Marcos Rojo caminó por la cornisa durante los 65 minutos que estuvo en el partido entre Palmeiras y Boca Juniors por la vuelta de la semifinal de la Copa Libertadores de América. El defensor fue al límite en cada jugada y, si bien fue uno de los mejores de su equipo en el primer tiempo, en el complemento recibió dos amarillas que le costaron la expulsión.
En la segunda etapa el Palmeiras comenzó a arrimarse y jugó más en el campo rival, sobre todo con el empuje de Endrick. Mientras que Boca Juniors intentó salir con alguna contra de Valentín Barco, pero le costó defender la mínima diferencia que había conseguido en el primer tiempo por medio de la arremetida de Edinson Cavani.
A los 50 minutos el ex jugador de Estudiantes y de la selección argentina fue con la pierna levantada contra Rony y estuvo a centímetros de no pegarle en la cara con los tapones al delantero brasileño. De hecho eso fue lo que lo salvó de la roja directa, el no haber impactado. Rojo se lamentó porque supo de su error en una jugada temeraria que pudo haber terminado muy mal.
El capitán del Xeneize quedó al borde de la expulsión y eso pasó 15 minutos más tarde, en una jugada en la que cometió una falta afuera del área. Fue al cruce con Kevin Macedo, que llegó antes y el contacto a destiempo del defensor de Boca Juniors hizo que el árbitro Andrés Matonte le sacara la segunda amarilla a Rojo, que debió dejar el campo de juego.
Luego de unos instantes en el piso el zaguero reconoció el error que cometió. Después se levantó y se fue caminando hacia el banco de suplentes lamentándose por lo ocurrido. Supo del perjuicio generado a sus compañeros. Levantó la cabeza, miró hacia el banco y tras tocarse el pecho les pidió disculpas a los integrantes del cuerpo técnico.
El entrenador Jorge Almirón debió hacer cambios para acomodar la defensor y sacó al mejor jugador, Barco, para meter a Nicolás Valentini. No obstante, Palmeiras consiguió la igualdad con un remate de zurda del uruguayo Joaquín Piquerez.
Los últimos minutos fueron un sufrimiento para Boca Juniors y la figura de Sergio Romero se agrandó. Otra vez el arquero fue el responsable de no sufrir más caídas en su valla. En el tanto no tuvo ninguna responsabilidad. Tuvo cuatro intervenciones claves. Primero con una doble tapada, luego con otro desvió y en el final evitó que una genialidad de Endrick terminase en gol.
Ante el 1-1 en los noventa minutos, el partido debió dirimirse con la serie de penales. Allí nuevamente Chiquito Romero se lució y atajó dos penales a Raphael Veiga y Gustavo Gómez. En tanto que a Cavani se lo atajó Weverton, pero convirtieron Bruno Váldez, Nicolás Valentini, Nicolás Figal y Pol Fernández, que marcó el tiro que definió la clasificación del equipo Xeneize.
Boca Juniors alcanzó una nueva final y buscará su séptima Copa Libertadores. La gran final se disputará el sábado 4 de noviembre en el Estadio Maracaná y allí espera Fluminense, que este miércoles eliminó al Inter en Porto Alegre al superarlo por 2-1.