El mercado de pases en el fútbol argentino para la temporada 1988/89 fue uno de los más interesantes, por la calidad y cantidad de nombres destacados que eran disputados por los distintos equipos. La estruendosa contratación de César Luis Menotti como entrenador de River Plate, trajo consigo gran cantidad de incorporaciones, y una de las más importantes era de la José Luis Chilavert, quien había descollado en San Lorenzo. La transferencia comenzó a tomar forma en los primeros meses del año y se confirmó al concluir la temporada. Pero una circunstancia muy particular se interpuso en el camino y el arquero paraguayo jamás ocupó la valla del club de Núñez.
River también se mostró interesado en Darío Siviski, compañero de Chila en el Ciclón y a fines de junio, se cerraron ambos pases. El 26 de ese mes, San Lorenzo ganó la Liguilla ante Racing en cancha de Vélez y esa fue la despedida de ambos… O eso parecía. La operación constaba de un monto de dinero, más las cesiones de Sergio Goycochea y Néstor Gorosito al cuadro de Boedo.
A fines de abril, en medio de graves problemas económicos, San Lorenzo transfirió a Siviski a River, junto con Chilavert, en 300.000 dólares, recibiendo en ese momento, un adelanto de 100.000, que ayudó, de alguna manera, a calmar una situación extrema, mientras se seguía disputando el torneo de Primera División. Este concluyó la primera semana de junio, luego se disputó la Liguilla y el sábado 2 de julio, el rubio mediocampista, partió en horas de la noche para encontrarse con sus compañeros de la Selección, que ya se encontraban en Oceanía, para ser parte del cuadrangular por el bicentenario de Australia. Así nos lo recordó Siviski: “El plantel había partido unos días antes, pero yo me sumé después, porque me quedé terminando el tema del pase a River, con la firma del contrato incluida. El punto clave fue que eso no fue homologado en AFA y luego me perjudicaría. Eran los tiempos del vuelo transpolar hacia Oceanía, pero no me consiguieron lugar, entonces hice Buenos Aires, Sao Paulo, México y Nueva York. Allí me encontré con un delgado de AFA para completar el recorrido. Hicimos escala en Hawaii y todo por el Pacífico, arribé a destino”.
Llegar a River era para Siviski, como un sueño que se hacía realidad, tras haber atravesado muchas situaciones complejas desde su llegada a Bodo: “Por algo el club en esa época era San Lorenzo de los milagros. Lo que me pasó a mí, lamentablemente, también lo atravesaron varios muchachos más, en medio de una caótica situación institucional, que, si no hubiese sido por su gente, hubiera desaparecido, no tengo dudas. No tenía lugar de entrenamiento, no tenía estructura, le debía plata a todo el mundo, íbamos pasando de hotel en hotel, porque nos echaban por falta de pago. El colmo era que no teníamos ropa. Si regalábamos una camiseta, se la teníamos que ir a pedir a los hinchas para el partido siguiente (risas). Teníamos que usar dos pares de medias, para que una tapara los agujeros de la otra. Insólito. Desde que llegué tuve la suerte de andar bien y en el ‘87 me llegó la convocatoria a la Selección y junto con ello, las ofertas por mi pase. La primera fue del Napoli, a donde me había recomendado Diego, pero Miele pidió más plata de la acordada y se cayó la transferencia. Maradona me decía: ‘Si venías conmigo, salíamos campeones en todos lados’.
En el mismo fin de semana que Siviski viajó rumbo a Australia, Sergio Goycochea y Néstor Gorosito comenzaron a entrenarse en San Lorenzo, a las órdenes de un viejo conocido: el Bambino Veira, que los había dirigido en River Plate. No había mucho tiempo para pretemporadas ni adaptaciones, ya que el miércoles 6 debía debutar en la Copa Libertadores ante Newell´s en Rosario, donde Pipo hizo su presentación oficial con esa camiseta. El lunes 4, tras la práctica, Goyco quedó descartado por un dolor en el hombro, algo que parecía simple, y terminó siendo la clave de un tema que se extendió hasta el infinito. Esteban Pogany fue contratado casi contrarreloj para ocupar la valla y terminó teniendo una excepcional temporada en el arco del Ciclón.
Días más tarde, el médico del club, Hugo Lobbe, le advirtió a Veira que lo de Goycochea era más delicado que lo que parecía en un comienzo, y que no lo tendría a disposición en los siguientes 30 días. “Lo de Goyco no solo me preocupa en lo deportivo, sino también en lo personal”, señaló el Bambino a la prensa, ante la ausencia del arquero en las prácticas. Una doctora de AFA, Luisa Díaz, le realizó una minuciosa revisación, determinando que sufría una “condritis externoclavicular”, descartando un problema cardíaco, porque ya habían comenzado a circular todo tipo de versiones sobre la salud del jugador.
Hugo Santilli ganó las elecciones en diciembre del ‘83 y desde el mismo momento que asumió la presidencia de River Plate tuvo como anhelo poder contar con César Luis Menotti como entrenador. Por diversos motivos, las chances ciertas que asomaron en 1984, tras la ida de Luis Cubilla, y en 1985, cuando era una incógnita la renovación con el Bambino Veira, quedaron en la nada. En enero del ‘87, el Flaco asumió como técnico de Boca y eso pareció alejarlo definitivamente del deseo de Santilli. Sin embargo, el jueves 14 de julio de 1988, el Flaco puso la firma haciendo realidad el sueño de buena parte del mundo riverplatense, que veía en él al DT ideal por afinidad de gustos. En diálogo con Infobae, Santilli recordó detalles de aquellas transferencias: “Fueron dos operaciones separadas, que al final convergieron juntas. Nosotros teníamos algunos sondeos desde el exterior por Nery Pumpido, que era el arquero titular de River y por eso era muy importante poder contar con Chilavert, porque era un jugador de una dimensión extraordinaria. San Lorenzo necesitaba reforzar el arco, y Goycochea era una buena opción para ellos, ya que estaba como suplente detrás de Nery, pero era un jugador de Selección y aguardaba una transferencia que le permitiera desarrollarse. Tras sortear unas difíciles negociaciones, se llegó a un acuerdo, para hacer también la transferencia de Siviski a River y el pase de Gorosito a San Lorenzo. Se realizó la operación sin problemas, hasta que Goyco se hizo la revisión en su nuevo club, cuyo cuerpo médico lo rechazó por un principio de artritis en el hombro. En esos momentos, Chilavert ya había comenzado a entrenarse con nosotros”.
Antes de partir a sumarse al plantel de la selección campeón del mundo que dirigía Carlos Salvador Bilardo, Darío Siviski había cumplido con todos los requisitos para ser nuevo jugador de los Millonarios: “En River hice la revisación médica, firmé el contrato y me saqué las fotos con la camiseta. Allí tuve varias charlas con Menotti y la relación fue muy buena, porque él quería que actuase como un cinco adelantado, casi como enganche. Durante un tiempo, entrenaba con Bilardo a la mañana en la Selección y a la tarde con él en River, dándose una situación cómica. El Narigón me tomaba del hombro y me decía: “¿Qué cosas te quiere enseñar el triste?” (risas). Horas más tarde, el Flaco me comentaba: “Acá te vas a divertir y no vas a estar contenido como te pasa con el obsesivo de la Selección” (risas).
El sábado 16 de julio, ante una inmensa cantidad de socios, periodistas y curiosos, en el estadio Monumental se realizó la presentación oficial de Menotti como técnico. Respondió preguntas, a su estilo, habló de las ilusiones renovadas y se sacó muchas fotos. La más recordada es aquella que salió en la tapa de la revista El Gráfico tres días más tarde, con algunos de los refuerzos ya concretados, que lucían su nueva casaca: Gerardo Reinoso, Carlos Enrique, Jorge Higuaín, Julio Zamora, Mario Bevilacqua y José Luis Chilavert, el único de ellos que no llegaría a actuar en forma oficial. Enseguida comenzó a rodar esa esperanza con la pretemporada en el Hindú Club, donde Chila fue el titular en las primeras prácticas de fútbol, en las que señalaba que el técnico le había pedido que fuera como un líbero cuando el equipo presionaba en la mitad de la cancha y ponderaba su carisma.
La situación de Goycochea se mantenía igual y sobre fines de julio, San Lorenzo pidió la anulación de las dos operaciones, argumentando que estaba en plena competencia de la Copa Libertadores, no podía contar con el arquero titular y le solicitaba a River un resarcimiento de 300.000 dólares por esa situación. El sábado 30, en el Monumental, se hizo la primera práctica de fútbol abierta del ciclo Menotti, que congregó a 10.000 personas, como símbolo de la ilusión del público. Chilavert estuvo allí, pero los dirigentes le informaron que no podía tomar parte de la misma, hasta tanto se aclarase el tema. En esos días, volvió Siviski desde Australia, viviendo un momento inesperado: “Como al mes regresamos a Argentina y, en el aeropuerto, mi familia que me estaba esperando, me dijo que la operación se había deshecho y que tenía que volver a San Lorenzo. No lo podía entender. Me costaba hacerme la idea de estar otra vez ahí, por las cosas que había pasado. Por ejemplo, la gente del Sporting Lisboa me hizo una gran oferta a comienzos de ese 1988, diciéndome que habían tenido malas experiencias con el presidente de San Lorenzo y que me iba a acercar directamente a mí los detalles por fax (me lo tuve que comprar ya que obviamente no tenía uno) de la propuesta. Me daban una fortuna: 1.300.000 dólares por tres años de contrato y al club le quedaban 700.000. No se pudo hacer, porque entre Miele y Settimio Aloisio, que era el representante, se pasaban la pelota de uno a otro, para dejarme a mí como el culpable”.
Llegó el momento de las negociaciones entre los directivos, buscando alguna solución, pero ninguna conformaba a ambas partes, como rememora Santilli: “Las tratativas fueron difíciles, como todas las que se hacían con Fernando Miele, el presidente de San Lorenzo. En un momento determinado, de nuestro lado decidimos anular las dos operaciones, porque nos habíamos cansado de las idas y vueltas de San Lorenzo”. Además, según las crónicas de la época, Eduardo Deluca, secretario de Conmebol, señaló que, en caso de deshacerse los pases, Gorosito no podía retornar a River, ya que eso le haría perder a San Lorenzo los puntos ganados en la Copa Libertadores, en aquellos encuentros en los que Pipo había participado, quedando de ese modo fuera de la segunda fase, hasta donde ya había avanzado. Para completar el complejo panorama, Gorosito llevaba varios días ausente de las prácticas en la Ciudad Deportiva, molesto por la situación y porque Veira lo había excluido del cuadro titular
A mediados de agosto, la historia terminó aclarándose. Gorosito quedó confirmado como jugador de San Lorenzo, a donde también volvió Siviski. Por su lado, Chilavert fue transferido a Zaragoza y Goyco estuvo otra vez por Núñez, como nos los evocó Hugo Santilli: “Cuando confirmaron los resultados de los estudios, Sergio regresó y se reintegró a las prácticas. Como se vio después, la dolencia en nada afectaba su rendimiento, al punto que a fines de aquel año ‘88, River lo transfirió a Millonarios de Bogotá”.
Para Darío Siviski fue un golpe muy duro y así lo siente aún hoy, 35 años más tarde: “Empecé a averiguar cómo era el tema y ahí me enteré lo de Goyco, todas las ideas y vueltas y yo, sin comerla ni beberla, me quedé sin nada, porque Chilavert se fue al Zaragoza, Goycochea al poco tiempo fue transferido a Colombia y Gorosito, que había sido parte del canje por mi pase, disputó la Copa Libertadores, mientras yo estaba en la platea sin poder entrar, porque Miele me dejó afuera de todo, suspendiéndome por tres meses. Por eso el Bambino no me pudo poner en la lista de la Copa Libertadores. Además, me perdí un partido de la Selección contra España. A los tres meses, me levantaron la inhibición y volví a jugar en San Lorenzo”.
Es imposible saber qué hubiese pasado si, aunque las historias contrafácticas suelen ser apasionantes. Quedó claro que el más perjudicado fue Darío Siviski, quien estaba atravesando un excelente momento en San Lorenzo y hubiese sido una pieza importante en el esquema de Menotti, quien a lo largo de la temporada probó con varios en ese puesto, sin que ninguno se afirmara. Chilavert ya tenía bien ganado su prestigio de guardavallas ganador y con personalidad, aunque quizás no era del estilo que más deseaba el entrenador, de arqueros más jugadores, como Gatti o Ángel David Comizzo. Éste último fue comprado por River a una semana del inicio del torneo, consolidándose enseguida como titular. A la postre, se convirtió en ídolo de los hinchas, obteniendo muchos títulos.
Néstor Gorosito superó cierta reticencia y escepticismo de los simpatizantes de San Lorenzo, para ir ganándose lentamente, primero, un lugar entre los titulares, y luego en el corazón de esa hinchada. Aquella temporada 1988/89 fue una de las mejores de su carrera, obteniendo una continuidad que jamás tuvo en River. Como broche de oro, fue el goleador del torneo, cetro compartido con Oscar Dertycia. Lo de Sergio Goycochea es más conocido. Estuvo un año en Millonarios, el torneo colombiano fue cancelado a la mitad por el asesinato del árbitro Álvaro Ortega. Atravesó varios meses sin actividad, solo entrenándose con la selección, hasta viajar al Mundial ‘90, donde tendría su consagración definitiva.
Han pasado ya 35 años de una doble transferencia, que tuvo tanto de novela, como de fútbol. Los jugadores adquirieron menos trascendencia en aquellas horas, que los médicos y los dirigentes. Fue otra increíble historia del fútbol argentino