Poco más de una hora antes del inicio del clásico entre Argentina y Brasil hubo señales de que la temperatura era elevada. En un sector donde había mayoría de hinchas albicelestes, un fanático de la Verdeamarela desplegó una bandera enorme con la leyenda “núcleo”. Los visitantes se molestaron, se dieron algunos empujones y con la seguridad llegó la concordia. Pero resultó una advertencia no escuchada. Es que en varios rincones del Maracaná las parcialidades estaban mezcladas, con el antecedente de lo que ocurrió con los aficionados de Boca que se trasladaron a Río de Janeiro para la final de la Libertadores. Y ocurrió lo peor.
Segundos después de los himnos, hinchas brasileños (en enorme mayoría) y argentinos comenzaron a lanzarse con asientos. La policía irrumpió, pero reprimiendo ferozmente y de un solo lado. Igual que en aquella arremetida en el banderazo de Boca en Copacabana hace unas semanas. En consecuencia, se vieron imágenes fuertes, de mujeres y niños saltando al campo de juego para esquivar los palazos.
Al ver a los argentinos rodeados por los agresores y la policía, los jugadores campeones del mundo se acercaron al sector para pedir calma y que cesara la represión. Por ejemplo, Giovani Lo Celso y Dibu Martínez se treparon a una de las paredes laterales para que su voz se escuchara entre los uniformados.
Instantes después, dos personas que quedaron en medio de los incidentes fueron retiradas en camilla y visiblemente conmovidas. Así fue que Lionel Messi, como capitán, tomó la iniciativa, convocó a sus compañeros y los guió hacia el vestuario. “Así no jugamos”, se le escuchó murmurar, mientras los problemas en las graderías no cesaban.
Los fanáticos de La Scaloneta terminaron arrinconados en un codo del sector. Muchos directamente optaron por retirarse del Maracaná. Al tiempo que la delegación de Brasil se mantuvo en el césped, escuchó una arenga del entrenador Fernando Diniz y continuó con el calentamiento precompetitivo, los vencedores en Qatar 2022 no abandonaban los camerinos. Recién cuando la seguridad y la Conmebol golpearon la puerta con soluciones y la noticia de que el caos había terminado, el plantel volvió a la cancha.
Los incidentes de las tribunas estuvieron a punto de trasladarse adentro. Es que cuando Argentina retornó al rectándulo de juego Rodrygo, delantero del Real Madrid, soltó un aguijón al pasar, Messi lo escuchó y terminaron casi cara a cara. Intervino Marquinhos para suavizar otro foco de conflicto. Antes, Gabriel Jesus, había hecho un dos con el dedo, marcando que fue la segunda vez que Argentina se retiraba. Así, evocó lo ocurrido en el último cruce por Eliminatorias, en el que apenas se llegaron a disputar cinco minutos, luego de la intrusión de agentes ante la acusación de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa) contra Emiliano Martínez, Cristian Romero, Giovani Lo Celso y Emiliano Buendía, quienes, según su reglamentación, debían realizar una cuarentena en plena pandemia de coronavirus y no deberían haber salido del hotel para jugar el partido.
Recién 28 minutos después del inicio del bochorno, la pelota comenzó a rodar.