Iban casi 74 minutos del duelo que Los Pumas le ganó a Gales cuando Louis Rees-Zammit, el número 14 del elenco galés, corrió por el sector izquierdo directo al in-goal pero se cruzó con un Matías Moroni que se abalanzó a toda potencia sobre él para evitar la anotación. Al final, Nicolás Sánchez liquidó el pleito y Argentina jugará este viernes ante los All Blacks por un lugar en la final del Mundial de rugby. Así, Tute, de 32 años, se convirtió en el héroe del tackle, el símbolo de un triunfo histórico, al punto que su acción fue compañarada con la atajada de Dibu Martínez a Randal Kolo Muani en la final del Mundial de fútbol de Qatar.
La curiosidad es que el jugador de Leicester Tigers podría decirse que entró por la ventana a la nómina del entrenador de Michael Cheika, al punto que no integraba la lista oficial de 33 elegidos. La lesión de su compañero compañero Santiago Chocobares hizo que el entrenador australiano reconsiderara su decisión. Y lo bien que hizo, a juzgar por su incidencia de la suerte de la Albiceleste en la Copa del Mundo.
“Esta camiseta es lo más importante que tengo, juego al rugby por ella. Nos volvemos a poner en la situación de jugar el partido más importante de la historia de Los Pumas”, declaró, después de su hito. “Trabajo, humildad, sacrificio... Confianza en el de al lado, confianza en el sistema, en lo que venimos haciendo. Y mucho corazón, por el país, por la camiseta, por nosotros mismos. Los que se hayan subido antes de Japón, sepan que vamos a ir a la guerra”, completó el decálogo que inspira el espíritu puma.
No obstante, frente a Nueva Zelanda, Moroni volverá a ser relevo. El único cambio respecto de la alineación que comenzó ante los británicos: Gonzalo Bertranou volverá a ser el 9 de argentina en lugar de Tomás Cubelli. ¿Por qué Moroni no se ganó un lugar entre los titulares? Para el cuerpo técnico rinde más entrando como suplente, al igual que Sánchez. En la mayoría de los partidos, Los Pumas están haciendo una diferencia física sobre el final, un dato que Cheika y compañía tienen en cuenta. Además, son jugadores más grandes y los cuidan. La fórmula de momento está funcionando. Y no la van a cambiar en semifinales.
La historia de Tute es particular: hasta los 16 años, su lazo con el deporte fue el fútbol. En realidad, nunca lo perdió. Fanático de Boca, es habitué de La Bombonera y hasta transmisor de esa pasión: por caso, contagió su fervor al neozelandés David Kidwell, el entrenador de la defensa de Los Pumas, al que llevó al templo xeneize con todo el merchandising. Su cuenta de Instagram está atestada de referencias auriazules. Y cuando termina las conferencias de prensa, casi un ritual, las remata con un “Boca, Boca, Boca” mientras se retira.
Con facilidad para los deportes en general (también despunta el vicio en el golf), un compañero de escuela secundaria lo tentó con la ovalada en CUBA. Sin formación, aceptó el desafío. Y a los tres años ya jugaba un Mundial para Los Pumitas. Su debut en Los Pumas mayores llegó en junio del 2014 en un partido ante Escocia. Con el Club Universitario de Buenos Aires ganó el título de la URBA y luego formó parte de Pampas XV y de Jaguares. Con el parate por la pandemia de coronavirus emigró a Inglaterra.
Disputó los dos anteriores Mundiales y en Francia se calzó la capa de superhéroe cuando Los Pumas más lo necesitaron. Es la imagen del seleccionado en su travesía en la Copa del Mundo. Aunque sabe que con los All Blacks, aún comenzando como suplente, tendrá la chance de actualizarla con otra hazaña.