Una vieja cantera de granito, ubicada en lo alto del Monte Castro, fue testigo de cómo el Real Madrid tuvo que ponerse el mono de trabajo de un minero para conseguir una trabajada victoria ante el Braga. Rodrygo, que rompió una sequía goleadora de más de 800 minutos, y Bellingham certificaron el tercer triunfo de los blancos en Champions que les deja a las puertas de los octavos de final. El Braga se metió en el partido con el tanto de Djaló y acabó el encuentro volcado sobre la meta de un Kepa que salvó a su equipo en momentos claves.
Antes de que Michael Oliver hiciera sonar su silbato, los blancos tuvieron que superar una coyuntura especial. Joselu fue baja de última hora y, curiosamente, eso allanó el camino a un Ancelotti que alineó a Bellingham, Vinicius y Rodrygo e hizo quebrar a la zaga portuguesa. Entre los tres fabricaron los dos goles de la victoria. Ambos, con Vini en modo asistente y su compatriota y el inglés intercambiándose los papeles en el área, el habitat de Joselu. La ausencia de un delantero referencia no se notó en Braga. Más por las características del rival que por la adaptación del Madrid a jugar sin un punta.
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Ancelotti pensó en el Clásico
La valentía encomiable que mostraron los de Artur Jorge en ataque fue directamente proporcional a su fragilidad defensiva. Con la posesión en su poder hacían retroceder algunos metros a los de Ancelotti, pero en cuanto la perdían y el Madrid filtraba a Vinicius, temblaban los cimientos del majestuoso Municipal de Braga. Demasiados espacios entre las líneas permitían al brasileño jugar a campo abierto, como le gusta y donde hace daño. Serdar aún sigue dando vueltas buscando al brasileño cuando este se giró y puso un centro tenso rematado por Rodrygo en boca de gol.
⚽️Rodry𝐆𝐎𝐋
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) October 24, 2023
El brasileño rompe su sequía adelantando al Real Madrid en Braga. #UCL #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/cC2OuKxDwZ
El show de Vini siguió. Eléctrico y metido en el partido, poco que ver con el resto de sus compañeros que, acomodados, se limitaban a conservar la posición y ahorrar energías para la batalla del Montjuic. Un clásico, antes del Clásico. Ancelotti mandó ese mensaje con la alineación, dejando a Alaba, Mendy, Tchouaméni y Kroos en el banquillo. El Madrid, aún así, era muy superior. Se notaba. Pero los blancos confundieron superioridad con confianza. Controlaban, pero eran reservones y no tenían el partido cerrado. Parecía hacerlo Bellingham cuando Vinicius fijó a la defensa en la izquierda, cedió el balón atrás y un metro dentro del área el inglés metió un pase a la red.
El Braga hizo retroceder al Madrid
La sensación de tener el trabajo hecho invadió el alma de los jugadores del Real Madrid. Se desconectaron. Pensaron más en lo que estaba por jugarse que lo que aún andaba en juego. Djaló, dos minutos más tarde del tanto de Bellingham, se encargó de que no se olvidasen del partido. Se tiró una pared con Banza y de un derechazo por el primer palo batió a Kepa. En ese momento surgió otro Braga. Subió sus líneas, comenzó a presionar la salida de balón blanca e hicieron trabajar a Kepa.
Un disparo a quemarropa de Ricardo Horta lo sacó a ciegas el meta blanco: el disparo le buscó a él y no a la inversa. En ese momento, el técnico luso ya había pasado de una defensa de cinco a la línea de cuatro. Más tarde, Fonseca cabeceó erráticamente un envío excelente de Ricardo Horta. Ahí Artur Jorge eliminó otro defensa y pasó a jugar con tres atrás y resto buscando el tanto del empate que finalmente no llegó. Antes de que el Madrid se llevase el triunfo, Bellingham dio el susto. Se llevó la mano a la pierna y fue sustituido de inmediato. La noche, plácida en el inicio, acabó de manera sobresaltada para los de Ancelotti que, ahora sí, ya pueden centrarse de manera definitiva en el Clásico ante el Barça.