Una multitud. Por aire, por tierra, por todos los medios imaginables. Una invasión azul y oro desembarcó en Brasil para ver a Boca buscar la séptima Copa Libertadores, hecho que no gustó entre los ultras del Flu, que encabezó varios ataques en la playa de Copacabana contra la avanzada visitante. Entre los miles y miles que viajan para alentar al equipo de Jorge Almirón, está obviamente La Doce, la barra brava más temida de América Latina. Por eso hay un operativo especial dispuesto por la Policía Militar de Río de Janeiro para cercar a los 400 miembros de la barra que estarán en Brasil y que se trasladan por dos caminos diferentes. Por un lado van los jefes y su círculo más íntimo a los que esta vez se suma un segundo anillo de los que siempre se movilizan a todos lados, y por otra vía se trasladan las terceras y cuartas líneas que tienen su entrada garantizada pero, claro, un trayecto bastante menos amable.
Los capos, con Rafael Di Zeo y Mauro Martín a la cabeza, salen en la madrugada del sábado en un vuelo chárter. Serán casi 100 los que se suban al avión junto a varios pertrechos de la barra aunque en Buenos Aires quedará el famoso telón que cubre toda la segunda bandeja. Ya han hecho contacto con las autoridades migratorias y de seguridad del vecino país, que los esperan allá cerca de las cinco de la mañana. Ese grupo irá escoltado desde el aeropuerto hasta los dos hoteles donde se alojarán. En uno cinco estrellas a apenas diez minutos del estadio estarán los 20 primerísimas líneas de la barra, el resto tendrá otro de menor valor. Serán los encargados de juntarse con el resto de la tropa que salió ayer por la tarde en micro desde Buenos Aires y distintos puntos del Conurbano para arribar a Río mañana cerca del mediodía. De la Capital Federal salieron seis ómnibus que además de llevar 240 barras tenían también en las bodegas muchas de las banderas de palo de dimensiones de dos metros por uno que vestirán la tribuna Xeneize y buena parte de la percusión. Después, durante el camino, se irán sumando más micros hasta llegar a 60 según la información que maneja el Gobierno. Todos se reunirán en el puesto de Migraciones en Misiones para pasar juntos a tierra brasilera. Pero esa es sólo una parte del aluvión azul y oro que va para allá: según la información que maneja el Comité de Seguridad Deportiva son casi 200 los micros con hinchas de Boca que estarán yendo hacia el Maracaná.
El monitoreo de la situación estará dado por dos miembros del Comité y tres oficiales de Policía que están arribando esta tarde a Río de Janeiro. Los primeros son Guillermo Madero, que es el subsecretario de seguridad deportiva de la Ciudad de Buenos Aires y Juan Manuel Castrilli, el hijo de Javier, el ex árbitro, que es actualmente director ejecutivo del Comité de Seguridad en el fútbol de CABA. Además irán el Comisario Mayor Fernando Cargnelutti, director de eventos masivos de la Policía, y el comisario Alejandro Eboli, uno de los oficiales que más barras conoce en el país, ya que es el jefe de Conductas Delictivas en Eventos Masivos, la división específica que se ocupa de la violencia en el fútbol. A ambos se les sumará un tercer hombre de azul quienes coordinarán con la Policía brasilera los modos de traslado de los hinchas al estadio.
En principio el primer foco estará puesto en La Doce, aunque estiman que será el menos problemático, porque ésta ya arregló ir escoltada al estadio arribando más de dos horas antes. El escenario de problemas en realidad abarca otros dos focos: los micros con hinchas de peñas y filiales que saldrán desde el Sambódromo, que es el lugar dado para la concentración de hinchas Xeneizes, y la gente que viaja por las suyas hacia el Maracaná. Sobre estos últimos hay todo tipo de avisos por Copacabana y zonas aledañas para que no concurran en autos sino en subte y se bajen en la estación Sao Cristovao, que está a 800 metros del estadio. Allí habrá una guardia especial que durante 300 metros hará un circuito para que los hinchas lleguen seguros hasta el primer cordón de seguridad donde deberán mostrar el ticket, anillo ubicado a 500 metros del ingreso a las puertas E y F, que son las que están asignadas para el grueso del público de Boca. En el caso de quienes vayan en micro desde el Sambódromo, se subirán a los mismos cinco horas antes y todos deberán tener la entrada con el código QR activo para poder viajar. Caso contrario no los dejarán salir de esa zona.
Igual, el problema mayor es con todos aquellos que no tienen entradas. Si bien por pedido de la embajada argentina al mando de Daniel Scioli se armará un fan fest donde suele desfilar las comparsas, se estima que serán miles los hinchas sin tickets que igual se acercarán al Maracaná para tratar de conseguir algo en reventa (hoy las más baratas están cotizando a 1.800 dólares) o directamente sortear las vallas e ingresar de colado. Ante esta situación desde la propia seguridad argentina están avisando que la Policía Militar de Río suele ser poco indulgente y que está preparada para reprimir a como dé lugar. Como ya sucedió en la playa.
Pero eso será recién el sábado. Antes hay un ojo puesto en lo que pueda ocurrir este viernes desde las 16 horas, cuando fue convocado el banderazo de hinchas Xeneizes en el corazón de Copacabana, plena Avenida Atlántica al 22.000, donde está ubicado en la vereda que da a la playa el famoso Quiosque Buenos Aires. La Policía estima que puede haber decena de miles de personas cantando, saltando. Después de lo ocurrido en las últimas 24 horas, es la verdadera prueba de fuego en la previa al encuentro.
Claro que además preocupa el post partido. Por un lado la información oficial es que, en caso de salir campeón, Boca recién regresará a la Argentina el domingo a las 17.20. Ese mismo día pero a primera hora de la mañana también despegará el vuelo chárter con la barra de Boca rumbo a Ezeiza. Por lo que se estima que si hay vuelta olímpica del team de Almirón, todos querrán ir a festejar al hotel donde se aloja Boca, el Hilton Barra, y allí habrá que realizar un operativo de seguridad grande para que no se empañe la fiesta. Cierto, ese hotel queda en Barra de Tijuca a unos 20 kilómetros de Copacabana, pero cualquier provocación puede ser la chispa que origine el incendio. A esto es a lo que más atenta está la Seguridad.
Pero por otro lado también en la Ciudad de Buenos Aires trabajan sobre la contingencia de Boca campeón. Porque el Obelisco será el centro de los festejos en la Capital, pero justo el sábado también se hace la tradicional marcha del orgullo. Por eso se habló con las organizaciones LGBT para que el trayecto entre Plaza de Mayo y el Congreso se haga durante el horario del partido, cosa que se puedan separar ambos eventos en horario pero también en metros. Además también se está previendo una movilización gigantesca para el domingo si el equipo Xeneize da la vuelta olímpica. La hipótesis de trabajo es la apertura de la Bombonera para que no se concentre el grueso de la gente en el centro y hacer un viaje controlado desde Ezeiza hasta la cancha. Claro que nadie descarta que la cantidad de hinchas sea tan importante que termine sucediendo lo mismo que con la Selección tras el título en Qatar, por lo que hay pensada una evacuación en helicópteros en caso de que el micro tenga impedido avanzar por la autopista Ricchieri. Claro que eso está supeditado al resultado del partido. Por ahora todo es tensión y mucho nerviosismo de la gente de Seguridad a ambos lados de la frontera, ya que creen inevitable tener jornadas muy conflictivas pase lo que pase y salga campeón cualquiera de los dos equipos.