La selección argentina volverá a enfrentarse a su par de Brasil por Eliminatorias Sudamericanas en un escenario que le trae muy buenos recuerdos, ya que en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, el equipo de Lionel Scaloni logró alzar la Copa América después de 28 años. Sin embargo, la última vez que la Albiceleste pisó suelo vecino ocurrió un escándalo de enormes proporciones que terminó con la suspensión del clásico a los cinco minutos del primer tiempo.
El duelo correspondiente a la sexta fecha de las Eliminatorias rumbo al Mundial de Qatar 2022 se disputó en la Arena do Corinthians, en San Pablo, el 5 de septiembre de 2021, en plena pandemia del COVID-19. A esa altura, los partidos se jugaban sin público, con estrictos protocolos sanitarios, como las mencionadas “burbujas” y los constantes hisopados a jugadores y cuerpo técnico.
En la previa del Superclásico había cuatro futbolistas argentinos (Emiliano Martínez, Cristian Romero, Giovani Lo Celso y Emiliano Buendía) provenientes de Inglaterra que, según la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa), no habían realizado la cuarentena correspondiente y no deberían haber salido del hotel para jugar el partido. Pero tanto la FIFA como la Conmebol los autorizaron y tres de ellos fueron titulares.
El papelón llegó apenas comenzado el encuentro. En medio de la acción, un individuo irrumpió en el campo de juego y se topó con Marcos Acuña. Luego, discutió con Nicolás Otamendi y hasta le lanzó un manotazo. Todo, bajo la mirada del árbitro, Jesús Valenzuela, quien minutos más tarde terminó suspendiendo el partido pese a los reclamos de Lionel Messi y Neymar, quienes estaban sorprendidos por la bochornosa situación.
El escándalo fue creciendo a medida que se repetían las imágenes de televisión con la imagen del hombre, que según medios brasileños pertenecía a la agencia sanitaria, con un acta en su bolsillo trasero y un artefacto escondido debajo de su remera que parecía ser un arma de fuego. Esa persona, cuyo identidad no fue divulgada, fue rodeada por el cuerpo técnico argentino y Lionel Scaloni se acercó para calmarlo luego del cruce con Otamendi.
Luego del bochorno, el director de Anvisa, Antonio Barra Torres, explicó por qué se realizó el polémico procedimiento para impedir que los jugadores argentinos jugasen el partido ante Brasil. “Cuatro futbolistas argentinos no informaron en su declaración de salud que estuvieron hace al menos 14 días en Reino Unido, que es uno de los países con el que existen restricciones para ingresar a Brasil. Nos dimos cuenta en el momento en el que arribaron a nuestro país”, dijo en declaraciones a ESPN.
“Nuestra determinación fue que quedaran aislados en el hotel hasta que pudieran regresar a su país, pero ellos se dirigieron al estadio para disputar el partido. Y no se cumplió. Anvisa es el poder de policía de los asuntos sanitarios de Brasil y tiene fuerza de ley. Les informamos a los futbolistas que debían cumplir ese reglamento”, continuó el funcionario. Y concluyó: “Si los cuatro futbolistas no hubieran estado con la Selección de Argentina, no hubiera habido problema. Pero no cumplieron el reglamento en dos oportunidades: al declarar algo que no era verdad y al no cumplir el aislamiento”.
Seis meses después del episodio, la Comisión Disciplinaria de la FIFA emitió el fallo correspondiente y ordenó que el partido debía completarse en terreno neutral “con fecha y lugar que decida la FIFA”. Se habló de la posibilidad de que el clásico se disputara en Qatar, en la previa de la Copa del Mundo, pero finalmente nunca se llevó a cabo. Además, hubo multas económicas para la AFA y la CBF por “incumplimiento de obligaciones en materia de orden y seguridad” y “abandono de partido” y suspensiones de dos fechas para los futbolistas involucrados. Ambos seleccionados, clasificados cómodamente a la máxima cita, no volvieron a enfrentarse. Este martes habrá revancha, con público y en un mítico escenario como el Maracaná.
LAS IMÁGENES DEL PAPELÓN EN BRASIL-ARGENTINA