Campazzo vuelve a dominar Europa tras su paso por la NBA: las razones de su gran momento y el impactante invicto del Real Madrid

Algunos lo sepultaron tras no tener el paso que tantos esperaban por la mejor liga del mundo. Pero él, sin reproches, volvió al mejor equipo del Viejo Continente y la está rompiendo. El Madrid es líder en España y en la Euroliga con el cordobés como su gran motor

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Campazzo durante la final de
Campazzo durante la final de la Supercopa ante Unicaja (EFE).

Dijeron que era demasiado bajo, que no podía anotar ni defender entre los mejores. En definitiva, que no pertenecía a la NBA. Todas sentencias excesivas -y hasta injustas-, tan típicas de estos tiempos, especialmente en redes sociales, que aparecieron cuando Facu Campazzo transitó sus últimos meses en Estados Unidos, jugando poco y nada, tras una experiencia que fue de mayor a menor. Esta nueva moda de sacar conclusiones terminantes, en momentos en que a un deportista no le va tan bien, también tuvo al cordobés como protagonista. Es entendible: son épocas de grietas, de blanco y negro, de todo o nada. Pero a veces, en el deporte, como en la vida, hay grises. Y con varias tonalidades para visualizar y analizar…

Está claro que a Facundo Campazzo no le fue tan bien como esperaba en la NBA durante las tres temporadas que estuvo. A él y a muchos que creyeron que su juego podía cuajar entre los mejores del mundo. Los números fríos hablan de un paso, como mucho, modesto: 5.3 puntos, 32.3% triples, 3.3 asistencias, 1.8 rebote, 1.1 robo y 19 minutos. Pero, en realidad, el análisis debe ser más profundo: en la competencia de más alto nivel mundial, salvo excepciones, es más importante el contexto que lo que uno pueda dar: mucho depende del equipo dónde vas, el personal que tiene, el estilo de juego y cuánto te quiere el entrenador, entre otros temas.

A nivel global, es más una cuestión de encajar que de talento. Más de aprovechar oportunidades que de básquet puro y duro. Y ojo, no sólo el caso Campazzo lo confirma. Podemos citar decenas en los últimos tiempos, sobre todo de jugadores extranjeros que llegaron y se volvieron, sin poder dar lo que se esperaba. Sin ir más lejos, dos de los mejores de Europa de la última temporada, el serbio Micic y el griego Vezenkoc casi no tocan la cancha en esta nueva temporada. A los argentinos les pasó y no sólo con Facu. También con Deck, Vildoza y Bolmaro, para mencionar historias nuestras con distintos matices.

La NBA siempre fue -muy- distinta al juego del resto del mundo. Pero ahora más que nunca: el estilo vertical, de muchas posesiones y anotación, de mucho tiro de tres puntos, está potenciado hasta el hartazgo, cada día más alejado de la esencia del juego. Hoy no se buscan jugadores que manejen los equipos, los tiempos, los ritmos... Porque prácticamente se juega a una sola velocidad, la máxima. Y porque los bases armadores, como Facu, están en desuso. Tanto como los pivotes torres con poca movilidad que antes tanto enamoraban. Ahora, en términos de armado, cualquiera sube la pelota, hace un pase de apertura y en dos o tres movimientos, como mucho, hay que tirar o atacar el aro. La pelota está en manos de pocos, sólo de las superestrellas. El resto espera, en una esquina o donde pueda encontrar espacios, la vedette del básquet actual.

El base argentino del Real
El base argentino del Real Madrid Facundo Campazzo se escapa del lituano Rokas Jokubaitis, del Barça, durante el partido de Euroliga entre Real Madrid y Barça

Justamente este contexto es lo opuesto a lo que necesitaba Campazzo para destacarse y encontrar más que un puñadito de minutos. Hablamos de un jugador que necesita la pelota. O, al menos, que lo hagan jugar de lo que es… No tiene sentido tener a Facu para ponerlo en una esquina a esperar alguna descarga. No es un tirador, aunque pueda tirar. FC7 es un motor, un generador. Por eso casi cada noche de NBA metía un highlight, una acción destacada, que veíamos en todas las redes.

Pero, sin la pelota y con poca confianza y minutos de los entrenadores, eso era imposible de repetir con consistencia. ¿Problemas defensivos? Sí, claro, tenía algunos por la altura, pero no menos que otros jugadores que, a veces, parecen tapar con puntos los errores que cometen atrás. Algunos prefirieron puntualizar ese déficit, en vez de destacar otros valores defensivos positivos que tiene Facu, la intensidad, agresividad y capacidad de robar pelotas, por caso.

Campazzo, en definitiva, pudo ser un revulsivo desde el banco, pero en un contexto favorable. Y, salvo algunos momentos en Denver, sobre todo en la primera temporada, no los tuvo. Es verdad que pudo hacerlo mejor, pero también es verdad que carecieron de paciencia con él. Todos sabemos: la NBA no espera, es cruel y si no producís, adiós.

Así se fue Facu de la NBA. Quizá con la cola entre las patas. Tal vez por la puerta chica. Encima, como fracasó el arreglo inicial con el Real, tuvo que irse a Serbia para jugar en el Estrella Roja, un equipo muy popular en un país que es potencia mundial, pero que aún no se sienta en la mesa de los grandes, como Facu merece. Pero él no tuvo problemas. Fiel a su esencia, fue sin peros y aprovechó la experiencia. Disfrutó de la pasión serbia y usó los minutos, el volver a un rol protagónico, para recuperar ritmo, confianza, sensaciones positivas. Un paso intermedio para reingresar a Europa por la puerta grande, la del Real, ni más ni menos. El club que ha dominado en el fútbol y en el básquet durante la última década. Un gigante mundial. El argentino hizo todo para regresar y el Merengue puso lo suyo para volver a disfrutar hoy de una sociedad soñada…

Facundo Campazzo y el Real
Facundo Campazzo y el Real Madrid tienen química (EFE)

La decisión no puede estar saliendo mejor. Parece que Campazzo nunca se hubiese ido. Pasaron tres años pero Facu, de un día para otro, sin necesidad de readaptación, volvió a tomar las riendas blancas, como cuando se fue, siendo el mejor base de Europa. En un par de meses volvió a ocupar ese lugar de privilegio. FC7 domina: a su equipo, a la Liga Endesa (ex ACB) y a la Euroliga, la Champions del básquet. El Madrid está invicto en la temporada: ganó los 17 partidos, siendo puntero en España (9-0) y en el máximo torneo continental (6-0), tras haber ganado la Supercopa (2-0), a fin de septiembre, la primera competencia de la temporada, siendo elegido el MVP.

Facu, realmente, está haciendo todo: conduciendo, haciendo jugar, anotando y defendiendo. Gobernando momentos, partidos, rivales y competencias. Como cuando se fue, aquella despedida que tuvo algunos enojos madridistas, más por cuándo y cómo se terminó yendo a los Nuggets. Hoy todo es amor, luego de algunos momentos de broncas cuando las partes no se ponían de acuerdo para su retorno.

En estos 17 partidos, Facu promedia 14.3 puntos, 37% triples, 48% de campo, 90% en libres, 6.7 asistencias, 2.3 rebotes y 1.6 robo, con 19 de valoración. Números que hablan por sí solos, aunque no alcanzan a reflejar el valor de lo que está haciendo. Este domingo, por caso, dominó al Bilbao, haciendo cada pequeña gran cosa: 21 puntos, 7 pases gol y 7 recobres para terminar con 39 de valoración. En España su media anotadora es muy interesante: 13.1 tantos, con 41% triples, Números que ratifican que Facu tiene recursos para anotar, algo que varios pusieron en duda tras su paso en la NBA. En esta competencia es el segundo jugador de mayor valoración con 18.7 y también es escolta en asistencias con 6.4 y en el rubro más/menos (con 11.2), además de quinto en robos con 1.6.

 Facundo Campazzo en Denver
Facundo Campazzo en Denver Nuggets de la NBA (Isaiah J. Downing)

En la Euroliga tiene un media similar en puntos (11.8), aunque con menor eficacia de tres puntos (31%). Pero destaca más su impactante habilidad para habilitar compañeros y asistir, siendo el líder en pases gol con 8.7. Un número altísimo. También promedia 3.5 rebotes y 1.2 robo, jugando 24 minutos de media. Justamente viene de ser el MVP de la última jornada del torneo.

No hay dudas que hoy, en todo Europa, recuperó el trono, siendo el mejor base defensor y el armador más creativo. Pero, sobre todo, es lo que le faltaba al Real, luego de una temporada en la que adoleció, justamente, de un tipo como Facu, con su chispa, su agresividad, su actitud, su cabeza, su mente brillante y su personalidad siempre pensando en hacer mejor al equipo.

Y un día, Campazzo volvió a ser feliz. Volvió a ser Facu. El Real y Europa, agradecidos. La NBA es la NBA, otra cosa. No hay nada que reprocharse. Hay que disfrutar el momento. Y a Facu.

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