Rolando Schiavi es palabra más que autorizada en Boca Juniors. El Flaco, muy valorado por ser un aguerrido marcador central, tuvo tuvo dos ciclos en el Xeneize. El primero y más fructífero entre 2001 y 2005, período en el que ganó los torneos Apertura 2003 y 2005, la Copa Libertadores 2003, la Intercontinental 2003 ante el poderoso Milan italiano, las Copas Sudamericanas 2004 y 2005, y la Recopa Sudamericana 2005. En su segunda etapa, entre 2011 y 2012, participó de las conquistas del Apertura 2011 y de la Copa Argentina de 2012.
De cara al trascendental encuentro que Boca Juniors disputará ante Palmeiras en San Pablo, por la revancha de las semifinales de la Copa Libertadores, Schiavi confesó cómo lo encararía y dio a conocer su osado y doloroso plan. “Una sola. Pero no una patada descalificadora, sino todo entero. Completo. Que le duela todo. Le tiro el camión entero, todo. Cosa que le duela todo, hueso con hueso y que la próxima dude”, afirmó el Flaco en la pantalla de ESPN, donde es panelista.
“Qué le duela, viste cuando le suenan todos los huesitos, esa”, continuó el ex marcador central. Atento, Juan Simón, otro conocedor del puesto y quien vistió los colores de Boca Juniors entre 1988 y 1994, donde ganó un total de cinco título, sorprendido bromeó: “Tirale un sombrero Flaco, te dije”. Lejos de achicarse, Schiavi cerró: “No sé tirar sombreros Juan, dejá de joder, dale. Dejame sacar a mí”.
La previa.
Boca Juniors, obsesionado por obtener su séptima Copa Libertadores, al punto que por ese motivo minimizó el último Superclásico que perdió el domingo, visita a Palmeiras en San Pablo en el partido revancha de las semifinales en el que pondrá en juego prácticamente toda la temporada.
Luego de haber empatado sin goles en La Bombonera la semana pasada, el Xeneize irá en busca de un éxito que lo deposite en la final a partir de las 21:30 en el estadio paulista Allianz Parque. El árbitro del partido que cerrará la serie será el uruguayo Andrés Matonte y en el VAR estará su compatriota Leodán González.
El equipo argentino, seis veces campeón de la Copa Libertadores, aunque la última fue en 2007 y eso generó una necesidad imperiosa de volver a conquistarla, se jugará una parada brava en Brasil ante el siempre competitivo Palmeiras. El equipo brasileño que dirige Abel Ferreira es de lo mejor del continente; de hecho de las tres Libertadores que conquistó el club en su historia, dos las logró en el último lustro, en 2020 y 2021.
En el caso de Boca Juniors, tuvo resultados pobres durante todo el año en los torneos domésticos, y sólo respondió a las expectativas en la Libertadores, ya que se adjudicó con comodidad el Grupo F y luego dejó en el camino a Nacional de Montevideo y Racing Club, ambos en series de penales. Palmeiras conquistó el Grupo C y en los mano a mano eliminó a Atlético Mineiro y Deportivo Pereira, respectivamente.
En Boca Juniors, la Copa Libertadores es el trofeo que quieren conquistar en un año especial porque habrá elecciones la primera semana de diciembre y de no obtenerla la dirigencia encabezada por Jorge Amor Ameal y apuntalada por su principal sostén, Juan Román Riquelme, podría ver comprometida sus chances de seguir al frente del club. Ni hablar del entrenador Jorge Almirón, mirado de reojo por los hinchas tras los desaciertos que acumuló en los últimos 40 días, con un malestar que se profundizó con la derrota del domingo en el Superclásico con River (2-0) en gran parte por las decisiones insólitas del DT en la conformación del equipo.
En el caso de que haya empate, la serie entre Boca Juniors y Palmeiras se definirá por penales, y el ganador enfrentará en la definición del certamen, el 4 de noviembre en el Maracaná a Fluminense, que anoche se consagró finalista tras imponerse sobre Internacional, en Porto Alegre, por 2 a 1.