato Mundial de Conductores. Esteban Tuero no tuvo el medio mecánico para lucirse en 1998, pero esa temporada hizo vibrar a millones de argentinos con su presencia en la Máxima y por eso aquellos días siguen siendo muy recordados.
FOTOS DEL MINARDI M198: