Un ejército. Miles y miles de policías para custodiar lo que debería ser apenas un espectáculo deportivo. Un fútbol sin visitantes tendrá una fecha récord de hombres de seguridad para garantizarle a la gente que llegue viva a la cancha, salga de la misma y regrese sin un rasguño a su casa. Parece increíble pero es la postal que se vivirá este fin de semana en la Argentina debido a la jornada de clásicos que empezó ayer con Tigre frente a Vélez en Victoria. Serán ocho mil los efectivos de seguridad apostados para que nada ocurra. Si se suman todos los operativos destinados a custodiar los banderazos previos que hacen las hinchadas más los partidos del ascenso, la jornada del fútbol argentino supera muy por arriba los diez mil agentes afectados a eventos vinculados al fútbol. Un despropósito que marca además el clima interno en cada popular: cuando se generó el fútbol sin visitantes se estimaba que iban a bajar sustancialmente los hombres de seguridad y los costos destinados al mundo de la pelota. Pero, las internas en las barras de los clubes llevó a esta situación, una en la que los estadios de fútbol parecen más una fortaleza que un lugar de esparcimiento para la pasión.
En el medio de esto surgen dos novedades inquietantes: ya no es el Superclásico el partido que requiere más atención, sino algunos que se juegan en Provincia y en el Interior. Por ejemplo, el clásico cordobés que se disputará el domingo a las 18.45 contará con 1.200 personas trabajando según lo anunciado por Marcelo Frossasco, titular del Consejo de Seguridad Deportiva Provincial (Cosedepro) que incluye además una unidad móvil fiscal en el estadio para hacer trámites sumarios a cada infractor a la ley del deporte. El foco está puesto en la barra de Talleres cuya interna recrudeció a fin del año pasado con dos episodios a balazos en los que estuvieron involucrados el grupo oficial de La Fiel, como se conoce a los violentos de la tribuna del equipo que se referencian en Walter el Toro Aguilera quién además está vinculado al gremio de los recolectores de residuos y los históricos que tienen por cabeza de playa a Darío Cáceres, hoy preso en una causa por narcotráfico, y Carlos Pacheco, condenado en 2017 a siete años de cárcel por robo doblemente agravado.
El segundo operativo que tendrá un número impactante es el del clásico rosarino. Porque habrá 1.030 policías para custodiar el Newell’s-Rosario Central de esta tarde a los que hay que sumar los más de 100 que estuvieron destinados a que se desarrolle en paz el banderazo de los hinchas leprosos que se hizo en el Coloso del Parque Independencia como cada año, y que reunió en esta oportunidad a 30.000 personas. Hace tiempo que el clásico de la ciudad está desmadrado por la violencia que no tiene solamente su foco en la cancha sino también en las calles de la ciudad, con provocaciones de ambos lados. La situación llegó al paroxismo esta misma semana cuando tuvo que ser suspendido el clásico de Reserva para el que se fijó ahora nueva fecha. Insólito.
Y otro partido antes que el Superclásico que también tiene mayor carga de efectivos y genera temor es el de Santa Fe, que enfrenta a Colón y Unión. Acá la atención está puesta a dos bandas. La sangrienta interna de la barra Sabalera, como se llama la de Colón, entre el grupo oficial Los de Siempre y el disidente denominado La Negrada, que tuvo el jueves otro episodio a balazos a metros de la cancha. Pero a esta situación explosiva se le suma el condimento de que ambos equipos están en una situación crítica con respecto a la tabla anual que determina un descenso a la Primera Nacional. Por lo que cualquier resultado puede encender la mecha de la violencia para uno u otro lado. Por eso a los 910 efectivos confirmados para el partido se le agregan casi 200 para custodiar otras zonas de la ciudad.
Recién después, aunque parezca mentira, aparece el Superclásico. Que ciertamente tendrá un operativo también gigantesco pero que en cuestión de barras parece estar medianamente controlado. Serán 1.100 los policías de la Ciudad que trabajarán desde las ocho de la mañana para un encuentro que está fijado su comienzo a las 14 horas del domingo. Las puertas se abrirán tres horas antes y además de policías integrarán el trabajo agentes del programa Tribuna Segura para aplicar el derecho de admisión, que desde el mes pasado incluye también a los que trabajan como trapitos. De hecho en el partido contra Palmeiras del jueves pasado hubo 73 que fueron demorados por cobrar el estacionamiento en vía pública y ya están incorporados a la base de datos de la lista negra de espectadores. Aquí el foco estará puesto más en aquellos hinchas sin tickets que quieran ingresar por la fuerza, dado que el estadio quedó totalmente abonado y muchos socios quedaron fuera y por las redes sociales invitan a juntarse e ir igual a la Bombonera.
La Provincia de Buenos Aires es la que mayor cantidad de partidos tiene y por eso es la que destina mayor personal policial a la fecha. Y resaltan tres partidos con grado de tensión mayúscula: el clásico de Avellaneda, el de La Plata y el del Sur. Por esta situación el titular de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide), Eduardo Aparicio, se reunió con los dirigentes de todos los clubes y la Policía. El choque entre Racing e Independiente tendrá 650 hombres de la Bonaerense repartidos por el perímetro de seguridad atentos a la interna de la barra de la Academia entre la facción de Villa Corina al mando de Leandro Paredes y la histórica Guardia Imperial. Aunque también se mira de reojo a un tercer grupo comandado por Matías Alfonzo, conocido como Cara de Paty, que era el segundo de Paredes y se abrió por su cuenta y lucha ahora por ir por ese sitial. Pero además de esta puja también la cercanía de ambos estadios y las provocaciones permanentes con la barra de Independiente ponen alerta: en el anterior clásico de abril de este año la barra de Racing vandalizó la sede de avenida Mitre del equipo Rojo lo que generó la respuesta después de la barra de Independiente que produjo destrozos en la sede de la Academia. Por eso se sumaron guardias policiales desde esta madrugada en ambas instituciones para que no ocurra de nuevo.
En La Plata la situación está específicamente dedicada a la pica entre la gente de Estudiantes y Gimnasia. Se juega en la cancha del Pincha donde su barra, Los Leales, comandada por Adrián Sosio e Ivan El General Tobar, hombre además de la UOCRA platense, no tiene rivales internos pero sí permanente puja con los violentos del Lobo cuyo líder es Cristian El Volador Camillieri. El riesgo es algún tipo de enfrentamiento fuera del estadio dada la delicada situación de Gimnasia con respecto al descenso. Ya hubo varios cruces y por eso se destinaron más de 500 policías al encuentro. Cantidad similar que estarán trabajando en Banfield-Lanús, otro partido de alto riesgo y con el Taladro en situación complicada en la tabla anual. Acá el foco está puesto en lo que pueda suceder con una derrota del team local, ya que ambas barras están férreamente dominadas por sus históricos hombres, Miguel Angel Tuniñali en el caso del Taladro, y Diego Fanfi Goncebatte, en el Granate, quien recuperó el paravalancha meses atrás al salir de prisión tras purgar una pena por asesinato.
El resto de los partidos de Provincia tienen operativos más acordes a un partido de fútbol que a una guerra. Ayer hubo 350 efectivos en Tigre-Vélez, y habrá 210 en cada uno de los otros dos partidos programados: Platense-Argentinos y Arsenal-Defensa y Justicia.
También la Ciudad de Buenos Aires tiene otros dos encuentros más en esta fecha de clásicos: el de menor cantidad de efectivos será el de Barracas Central frente a Sarmiento de Junín, donde sólo se destinarán 100, pero después hay un San Lorenzo-Huracán que se mira con mucha atención desde el Ministerio de Seguridad y al que se le han adjudicado 400 hombres, teniendo en cuenta la rivalidad extrema entre ambos clubes y la situación en la tabla del Globo. Si bien éstos son los que trabajarán en el estadio de Bajo Flores también la Ciudad ha dispuesto patrullajes en ambos barrios para que no se produzcan altercados que lleven a situaciones no deseadas, algo que ha dejado hasta muertos en la historia de este clásico.
Por último dos partidos en el Interior cierran la fecha con distinto panorama. Por un lado está Godoy Cruz con Instituto, que tendrá más de 350 policías mendocinos trabajando. Aún está fresco el recuerdo de dos semanas atrás cuando muchos hinchas intentaron ingresar sin tickets al partido contra Belgrano, hubo represión policial, la barra salió del estadio en auxilio de su gente y todo terminó de la peor manera con gases lacrimógenos, partido suspendido momentáneamente y gente escapando de las tribunas hacia lugares más seguros. El mes pasado, además, hubo una pelea a balazos en la propia barra que dejó un herido de bala.
Y el último encuentro que marca la fecha es el de Atlético Tucumán contra Central Córdoba de Santiago del Estero. Cuando se jugó en Santiago, hubo una guerra sin cuartel entre los barras de los dos equipos por lo que aún cuando se había convenido que los hinchas santiagueños podrían concurrir a éste partido, ayer la Dirección de Seguridad Deportiva de la Provincia negó la autorización y se hará sólo con locales. Y habrá cerca de 400 policías distribuidos por el estadio y barrios de la Ciudad.
Así está planteada la fecha de los clásicos. Con mucho en juego en la cancha y mucho en juego fuera de ella. Y una realidad que no tiene parangón en el mundo entero: operativos gigantescos para partidos sólo con hinchas locales, todos concentrados en la fecha de más alto riesgo que enfrenta el fútbol argentino en el año.