Lejos de vivir como una fiesta las últimas cinco fechas de la temporada de la Fórmula 1, dentro de Red Bull se vive un guerra interna que podría desembocar en la salida de la escudería de su estrella y flamante tricampeón mundial, Max Verstappen. El neerlandés de 26 años es frontal y poco le importan los comentarios y en caso de que se fuerce la despedida de un integrante del equipo con peso histórico, el piloto también lo acompañaría.
Verstappen aseguró la corona cinco fechas antes del final. Antes, Red Bull también abrochó su sexto título de Constructores. Uno de los focos de este conflicto es el Dr. Helmut Marko (80 años), pero esta vez no fue por alguna de sus declaraciones que suelen generar un escándalo, como la de tintes discriminatorios hacia el otro corredor del team austriaco, el mexicano Sergio “Checo” Pérez.
Pese a las fotos con sonrisas y plena felicidad por dominar en la Máxima categoría, Marko no tiene una buena relación con el jefe del equipo, Christian Horner (49), quien inició un golpe de estado contra el asesor de la escudería, según informa el medio alemán F-1 Insider, uno de los sitios especializados más prestigiosos y que suele manejar información de primera mano.
Horner también quiere estar a cargo de la escudería satélite, Alpha Tauri, y así determinar en el futuro qué pilotos obtendrán contratos. Cabe recordar el manejo polémico que tiene Red Bull con sus corredores a quienes baja y sube de sus equipos según una serie de resultados a corto plazo. El último caso fue el del neerlandés Nyck de Vries, que aplastó en su época del karting, fue campeón en la Fórmula Renault Europea, la Fórmula 2 y en la Fórmula E, pero tras diez carreras en Alpha Tauri este año lo sacaron del equipo y promovieron el retorno del australiano Daniel Ricciardo.
Sin embargo, si Horner quiere tener más poder en la estructura general de Red Bull, tiene que sacar de su camino a Marko, mano derecha del fundador de la empresa, Dietrich Mateschitz, fallecido hace un año. Marko era el hombre de mayor confianza de Mateschitz en todas las actividades de Red Bull en la F1. Y, para disgusto de Horner, sigue siendo el caso para el nuevo jefe de la empresa de la bebida energizante, Oliver Mintzlaff, el alemán de Bonn, que fue nombrado por Mateschitz como su sucesor en su testamento y que, por tanto, pasó del club de fútbol RB Leipzig a la alta dirección del grupo.
Al tanto de este panorama, Horner hilvanó una alianza con el accionista mayoritario de la corporación de Red Bull, el tailandés Chalerm Yoovidhya (51 por ciento). Una vez que estuvo seguro de su apoyo, quiso que su compatriota Bradley Lord (según fuentes internas, el director de prensa de Mercedes F1 habría presentado su candidatura a Horner en la pretemporada), fuera el sucesor del jefe de equipo en Alpha Tauri, Franz Tost, que se jubilará a finales de este año.
Cuando eso no funcionó, Horner habló con el que hizo campaña a favor del ex integrante de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), Peter Bayer, para poder tener su confidente en Alpha Tauri. Aunque Marko, un “viejo zorro” lo hizo antes, se ganó su confianza y le facilitó el camino para que fuera el nuevo CEO de Alpha Tauri.
Sin embargo, los popes de Red Bull pusieron a su lado al ex director deportivo de Ferrari, Laurent Mekies, como socio igualitario para 2024. Mientras que en el futuro Bayer se encargará del marketing y la organización, el francés será el responsable del ámbito deportivo del equipo.
Horner no se rindió y empezó a filtrar en celosas charlas en off con algunos referentes de la prensa inglesa que “Marko ya no gozaba de la confianza de los tailandeses y de la nueva dirección de Red Bull y que, por tanto, querían deshacerse de él”. Claro que a la hora de prender una cámara o con un micrófono delante, el ex piloto inglés siempre negó todo.
No obstante, el ambiente sabe que el marido de la ex Spice Girl, Geri Halliwell, no es ningún santo y es por eso que hubo una conversación entre Mintzlaff y Marko, en la que no solo se discutió sobre Horner y su papel, sino que Mintzlaff avisó que este fin de semana estará en el Circuito de las Américas, en Austin, Texas, sede del Gran Premio de los Estados Unidos.
Mintzlaff le ratificó su confianza a Marko, quien también se hizo el desentendido y ante la consulta de F-1 Insider sobre la interna del equipo, se focalizó en el subcampeonato que debe lograr Checo Pérez. “Últimamente ha habido mucha especulación en la prensa que no debería tomarse en serio. Ahora todos deberíamos mantener la calma y pensar en nuestra actividad principal. Esto es deporte y no política. Todavía queremos asegurar el subcampeonato con Sergio Pérez. Depende de él porque le damos el coche para hacerlo. En cuanto a mí, tengo contrato con Red Bull hasta finales del año que viene, después ya veremos. Pero depende de mí si las cosas continúan y cómo. Definitivamente he tenido mucho apoyo últimamente y eso me hace muy feliz”, dijo Marko.
Pero el Dr. Marko se mueve de forma sigilosa y sumó al aliado más fuerte que puede llegar a tener: el propio Verstappen, al que conoce desde los 16 años. El contacto frecuente con el neerlandés desde su época del karting y en el programa de desarrollo de pilotos de Red Bull marcó para siempre al actual tricampeón mundial, cuya lealtad con Marko es innegociable. Según el citado medio germano, afirma que una fuente confiable de Verstappen lo dejó en claro en conversaciones personales tanto con el jefe tailandés como con Mintzlaff: “Si Marko tuviera que irse, él también se iría”.
En marzo del año pasado, Daily Mail y De Telegraaf informaron que Verstappen firmó un contrato por cinco años con Red Bull, por unos 53 millones de dólares por temporada. Sin embargo, estaría dispuesto a dejar esa fortuna y al mejor equipo en la actualidad por acompañar a su mentor, el Dr. Marko.