Fue una de las promesas top de la Selección e Independiente, las lesiones lo marcaron y hoy tiene tres trabajos como DT: “Se pueden organizar”

A los 42 años, Livio Prieto continúa siendo un apasionado del fútbol: conduce a las Santitas, el primer equipo de San Lorenzo en fútbol femenino; a la Reserva de Camioneros y a un equipo en un country. “Yo fui uno más, un jugador de los tantos que pasó”, se autodefine

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Con Prieto en el banco, las Santitas son animadoras de la Zona A en el Torneo Femenino
Con Prieto en el banco, las Santitas son animadoras de la Zona A en el Torneo Femenino

“Yo fui uno más, un jugador de los tantos que pasó”.

Arresto de modestia u honestidad brutal, Livio Prieto sorprende cuando se autodefine. “Tuve suerte de jugar en Primera y me sostuve muchos años. Llegar a Primera es súper difícil. Hoy que trabajo en la formación, soy un agradecido de haber llegado”, subraya el ex fantasista, de 42 años.

La exaltación de la dificultad de tocar la élite es más que válida, pero la de Prieto parece ser una valoración low cost de sus capacidades. Joven prodigio de las selecciones juveniles de Argentina, protegido de José Pekerman, señalado por el botín inmaculado de Ricardo Bochini en Independiente, fueron las lesiones y alguna decisión apresurada, tal como él se encargará de enfatizar, las que no le permitieron alcanzar todo el potencial con el que amenazaba.

Hoy Prieto sigue atado a la pelota como un laburante apasionado del fútbol, teniendo que diversificar su atención en tres carriles: es el entrenador de la Primera División femenina de San Lorenzo, conduce a la Reserva de Camioneros y también es DT en el equipo del country Don Joaquín, en Canning. Recién arribado a su hogar tras cumplir con su tercera ocupación, atiende a Infobae con afán de explicar cómo hace para que los pizarrones nunca se le mezclen.

“El trabajo en San Lorenzo y Camioneros es 100% profesional. Lo otro es más un pasatiempo, es lindo también, y se puede organizar, son menos horas. En el country tenemos chicos que juegan en los clubes, uno en Argentinos, otro en Lanús, varios en Camioneros también... Muchos son chicos muy buenos técnicamente y que no tienen la posibilidad de ir a los clubes porque tienen doble escolaridad y los papás prefieren que estudien y ver más adelante la posibilidad de que cumplan el sueño de ser futbolistas”, se explaya.

-¿Cómo entraste en el mundo del fútbol femenino?

-El fútbol femenino va creciendo y hay que hacer mucho hincapié en la formación. En el fútbol masculino, al año te regalan una pelota y estás pateando. En el femenino, hasta hace un tiempo, comenzaban a jugar de más grandes. El valor humano, en todos los ámbitos, es fundamental; si no tenés un buen grupo, tal vez te tira para atrás. Acá las chicas están predispuestas al entrenamiento, al aprendizaje, ellas se dieron cuenta de que hay un cambio. Técnicamente hay muy buenas jugadoras. No tenía la experiencia de haber trabajado con mujeres, pero los dos preparadores físicos que tengo, sí. Justo por uno de los profes, Marcelo Fernández, me comentó si me interesaba, me senté a escuchar, tuve dos o tres reuniones, y acepté.

-¿Y con qué te encontraste?

-Me encontré con un club que está muy profesionalizado. Estoy viendo que el fútbol femenino crece mucho. Ojalá tenga el respaldo que tiene el masculino y podamos ver un fútbol femenino cada vez más fuerte. Va a llevar su tiempo, hay que seguir trabajando.

-Llevás una vida en el fútbol. Debutaste con 16 años en Deportivo Español, ¿qué significó para vos tocar primera con tanta precocidad? A la distancia, ¿te sentías preparado?

-Pasaron las cosas muy de golpe. Venía de Córdoba, estaba en la Selección Sub 17, empecé a entrenar con Primera, y un día me dijeron “vení, jugás en Primera”. Capaz con 16 no tenés la preparación, fue lindo igual, una sensación maravillosa. Me faltaba la experiencia, el roce de Primera, convivir con que los errores resaltan mucho. Pero cuando entrás a la cancha uno trata de hacer lo mejor y se olvida de los problemas.

En Camioneros, otro de sus trabajos
En Camioneros, otro de sus trabajos

-Enseguida te llevó Independiente. ¿Qué recuerdos tenés de ese salto?

-Me tocó jugar contra Independiente, estaba en la Selección. Me habían preguntado si me interesaba, se dio una posibilidad de poder ir directo de Español a Independiente y terminé estando ahí cuatro años, que fueron muy lindos.

-Bochini te elogió y, de alguna manera, terminó dándole pie a las comparaciones, que a veces son difíciles de sobrellevar, más con una figura como él

-Me tocó en su momento que él hablaba bastante, seguía al fútbol juvenil, después voy a Reserva, y él empieza a hablar de que estaba para Primera. Es difícil, yo siempre trataba de estar tranquilo, no me volvía loco.

-Son cosas que me imagino que tratás de transmitirles a los y las futbolistas que hoy tenés a cargo; el no marearse ni moverse de los objetivos.

-El dinero marea a veces, no la fama, sino el dinero. Tratamos de hacer hincapié en que no cambien, que sigan entrenando, que al fútbol le den tiempo. Lo primero es el estudio. Muchos terminan el secundario y no quieren hacer nada más. Con nosotros están dos horas por día, después están con la familia, en el trabajo o la escuela. Yo les digo que se dediquen. En mi época lo vivíamos diferente. Antes íbamos a un vestuario de Primera y eran todos jugadores grandes y chicos éramos poquitos. Hoy hay mucho joven y poca experiencia.

-Hablando de experiencia, en ese Independiente estabas rodeado de nombres importantes. Lo mismo en el Sub 20.

-Gaby Milito, Forlán, Cuchu Cambiasso y Dani Garnero eran nuestros referentes. Y tuvieron una carrera extraordinaria, Matías Vuoso, también. En Grecia jugué con la base de la selección campeona de la Eurocopa 2004. Los veíamos entrenar y hacían diferencia. En el Sub 20 estaban Pipi Romagnoli, que ya participaba en Primera, Andrés D’Alessandro, Leo Ponzio, la Fiera Rodríguez, que hacía una diferencia abismal en Newell’s... Coloccini, Julio Arca, que lo habían vendido a Inglaterra. Jugué poquito con Saviola, porque después yo me lesioné.

-Debés de ser uno de los pocos futbolistas que provocó la lesión de un rival, por supuesto sin intención, con un caño, a Sebastián Battaglia (padeció la rotura de ligamentos cruzados de la rodilla derecha).

-Fue una jugada que salió, fue espontáneo, si uno se va a imaginar que se va a romper, ni lo tirás el caño. Fue desafortunado para él. Lindo para nosotros en cancha, pero triste cuando nos enteramos de lo sucedido. Llegué a hablar por teléfono con él y me entendió.

El histórico caño de Livio Prieto a Sebastián Battaglia

-¿Cuánto te marcó la lesión (sufrió la ruptura del tendón de un isquiotibial) que te dejó afuera del Mundial Sub 20 que ganó Argentina en 2001?

-Psicológicamente afecta, era el Mundial esperado, se jugaba en Argentina y teníamos muchas posibilidades. Venía de participar en la Selección desde que se había formado la Sub 15, seis años llevaba en Ezeiza. Vine con 14 años a la Selección y me fui con 20. Fue el principio de una de las tantas lesiones que tuve, las lesiones me fueron marginando (su lugar lo ocupó Andrés D’Alessandro y resultó una de las figuras del plantel).

-En la Selección también te tocó ser sparring con Bielsa. ¿Cómo fue esa experiencia?

-Hacíamos muchísimas giras, hacíamos lo mismo que la Mayor. Él siempre hablaba con nosotros. En su momento también estaba (Claudio) Vivas, trabajaba con nosotros la primera hora y había que mostrarle a la Mayor los ejercicios. El primer viaje fue a Holanda; después a Estados Unidos, otro a Japón... El trato era normal, pero se aprendía el nombre de todos nosotros. Con el tiempo, muchos técnicos fueron, no sé si copiando, pero sí agarrando la metodología bielsista. Los resultados a veces no lo ayudaron en la Selección Mayor.

-¿Era muy estricto?

-No tenés mucho margen de error en la Selección, pero traíamos una formación de Pekerman, en cuanto a la conducta, y la habíamos asumido tal cual. Se ve un poco ese legado de José, que son todos los jugadores que tuvo y hoy están en la conducción de la Selección, y eso es bueno. Es un desperdicio tenerlo a José Pekerman sin trabajo. Aunque sea estando ahí, en el predio, sería magnífico tenerlo. Hay que ver las ganas que tiene él.

En un entrenamiento de Independiente, donde fue "bendecido" por u ídolo como Ricardo Bochini (Fotobaires)
En un entrenamiento de Independiente, donde fue "bendecido" por u ídolo como Ricardo Bochini (Fotobaires)

-¿Cuál fue tu primera impresión con Pekerman? ¿Qué te dejó?

a primera a vez que hablé con José, cuando nos citan de la selección en Córdoba, me impresionó la honestidad para hablar. No levantaba la voz, el tipo te llegaba y tenía la sabiduría al momento de elegir jugadores.

-¿Qué rivales te impactó más enfrentar cuando te mudaste a Europa (al AEK de Atenas)?

-En la Champions, cuando enfrentamos al Real Madrid de los Galácticos. A mí lo que me marcó fue haber visto de cerca a Zidane, los controles que tenía. En ese plantel jugaban Roberto Carlos, Michel Salgado, Helguera y Hierro, Makelele, Cuchu Cambiasso, Zidane, Figo, Ronaldo y Raúl. Y no fue campeón ese año. También jugamos con la Roma de Samuel y Batistuta. Después, en Portugal, me tocó enfrentar al Benfica de Aimar y al Porto de Lucho González, Lisandro López y el Tecla Farías.

¿Dónde se vio tu mejor versión?

-En Portugal jugué bastante, me tocó ascender, después pasé a un equipo de Primera.

-También jugaste en Túnez. Y estuviste cerca de fichar en Australia.

-A Túnez me lleva un técnico que me había llevado a Brasil, fui seis meses; como experiencia estuvo bueno, fui a una ciudad muy linda, turística. El fútbol era muy combativo. No me gustó. Y a las costumbres te adaptás. Grecia es un país maravilloso, no sufrí con nada; con lo único, el idioma. Y con Australia tenía todo arreglado y decidí no ir yo.

-Además pasaste por Brasil, por Atlético Mineiro.

-El brasileño al argentino lo quiere mucho. La rivalidad es más del periodismo, o de los hinchas, pero después la gente en general quiere mucho al argentino. Si me das un país para irme a vivir, lo elijo, me fascinó.

-¿Hay espacio para los jugadores habilidosos como lo eras vos en el fútbol de hoy?

-Son los que hacen la diferencia, tenemos a Messi como ejemplo, el mejor del mundo. Los jugadores técnicos y rápidos hacen diferencia. Los grandes equipos, los que pelean, tienen jugadores diferentes. Fijate River, cuántos habilidosos tiene. Barco es imparable, de 50 que te encara, la mayoría te pasa. Hoy se cuida más el resultado, ese es el tema.

-¿Creés que podrías haber dejado una huella más grande en el fútbol?

-Sin las lesiones, seguramente. Me rompí el isquiotibial, con una operación de por medio; el talón de Aquiles, lo mismo. Uno si pudiera volver el tiempo atrás corregiría algunas decisiones, como no haber ido a Europa tan joven. Con el diario de lunes todos sabemos qué hacer, pero con las lesiones... Hoy los jugadores y jugadoras cuentan con la psicología como apoyo. Hay que hacer hincapié en la salud mental.

Figurita de Prieto en el Atlético Mineiro. En el exterior, también jugó en Portugal (Santa Clara y Pacos de Ferreira), Emelec de Ecuador y AEK de Atenas
Figurita de Prieto en el Atlético Mineiro. En el exterior, también jugó en Portugal (Santa Clara y Pacos de Ferreira), Emelec de Ecuador y AEK de Atenas
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