Corrían 12 minutos del complemento en la victoria de Argentina 2-0 ante Perú cuando la Albiceleste volvió a acelerar. Lionel Messi se filtró en el área, intentó asistir a Julián Álvarez, pero un rechazo lo impidió. El balón derivó en Nico González, que una vez más metió un centro rasante. Miguel Trauco, en el afán de rechazar ante la arremetida de la Araña, terminó cediendo para el astro, que había quedado en posición adelantada. Puesto en juego nuevamente por su adversario, sólo tuvo que empujar a la red para gritar.
Era el tercer tanto para el campeón del mundo, la Pulga se abrazó con Álvarez, mientras el árbitro Jesús Valenzuela miraba a sus asistentes y se tocaba el auricular, advirtiendo a los futbolistas incaicos, que ya lo rodeaban, que la acción estaba siendo revisada por el VAR, quien lo terminó convocado a observarla a la pantalla. Instantes después, anuló la conquista. ¿En qué basó su decisión? ¿Por qué no consideró que Trauco habilitó al argentino, dado que la pelota partió de sus botines?
El defensor no tenía pleno dominio de la pelota a la hora de despejar la pelota: lo hizo apurado por Álvarez, deslizándose sobre el césped. Ese detalle es el que lo terminó beneficiando a partir del criterio del juez venezolano, que respaldó su determinación en la circular 26, con la recomendación para juzgar este tipo de acciones específicamente. Se puso en vigencia el 1° de julio de 2023.
Fue la escena más difícil que le tocó afrontar a Valenzuela, que terminó siendo permisivo en algunas jugadas. Por ejemplo, el lateral de Boca, Luis Advíncula, tendría que haberse marchado expulsado a las duchas por doble amarilla.
No obstante, a pesar de un buen inicio de Perú, con alguna situación a favor y cerrándole los caminos a Argentina, la visita se abrió camino con los tantos de su capitán y luego manejó el desarrollo y mereció llevarse a Ezeiza algún gol más. Un detalle en la campaña de los dirigidos por Lionel Scaloni, que acumulan cuatro victorias en cuatro presentaciones camino al Mundial de Estaods Unidos, México y Canadá 2026.
Por lo pronto, Messi no guardó rencor tras la conquista anulada: tras la finalización del pleito, se pudo advertir que Valenzuela le pidió la camiseta y le arrancó una sonrisa al atacante del Inter Miami, que aceptó regalársela, pero en el vestuario y no adelante de las cámaras. Todos quieren un recuerdo del mejor jugador del planeta: hasta las autoridades de los encuentros.