Alerta por la sede de la final de la Libertadores entre Boca y Fluminense: la interna con Flamengo como protagonista que puso en duda al Maracaná

Por fuertes presiones internas, el encuentro que definirá al campeón de América puede llegar a cambiar de estadio o incluso ciudad

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¿Se jugará la final de la Copa Libertadores en el estadio Maracaná? (REUTERS/Sergio Moraes)
¿Se jugará la final de la Copa Libertadores en el estadio Maracaná? (REUTERS/Sergio Moraes)

Lo que parecía un rumor de pasillo comenzó a tomar fuerza en las últimas horas y pasó a ser un debate real: Aunque hay quienes se mantienen firmes con la postura de disputar el encuentro definitorio el sábado 4 de noviembre en el Maracaná de Río de Janeiro, surgieron cuestiones que causan incertidumbre a dos semanas del match. Según fuentes brasileñas, la final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y Fluminense podría mudarse a otro estadio o incluso ciudad brasileña. Por algunas presiones internas por parte del Flamengo y el itinerario del Brasileirao, las autoridades tendrán que resolver en las próximas horas las medidas a tomar.

Este jueves se desarrollará en Luque, Asunción (Paraguay), una reunión protocolar entre los directivos de Boca, Fluminense y las asociaciones miembro de la Conmebol implicadas (AFA y Confederación Brasileña de Fútbol). Sin embargo, un invitado inesperado apareció en el mitin: Flamengo. ¿Qué tiene que ver el otro poderoso equipo carioca en esta cuestión? Los altos mandos del Fla golpearon la mesa al advertir que no dispondrán de la localía en el Maracaná de cara al partido contra Red Bull Bragantino por la Fecha 30 del Brasileirao programado para el sábado 28 de octubre.

Al margen de una cuestión ligada a la histórica rivalidad y de no ceder terreno ante su acérrimo adversario Fluminense, en vísperas de lo que podría llegar a ser la obtención de su primera Libertadores, en Flamengo argumentan que algunos abonados tienen derecho a utilizar su plaza en el mítico estadio que es propiedad del Estado de Río de Janeiro y en 2019 se decidió terminar la concesión de la empresa Odebrecht. Desde hace cuatro años, la administración corresponde a los dos clubes cariocas por medio de un consorcio en el que se renuevan provisionalmente las licitaciones de manera anual.

Flamengo juega su final: quiere hacer de local en el Maracaná por el Brasileirao una semana antes de la Libertadores (REUTERS/Sergio Moraes)
Flamengo juega su final: quiere hacer de local en el Maracaná por el Brasileirao una semana antes de la Libertadores (REUTERS/Sergio Moraes)

La Conmebol, que con la designación de la emblemática cancha brasileña accedió a disponer de todos los palcos del tercer piso del lado Oeste, podría negociar los del lado Este y los del segundo piso con Flamengo, que alzó la voz para que les respeten los lugares a sus beneficiarios. El ente que rige al fútbol sudamericano pretendía contar con 14 días de anticipación con el Maracaná y, de entrada, cedió un día por la agenda de la liga brasileña que marca que el domingo 22/10 chocarán Flamengo y Vasco da Gama en uno de los clásicos más importantes de la ciudad. Es que además de adecuar las instalaciones y vestir de gala el recinto, fundamentalmente pretenden impedir que se dañe el campo de juego para que luzca impecable el 4/11. Actualmente no está en su mejor nivel y, si finalmente Flamengo cumple con su cometido y juega contra el Bragantino siete días antes de la final de la Libertadores, el escenario no estará a la altura de las circunstancias de un duelo de esta envergadura.

El presidente de la entidad rojinegra, Rodolfo Landim, aseguró que “no renunciará” a jugar sus próximos dos compromisos en condición de local y la CBF respaldaría su postura, según informó el sitio Globo Esporte. Además, informaron que una delegación que representa al Gobierno del Estado de Río de Janeiro conformada por los secretarios de la Casa Civil, Nicola Miccione, y de Deportes y Ocio, Rafael Picciani, viajaron a Luque para presenciar el cónclave. En tanto, una nota oficial publicada en el sitio web de la CBF en la jornada de ayer informó que el presidente de la CBF, Ednaldo Rodrigues, llevaría a la Conmebol “el reclamo del Flamengo, que pide que el partido contra el Bragantino se realice en el estadio Maracaná”.

Hasta el momento, la postura del Fluminense ha sido neutral. El pensamiento del Flu es no confrontar con su oponente y socio en la administración del Maracaná, así como tampoco hacerlo con las autoridades de la CBF, con quien mantiene lazos firmes por la “cesión” de su entrenador, Fernando Diniz, como interino de la selección brasileña. Por su parte, en Boca Juniors se mantienen apartados de la polémica, pero internamente no querrán ceder los lugares que les fueron designados para sus hinchas.

El estadio Olímpico Nilton Santos, posible sede de la final de la Copa Libertadores en caso de que se mude de Maracaná (REUTERS/Sergio Moraes)
El estadio Olímpico Nilton Santos, posible sede de la final de la Copa Libertadores en caso de que se mude de Maracaná (REUTERS/Sergio Moraes)

Si bien la situación generó molestia en la Conmebol, Alejandro Domínguez y compañía entienden que no hay tiempo que perder por los preparativos del gran evento y, en caso de no llegar a un acuerdo, mudarán la sede. En caso de que esto ocurra, probablemente el Flamengo deba afrontar un costo político por la reyerta. Según pudo averiguar Infobae, las chances de que la final de la Libertadores 2023 se celebre en otro estadio son reales si los problemas continúan.

Ahora bien, ¿cuáles son los posibles estadios a los que podría mudarse la sede?

A priori, el más cercano de los estadios es el Nilton Santos, ubicado a apenas 7 kilómetros del Maracaná. El gran problema de la cancha donde habitualmente juega el líder del Brasileirao, Botafogo, y donde se disputó la final de fútbol masculino por los Juegos Olímpicos de Río 2016 en la que Brasil resultó ganador, es la capacidad. En el conocido popularmente como el Engenhão entran menos de 50.000 personas, o sea que habría que recortar el cupo de 30.000 fanáticos que posiblemente ya tengan sus tickets comprados.

El otro estadio que apareció en el radar es el Morumbí de San Pablo, con mayor aforo que el Nilton Santos pese a no igualar el del Maracaná. El Cícero Pompeu de Toledo, donde se presenta como local el San Pablo, cuenta con una capacidad cercana a los 67.000 espectadores. No obstante, las dificultades de esta hipotética mudanza son varias. Primero, la necesidad urgente de cambiar toda la logística a más de 450 kilómetros de distancia (unas seis horas de ruta en auto), no solamente contemplando a la organización sino la de los miles de hinchas, sobre todo argentinos, que ya compraron paquetes, estadías y vuelos hacia Río de Janeiro. Segundo, porque ese mismo fin de semana del sábado 4 y domingo 5 de noviembre, se disputará en San Pablo el Gran Premio de la Fórmula 1, por lo que ya está montada una estructura en materia de seguridad y distintos protocolos para la cita automovilística.

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