17 jugadores nacionalizados y un plan para salir campeón en 16 años: las claves de Japón, el próximo rival de Los Pumas en el Mundial de rugby

Los Brave Blossoms transitan un largo proceso que inició en 2015 con una histórica victoria sobre Sudáfrica. Con mayoría de integrantes del plantel nacidos fuera de territorio nipón, irán por el golpe frente a Argentina que los meta en los cuartos de final

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La selección de Japón encarna
La selección de Japón encarna la diversidad de nacionalidad sin sacrificar el espíritu de equipo que tanto se pregona en la sociedad nipona (Foto: Reuters)

Cuando uno piensa en las principales potencias del rugby, Japón claramente no entra en esa categoría. El largo proceso que está transitando dicha selección es realmente para admirar y tocó su pico máximo de esplendor en la Copa del Mundo que ellos mismos alojaron en 2019, al alcanzar los cuartos de final, instancia en la que cayeron con Sudáfrica. Pero si hay que recordar el punto de inflexión de los apodados Brave Blossoms, en honor a la flor del cerezo que caracteriza al país asiático y que llevan en el escudo, es la victoria frente los Springboks en el Mundial de Inglaterra 2015.

Aquel 19 de septiembre marcó un antes y un después en la cultura japonesa alderedor de la ovalada. Pero un detalle que siempre llamó la atención de dicho seleccionado es la cantidad de jugadores nacionalizados que aportaron su granito de arena en el proceso. “Es el momento de dar visibilidad también a los jugadores extranjeros del equipo. Son compañeros excelentes que han elegido luchar por Japón en lugar de por su país natal. Tienen otras nacionalidades, pero defienden a Japón. Eso es el rugby”, escribió en sus redes sociales Ayumu Goromaru, figura de aquel encuentro al haber anotado 24 de los 34 puntos.

Michael Leitch, que capitaneó el equipo japonés en el Mundial de Inglaterra 2015, nació en Nueva Zelanda y se trasladó a Japón a los 15 años. Estudió en el Instituto Yamanote en Sapporo y en la Universidad de Tokai. En su vida empresarial pasó por la marca de tecnología Toshiba y adquirió la nacionalidad nipona en cuanto pudo. Otro ejemplo que es imposible de saltear al repasar la historia del combinado asiático es Karne Hesketh, quien apoyó el try de la victoria contra Sudáfrica. Oriundo de la tierra de los All Blacks, decidió mudarse al no alcanzar su sueño de entrar en la selección de su país.

Para entender la dinámica que los Brave Blossoms es importante destacar que, a diferencia de lo que se ve habitualmente en el fútbol, en el rugby no es necesario poseer la nacionalidad de un país para jugar con su selección. El reglamento de la World Union detalla que basta con no haber jugado ningún partido oficial con el equipo nacional de otro país ni con ninguna de las formativos.

Michael Leitch posa junto a
Michael Leitch posa junto a los fanáticos japoneses luego de la victoria frente a Chile (Foto: Reuters)

Además se debe cumplir una de las dos siguientes condiciones: uno de los padres o abuelo del jugador haya nacido en el país en cuestión o haber residido allí durante más de tres años. “En adelante Japón tiene que construir su sociedad junto con las personas que lleguen de otros países. Creo que la selección de rugby puede convertirse en un buen ejemplo para la sociedad japonesa, que podemos emitir un mensaje positivo al respecto”, detalló Michael Leitch, integrante de Japón en Francia 2023.

Durante la preparación para el Mundial de 2019 hubo una mezcla de nacionalidades en el equipo con el surcoreano Koo Ji-won y los sudafricanos Wimpie van der Walt, Grant Hattingh y Pieter Labuschagné. Hendrik Tui, nacido de Nueva Zelanda y graduado por la Universidad Teikyo, y Timothy Lafaele, oriundo de Samoa y recibido en la Universidad Yamanashi Gakuin, tienen la nacionalidad japonesa. También estuvo Uwe Helu, originario de Tonga y con estudios en la Universidad de Takushoku, y Samuela Anise, de Fiji.

Hay otros casos a los que el rugby mismo los llevó a desembarcar en Japón. Lomano Lemeki nació en Nueva Zelanda, en el seno de una familia procedente de Tonga, se crió en Australia y llegó a la isla para jugar como profesional. Luego se casó con una japonesa y obtuvo el pasaporte. Los padres de William Tupou también son de Tonga, pero él nació en Nueva Zelanda y terminó con la camiseta roja y blanca. En resumen 20 de los 41 jugadores que arrancaron la preparación antes de la Copa del Mundo 2019 nacieron fuera de Japón.

Es una realidad que la selección de Japón de rugby encarna la diversidad de una manera única. Leitch, considerado una pieza fundamental tanto dentro como fuera del campo de juego, presenta orígenes muy diversos: el padre es neozelandés descendiente de inmigrantes escoceses, la madre nació en Fiji y emigró a Nueva Zelanda, mientras que él decidió marcharse a estudiar a Japón a los 15 años. Su interés se disparó al encontrarse con jugadores de su misma edad que eran “increíblemente buenos” a pesar de poseer un físico pequeño.

Lappies Labuschagne es otro nacionalizado
Lappies Labuschagne es otro nacionalizado que cumple un papel importante en la estructura de Japón (Foto: Reuters)

El capitán en 2019 e integrante en 2023 llegó al país asiático para estudiar. Se armó físicamente a través de sus entrenamientos particulares y una dieta especial, facilitada ya que su familia adoptiva tenía un restaurante de sushi. En su alimentación nunca faltó pescado de buena calidad. Antes de tomar la decisión de unirse a los Brave Blossoms, hubo una época en la que Leitch dudó sobre qué país debía representar. Arriba de la mesa tenía las opciones de su Nueva Zelanda natal, la tierra de su madre, Fiji o Japón, el país donde residía. Su formación en el rugby terminó siendo el peso definitivo para quedarse con el combinado nipón.

Michael es uno de los cuatro jugadores de Nueva Zelanda que integra el plantel actual que está en Francia. Junto al ala también resaltan Lomano Lava Lemeki, Craig Millar, Waner Dearns además del entrenador, que se irá una vez que termine la Copa del Mundo, Jamie Joseph. Sin embargo, quien más nacionalizados aportó a los convocados fue Tonga: Siosaia Fifita, Sione Harasili, Asaeli Ai Valu, Amanaki Saumaki y Amato Fakatava. Cierra el podio Sudáfrica con Dylan Riley, Matsushima Kōtarō y Pieter Labuschagne.

Otros países que sumaron a la diversidad fueron Fiji con Jone Naikabula, Semisi Masirewa; Corea del Sur por Koo Ji-won; Australia gracias a Jack Cornelsen y Tailandia con Ben Gunter. Es decir, 17 de los 33 jugadores que están representando en el Mundial no son nacidos en Japón. Participante de todas las ediciones del máximo certamen y anfitrión en 2019, el objetivo de los Brave Blossoms de cara al futuro es lograr ganar una Copa del Mundo en los próximos 16 años.

Si quiere mantener sus aspiraciones con vida en Francia 2023, Japón deberá superar a Los Pumas el próximo domingo 8 de octubre. Con ambos igualados en puntos en la segunda posición del Grupo D, el empate favorece a Argentina por diferencia de puntos y sólo una victoria les sirve a los nipones para acceder por segunda vez consecutiva a la fase de los mejores ocho.

Así está la tabla del Grupo D a falta de dos partidos

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