Antonio Barijho es uno de esos hombres que pasaron de tener nada a tener todo. El Chipi, criado en la Villa Zavaleta y formado en las divisiones inferiores de Huracán, llegó a Boca Juniors justo en vísperas del tránsito de su era dorada de la mano de Carlos Bianchi. De tener total carencia en su vivienda, algo que sufrió a lo largo de casi toda su infancia, a levantar la Copa Intercontinental en Japón luego de derrotar al Real Madrid. Hoy, como entrenador de la Séptima División xeneize, les inculca a los más jóvenes su ejemplo de vida.
“De chico estaba enfocado en lograr cosas, crecer, cumplir sueños. Tuve muchas oportunidades de irme de Boca en la época que ganamos todo, pero a los dirigentes les decía que me quería quedar. No me importaba lo económico. Cuando venís de la villa, de pasarla mal, no mirás lo económico, mirás lo sentimental. Y eso era Boca para mí. Yo pude cumplir todos los sueños que me propuse”, reflexionó con El Canal de Boca Barijho, que ganó ocho títulos con la camiseta azul y oro.
Más tarde, continuó: “Yo toqué fondo de chiquito. La pasé mal, por eso todo lo que vino es muy bueno para mí, sea mínimo o grande. Yo disfruto al máximo, siempre gano. Gano en una comida, un entrenamiento, una charla. Por más que digan que perdí, yo pienso que gané. Capitalizo todo lo bueno. Una charla con algún jugador de Primera, un juvenil, uno de infantiles, un kinesiólogo, un utilero, un cocinero... Siempre gano”.
Hoy comparte diariamente entrenamientos con niños que quizás no afrontan una realidad tan áspera como lo tocó vivir a él en su momento, pero igualmente los incentiva a ir por más: “A los chicos que viven en la villa, les digo que todo se puede lograr con esfuerzo y sacrificio. Hay que poner mucho de uno y después la vida te lo recompensa. Sé que es muy difícil, pero hay que poner de uno. Yo dormí muchos años en el piso, no tenía para comer ni para dormir ni para vestirme. No tenía ropa, tenía muy poca ropa. Lloré, sufrí mucho. A veces a los chicos los ves muy mal y piensan que solamente a ellos les ha pasado, pero a mí también”.
Barijho transita un presente a pura felicidad y eso es lo que irradia a su entorno: “Soy un tipo 100% feliz y trato de transmitir mi felicidad y confianza. A los chicos de la villa les digo que se puede lograr, se puede triunfar y llegar muy lejos. Lo importante es tener mucho amor, sacrificio, cuidado y pasión. Y darlo todo. Lo único que no se puede solucionar es la muerte, eso aprendí de la vida. Soy un agradecido a la vida porque me puso muchos obstáculos por delante y los pude superar. Hoy uno lo demuestra en el día a día con mucha alegría”.
Asumiendo una etapa de madurez, el ex delantero remarcó además qué les dice a las promesas que quizás dudan en marcharse de Boca para probar suerte en el exterior: “Yo les digo lo que pienso. Salvo que los venga a buscar el Real Madrid, no se tienen que ir nunca de Boca. Es el más grande de Sudamérica, así como Real Madrid de Europa. Son los dos más grandes del mundo. Salvo por el Real Madrid, no habrá mejor lugar que Boca”.