El camino de Nueva Zelanda hacia la final de la Copa del Mundo de rugby que se organizó en Francia comenzó con una derrota contra el país anfitrión. Aquel encuentro que Les Bleus se adueñaron por 27-13 tuvo un inesperado detrás de escena que la prensa que siguió a los All Blacks a lo largo del certamen decidió sacar a la luz semanas después de la consagración de los Springboks. “Por el camino hubo cocinas mugrientas, anfitriones poco serviciales y aires acondicionados defectuosos a temperaturas insoportables”, comenzó uno de los periodistas que cubrió el evento.
Gregor Paul relató en primera persona para el New Zealand Herald el calvario que vivieron durante su estadía en territorio galo. La pesadilla arrancó en el momento en que se subieron a un tren a altísimas temperaturas: “Gilbert Enoka intenta en vano encontrar a alguien vagón que pueda encender el aire acondicionado. El entrenador de habilidades mentales no tuvo suerte y, con unos 30 grados, los All Blacks estaban sofocados mientras se dirigían de Lyon a París dos días antes del partido inaugural”.
Además, reveló que tienen a disposición una “la legión de policías, militares y guardias de seguridad privados” para custodiar al plantel y que sufrieron exactamente lo mismo que ellos. Con los Juegos Olímpicos de París 2024 a la vuelta de la esquina, la prueba piloto fue justamente el Mundial de rugby y Gregor contó que apenas subieron al tren aparecieron “soldados armados hasta los dientes impidiendo que nadie intentara acceder a su vagón” para garantizar la tranquilidad del equipo.
Aunque agradeció la seguridad que en Francia brindaron en todo momento, el relato tomó otra dirección. “Los organizadores claramente no querían que los equipos se sintieran cómodos”, arrancó el periodista. “Los All Blacks llegaron a la estación de Lyon incómodamente acalorados, una situación que iba a empeorar significativamente después de que negociaran un viaje de 90 minutos hasta su hotel en el suburbio exterior del sureste de Creteil”, añadió sobre el lugar que sería el alojamiento de la selección tres veces campeona del Mundial.
La descripción del edificio empeora a medida que avanza el relato de Paul. “Resulta ser un hotel de mala muerte, que se autoproclama de cuatro estrellas pero que nadie sabe si merece siquiera tres. No hay salones de actos para reuniones, el aire acondicionado no funciona y la cocina está tan sucia que el chef de los All Blacks, Wallace Mua, insiste en limpiarla durante tres horas antes de estar dispuesto a cocinar en ella. Esta es la segunda sorpresa que se han llevado en materia de alojamiento”, describió.
Y continuó al respecto: “En su base de Lyon, la piscina que les prometieron que estaría terminada y en funcionamiento cuando llegaron era un búnker de hormigón, con basura flotando en el agua de lluvia oxidada que se había acumulado. La falta de aire acondicionado fue un gran problema dada la temperatura, y el nutricionista Cat Darry, temía que algunos jugadores estuvieran deshidratados antes del saque inicial. La mala situación empeora cuando suena la alarma de incendios a las 3 de la madrugada de la víspera del partido”.
El cronista contó que la mitad de los jugadores “sacaron sus colchones al pasillo donde creen que puede hacer más fresco” y procedió a lanzar una dura crítica contra la organización local. “Pero la única certeza que se puede tener es que el equipo francés no estaba soportando nada de esto y dormía a pierna suelta en sus habitaciones con aire acondicionado e insonorizadas al otro lado de la ciudad”, lanzó George. Las quejas fueron escuchadas y “ningún otro equipo se alojó en ese hotel después de los All Blacks” ya que la World Rugby lo retiró de la rotación de París.
Ya en el día del partido contra Francia, las irregularidades siguieron su curso. “La noche del partido, en el estadio, los miembros del equipo de prensa de los All Blacks no pueden acceder al terreno de juego porque, según las normas de la World Rugby, sólo se permite el acceso a las emisoras con derechos. Mientras el personal de Nueva Zelanda se entera de esto, sus equivalentes franceses pasan por delante de la seguridad y filman lo que quieren, donde quieren”, añadió sobre la diferencia de tratos.
“Cada vez estaba más claro que los franceses dirigían un Mundial en el que había una regla para ellos y otra para todos los demás”, volvió a criticar Paul. La derrota, sorpresiva para muchos, puertas para dentro no fue para tanto: “Ya sea por la falta de sueño, la deshidratación, la ocasión, la no disponibilidad de Tyrel Lomax, Shannon Frizell, Sam Cane y Jordie Barrett o simplemente porque Francia es mejor equipo, los All Blacks se vinieron abajo en el minuto 65, cuando Will Jordan vio la tarjeta amarilla”.