Poco más de dos horas antes del inicio del partido en el DRV PNK Stadium de Fort Lauderdale, las entradas para la final de la US Open Cup entre Inter Miami y Houston Dynamo quedaron agotadas. Seguramente, si la presencia de Lionel Messi no hubiese estado en duda desde hace una semana, los tickets se hubieran evaporado mucho antes. He ahí, probablemente, un motivo detrás de por qué se sostuvo la incógnita sobre su presencia hasta último momento: si la noticia de su no inclusión se hubiera dado a conocer con antelación, el interés por el cotejo hubiese sido menor.
Según consignó el periodista Gastón Edul en la transmisión de TyC Sports, “si hubiese sido un partido de una fecha cualquiera de la MLS, Messi hubiese sido descartado mucho antes”. El delantero, de 36 años, volvió a sentir dolor en la cicatriz de una lesión muscular en el isquiotibial derecho en el triunfo ante Toronto y dejó la cancha a los 37 minutos de encuentro. Se trata de la misma dolencia que lo dejó afuera del partido ante Bolivia con la casaca de la selección argentina, por las Eliminatorias sudamericanas.
El punto es que la organización y el club avisaron de su ausencia sobre la hora, provocando una movilización masiva pensando que iba a actuar y especulando con su nombre. Prueba de ello: las entradas en la reventa alcanzaron valores por encima de los 500 dólares. Cuando el ídolo no integró la alineación, llegaron a bajar hasta 10 veces su precio.
Lo positivo del caso: los estudios realizados tanto en Argentina como en Florida arrojaron que no existe lesión. Pero el dolor persiste y el temor es que se convierta en una ruptura fibrilar. Por eso, el domingo la Pulga tampoco no fue de la partida en el empate 1-1 ante Orlando en el Clásico del Sol. Gerardo Martino, orientador de las Garzas, advirtió que iba a manejar el tema con diálogo con el astro, consultándolo sobre su estado físico y sensaciones.
“Acá hay tres cuestiones: primero está el jugador, después la final y luego lo que viene. Son esos tres los escenarios. Hay que tratar de tomar la decisión, riesgos hay siempre, pero achicarlos”, reveló el Tata en la conferencia de prensa previa a la gran definición. En el seno del equipo de trabajo del ex enganche de Newell’s, siempre estuvo la idea de preservarlo. Y primó esa postura, incluso radicalizada: no integró ni en el banco de suplentes. El primer indicio: no apareció en la fila de jugadores que bajó del micro cuando arribó al estadio. Tampoco Jordi Alba, que ya estaba descartado.
Pese a ese signo de su ausencia a la salida en el micro, se suponía que podía integrar la nómina de relevos, con la intención de ingresar en la segunda parte, preferentemente dentro de la última media hora del partido, siempre dependiendo del resultado de si los texanos, con el ex Newell’s Franco Escobar en la alineación, presentaban dura resistencia. Pero el escenario cambió. Arribó al recinto a poco menos de media hora del inicio del duelo, vestido íntegramente de negro. Y ofició de espectador, al igual que su familia, que se ubicó (con Antonela, Thiago, Mateo y Ciro a la cabeza) en el palco habitual junto a él. Sin su aporte, Houston Dynamo se impuso por 2 a 1 y lo privó de su segundo título desde su llegada al fútbol de los Estados Unidos.