A principios de la década pasada, Facundo Regalia se paseó por todos los medios presentándose y pidiendo apoyo para poder cumplir su sueño, que era llegar a correr en la Fórmula 1. Era común ver un joven con acento español, pero nacido en Argentina, contar su historia, por caso en programas de espectáculos. Hasta Diego Armando Maradona lo recibió en su casa en Dubai, luego de ser subcampeón de la GP3 Series en 2013, hoy Fórmula 3, donde corrió este año Franco Colapinto. Pero su obsesión por la Máxima y no poder cumplir ese anhelo lo llevó a retirarse de forma regular con apenas 25 años. Hoy tiene una empresa que entrena y representa pilotos.
Regalia vino al mundo el 23 de noviembre de 1991 y al poco tiempo su familia dejó la localidad bonaerense de San Fernando y se mudó a España, donde su padre Félix quiso promover sus productos para el pádel. Les fue bien y el pequeño Facu comenzó a practicar su primera gran pasión que fue el fútbol. Jugó en un equipo local en Madrid y fue goleador. Se probó en el Real Madrid y quedó. En los primeros años de su adolescencia compartió la ofensiva con un tal Álvaro Morata y jugó hasta los 14 años en la Casa Blanca.
Pero un día todo cambió. Fue aquella tarde en la que se subió por primera vez a un karting y quedó fascinado por esa experiencia. En su debut ganó las dos primeras carreras. En las Fiestas de fin año, que siempre las compartió en la Argentina con sus familiares, sus padres le preguntaron qué quería hacer al chico, que quizás, hubiese llegado a brillar como futbolista. Sorprendió y se inclinó por el automovilismo. Sin la experiencia de otros jóvenes, con un año y medio de karting, debutó en autos y ahí tuvo una campaña corta, pero intensa que lo llevó al umbral de la Máxima. En diálogo con Infobae, cuenta su historia y deja algunas revelaciones una década después de esos días de trueno que lo marcaron para siempre.
-¿Cómo llegaste al Real Madrid?
-Jugaba al fútbol siete antes de pasar a cancha grande. Jugaba en el equipo el Mejoreño de acá de Madrid. Fui el goleador de la Comunidad de Madrid de ese año con 99 goles. Ahí es donde se fijan mucho en mí. Jugaba de nueve y siempre fui un enfermo por el fútbol. Hice una prueba en el Real Madrid y quedé. Fui contemporáneo a esa época de Tomás Mejía, que fue tercer arquero y llegó a jugar en la Premier League. El más conocido de mi grupo fue Álvaro Morata. Él era el siete y yo el nueve. Los dos jugábamos siempre en punta y al día de hoy tenemos contacto. Fueron tres años desde los 11 hasta los 14, que ya estaba jugando en cancha grande.
-¿Lo del automovilismo cómo se dio?
-Yo igual siempre tuve amor por el automovilismo y en mi casa hubo un fanatismo muy grande. Mi abuelo había corrido en la Argentina. Siempre que íbamos a alguna pista de alquiler de karting me subía a uno. Hasta que un día le pedí a mi viejo que quería manejar algún karting de verdad. Tuve esa posibilidad y me regalaron un Rotax automático y fuimos a probar a un circuito de Madrid. De entrada, me habituaba muy bien y enseguida Paco, el dueño del circuito, le dijo a mi viejo “falta una carrera, creo que le puede venir muy bien a Facu y vemos cómo se desenvuelve en competencia y ahí ustedes toman decisiones”. Todo esto fue a escondidas del club, porque estas actividades de riesgo estaban prohibidas por contrato. Hice la pole positions y gané las dos carreras. Eso fue un boom del carajo. Me tocó muy de lleno pese a que era una carrera local y con 15 pilotos. Fue tal la sensación que viví que me hizo replantear las cosas. Cuando en el club se enteraron que yo estaba entrenando con el karting me dijeron que pare porque no querían que sufriera algún tipo de lesión o lo que fuese.
-¿Cómo te decidiste a dejar el fútbol por el automovilismo?
-Cuando llega fin de año fuimos a la Argentina, ya que siempre la pasábamos juntos. Ahí hablamos y pusimos la posibilidad sobre la mesa y me dijeron “la chance está, pero la decisión la tenés vos”. A los dos/tres días lo tiré en una cena y les dije que quería empezar a correr en karting y que quería dejar el fútbol. Eso fue un impacto tremendo porque nadie se imaginaba que yo iba a querer dejar el fútbol. Cuando volvimos a Madrid, comunicar esto al club fue algo que no lo podían creer. A partir de 2007 empezó todo el quilombo. Fui a hacer una prueba en FA Karts que era la estructura de Fernando Alonso. El plan era hacer un año de karting y al siguiente saltar a la Fórmula BMW Europea con 16 años, pero con solo un año y medio de karting cuando el resto tenía seis o siete años.
Facu hizo su camino en las categorías promocionales. Arrancó en la Fórmula BMW, la misma en la que Sebastian Vettel fue campeón en 2004. Luego apareció una persona clave en su campaña que fue el recordado Adrián Campos, ex piloto español de F1 y que armó su propio equipo que aún compite. El team manager valenciano pasó a ser su representante y Regalia corrió en su escudería, con la que fue cuarto en la European F3 Open en 2012.
Al año siguiente consiguieron una butaca para la GP3 en la escuadra ART Grand Prix, una de las más fuertes. Ganó una carrera, en Nürburgring, y cosechó otros cinco podios. Llegó primero a la definición del título con siete puntos de ventaja sobre el ruso Daniil Kvyat, que tuvo un puntaje perfecto en el arranque del fin de semana por la pole positions, ganó la primera carrera e hizo el récord de vuelta. Regalia, que había tenido problemas con el auto en la clasificación, en esa competencia fue séptimo, pero luego lo sancionaron porque superó los límites de la pista y no respetó las banderas amarillas cuando se produjo un incidente en las primeras vueltas de la competencia. La posición 15º lo dejó sin chances para la segunda carrera. Aunque confiesa que antes de la última fecha el tema estaba sentenciado en un campeonato en el que Carlos Sainz Jr. fue décimo.
-¿Qué pasó en ese fin de semana en Abu Dhabi?
-En la clasificación yo estaba cuarto y Kvyat en pole. Si clasificaba quinto y terminando en esa posición en las carreras me alcanzaba. Pero cuando salí a clasificar con el segundo set de neumáticos empecé a bloquear la goma delantera izquierda. No entendía qué pasó. No pude mejorar con el segundo set de gomas, que normalmente se mejoraba de dos a tres décimas lo que se conseguía en el primer set porque la pista mejoraba (N. de la R: con el correr de las vueltas la adherencia de los neumáticos aumenta), por tener menos combustible y por lo tanto el auto estaba más liviano, y también por la referencia del primer set gomas, entonces ya sabés dónde te queda un margen para buscar el mejor tiempo de vuelta. Pasé de estar cuarto a estar décimo. Cuando llego a boxes el equipo ve que el disco delantero izquierdo (el de las bloqueadas) estaba fracturado. No había visto una cosa así en mi vida. El equipo lo mismo. Eso comprometió el fin de semana, ya que además quedé afuera de la grilla invertida (en ese momento eran los ocho primeros de la clasificación), porque de haber terminado octavo el domingo podía largar primero. En esa época la carrera principal se disputaba los sábados. Kvyat hizo la pole y sumó cuatro puntos. Quedó a tres. Yo en carrera necesitaba terminar quinto para evitar que él fuera campeón si ganaba la carrera. Largué décimo y después de cuatro vueltas me puse séptimo. Mis dos compañeros de equipo, Connor Daly y Jack Harvey, estaban cuarto y quinto, y estaba charlado con el equipo que si quedaba detrás de ellos ambos me cedían sus lugares. El tema fue que nunca pude pasar al que venía sexto (Dean Stoneman). Kvyat ganó, hizo la pole (sumó 27 puntos) yo terminé séptimo (luego fue sancionado) y el sábado perdí el campeonato con una amargura de locos.
-Hoy, luego de diez años, ¿qué análisis hacés de lo que pasó?
-Fui el piloto con más podios en la temporada, con seis, y demostramos regularidad con el equipo. ¿Qué pasó con Kvyat? En su momento fue confidencial, pero hoy que pasó tanto tiempo lo puedo contar. Antes de Monza él estaba sexto en el campeonato. Tiempo más tarde lo anuncian como piloto de Toro Rosso para 2014, con la confirmación de que la F1 iba a Rusia por primera vez en su historia. Cuando pierdo el campeonato Carlos Sainz padre viene, me da una palmada en la espalda y me dice “Facu, no llores porque eres el verdadero campeón”. Después averigüé y me contaron que a Kvyat le cambiaron el motor el jueves en Monza. Hasta ahí no había hecho ninguna pole en la temporada, la consiguió por tres décimas de diferencia y ganó sobrado (podría haber hecho más luz de ventaja) y lo mismo en Abu Dhabi. Con esas dos poles y sus victorias en las carreras del sábado en Monza y Abu Dhabi, que son las que más puntuaban, más mi infortunio en la última clasificación, terminó ganando el campeonato. Fue muy raro ese cambio de motor sin ningún tipo de justificación porque no es que estaba teniendo algún problema. Otro piloto que corrió ese año me dijo “Facu, en Monza, Kvyat me metía solo medio segundo por motor en la clasificación y en Abu Dhabi un poco más de lo mismo porque es un circuito de mucha recta”.
La expectativa por aquella definición fue enorme al igual que la desilusión. Aunque tuvo un aliciente especial. Entre los argentinos que fueron a alentarlo estuvo Maradona, quien le brindó su apoyo.
-¿Cómo fue ese encuentro con Diego?
-En la definición del campeonato de la GP3, él vivía por aquel entonces en Dubái y siempre era invitado. A él le encantaba el automovilismo. Recuerdo que terminó la segunda carrera y pierdo lamentablemente el campeonato y pocas horas después tuve pactada una reunión en los boxes de Force India (hoy Aston Martin). Yo, Adrián Campos, Bob Fernley, que era el jefe del equipo, los tres para hablar de mi futuro y firmar mi contrato como piloto de reserva de la estructura. Cuando estábamos llegando al paddock de F1, Diego estaba en un carrito de golf junto con Rocío Oliva, que en ese momento era su pareja, y Alejo (Clérici), que era una de las personas que estaban con él, y varios tipos de seguridad. Ahí Adrián me dice que lo vaya a saludar, que seguro él sabía quién era. Yo estaba temblando, no me animaba, hasta que me agarró del brazo Adrián y me llevó él. En cuanto me pongo cara a cara con el Diego, él mismo me dice “Facu, querido”, mientras abrió los brazos y se levantó del carrito de golf. Yo estaba en shock. Vino, me abrazó y me dijo “este ruso de mierda, que justo te viene a ganar en la última carrera”. Se me puso la piel de gallina. No sabía qué decirle. Él tenía un olor a ángel. Ahí charlamos un poco y ahí empecé a reaccionar de que estaba hablando con él. Me dijo “cuando llegué me contaron que había un argentino peleando el campeonato este fin de semana. Enseguida pregunté por el número, qué auto era, tu nombre, todo”. Por lo visto siguió todo el fin de semana sin yo haberlo sabido.
-¿Lo volviste a ver?
-En esa charla me dieron el teléfono de Alejo para quedar en contacto. Cuando arreglo con Horacio Paolini (dueño de una empresa de grúas) para que sea patrocinador en la GP2, me comenta que tiene una relación íntima y cercana con Diego. Ahí Paolini me dice que me iba a organizar una audiencia en la propia casa de Diego en Dubái. Eso fue en la pretemporada de la GP2, en marzo de 2014. Cuando hice los tres días de pretemporada fui a tener este encuentro con Diego, quien realmente se interesó en querer darme una mano. Estuvimos tres horas en su casa tomando mate, escuchando anécdotas, un cago de risa terrible y eso obviamente me lo llevo a la tumba. Cuando empezamos a hablar de nuestro proyecto, ahí empezaron a surgir posibilidades con un banco muy importante de Dubái que era patrocinador de él. Que iba a hablar directamente con Cristina (Kirchner) para bajar algún tipo de posibilidad de apoyo. Vimos cómo se nos caía oro del cielo. Salimos de esa reunión diciendo, “estamos salvados. Tenemos un ángel que se llama Diego Armando Maradona”. Pero todo quedó en la nada. A partir de ahí nosotros siempre tuvimos en contacto con Matías Morla, que fue su abogado, para cualquier tipo de cosas como patrocinio y demás. Pero todo quedó ahí.
- ¿Llegaste a reunirte con Cristina Kirchner?
-Sí. Si prometieron muchas cosas... Una cosa es que vengan de Diego (Maradona), sin obligación ninguna y era algo que le nacía a él por el amor que le tenía al automovilismo y porque le pude caer bien. Pero del lado de Cristina, que era la que gobernaba el país y dijo que iba a traer la F1 a la Argentina (N. de la R: en marzo de 2012 anunció un contrato por tres años para hacer la carrera en Mar del Plata) y por supuesto mi proyecto le venía bien. Pero a mí en ese momento el cepo cambiario me estaba complicando mucho para poder conseguir apoyo en la Argentina porque a todas las empresas con las que me reunía me decían que les complicaba el tema cambiario. No se podían llevar a cabo cierto tipo de transferencias o de un monto hacia arriba. Eso fue lo que se charló en esa reunión, que pudieran facilitarnos ese tipo de cosas a las empresas que pudieran apoyarnos. Nos pudimos reunir con YPF y nos dijeron “Facu, nosotros podemos ayudarte con un monto considerable más, sólo si llega una orden estricta de Cristina. De forma privada, podemos apoyarte hasta acá. Si fuese todo del Estado, sería algo más”.
Para 2014, Regalia logró un acuerdo para correr en GP2 Series (actual F2) con el equipo Hilmer Motorsport por la mitad del presupuesto anual: 270 mil dólares de su premio recibido por Pirelli por el subcampeonato en GP2, más el aporte de YPF de 155 mil dólares, el de Sidus 100 mil dólares y su padre, Félix, que aseguró un aval de 500 mil dólares. También hubo una colecta en una cuenta bancaria en la que los fanáticos colaboraron: “Armamos una cuenta bancaria en el Banco Nación y la gente nos ayudó. Se recaudaron entre 200/300 mil pesos, de los cuales 100 mil los puso el Tano Salerno (ex piloto de TC y TC 2000 que también le consiguió sponsors a Franco Colapinto). Alguien a quien agradeceré eternamente toda la ayuda que me dio en esos tiempos con sus contactos y llegadas. También mi abuelo puso 50 mil y hubo gente que hizo aportes de 5 mil o 10 mil pesos. Todo ese dinero se pasó a dólares y fue para el equipo. Estoy muy agradecido a todos y cada uno de los que dieron una mano y se sintieron parte”.
Sin embargo, en este marco de escaso aporte económico, el team alemán nunca le entregó un auto competitivo (terminó 12° sobre 13 equipos) y Regalia decidió bajarse al quedarse sin presupuesto y no tener un buen recurso (4 abandonos sobre 8 carreras). En ese momento tuvo un acuerdo para ser piloto de reserva de Sahara Force India F1 Team (actual Aston Martin). En 2015 corrió en la AutoGP y fue subcampeón y en 2016 corrió en la Argentina, en el Top Race. Decepcionado, se retiró con 25 años.
-¿Cómo manejaste esto de retirarte tan joven?
-Es jodido. Me siento en plena forma porque quiero ser un ejemplo y referente para los pilotos en mi compañía y también porque es una obsesión mía el tema del físico. Hago mucho simulador y estuve en algunas pruebas privadas con algunos equipos dentro de los últimos cuatro y cinco años y puedo decir que sorprendí en algunas de ellas pese a la inactividad de los últimos cuatro/cinco años. Eso me hace sentir bien conmigo mismo, pero por otro lado no puedo plantearme la posibilidad de volver, que solo sería en un escenario tan claro con una propuesta muy buena en una categoría de primer nivel. Tampoco puedo volver para correr gratis. Sería para correr en el WEC (Mundial de Endurance) como Pechito López, Esteban (Guerrieri), que tienen contratos económicamente muy buenos o el Bebu (Néstor Girolami que corre en el TCR), quienes estuvieron abiertos a otras propuestas. Yo estuve muy obsesionado con la F1. Era eso o nada. En su momento, quizá, cuando Adrián Campos era mi manager, tendríamos que haber mirado otras opciones. Es verdad que en 2014 estuve muy cerca de haber entrado en la Fórmula E, en el primer año de la categoría, y quizá haber creado una carrera en un mundo que hoy sigue muy vigente y que está cada vez más fuerte.
-Con tu experiencia, ¿qué le dirías a un chico argentino que quiere llegar a la F1?
-Eso es muy difícil, porque creo que todo va en tiempo y forma. Si mi mayor éxito lo hubiera logrado con el Gobierno de Macri, yo hoy estoy casi convencido de que estaría en F1. No quiero quedar como arrogante. Es por las sensaciones, los contactos, la información, lo que llegué a generar en 2014 en la Argentina. El contacto directo con Mauricio (Macri), con su gente allegada cuando él era Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, pero en su mandato como presidente aceleró el querer traer un Gran Premio de F1 a la Argentina, que no se llegó a dar porque había otras cosas y prioridades. Hoy lo veo imposible para un piloto que está en la Argentina pueda plantearse llegar a la F1. Salvo que tenga una familia con un presupuesto afianzado para poder programar los primeros tres/cuatro años para poder correr dos temporadas en la Fórmula 4 y luego poder correr en la Fórmula 3, se podría plantear como un objetivo. Lo que me di cuenta es que en este mundo (del automovilismo) uno puede soñar, pero debe ser realista. Me pasó a mí, por soñar demasiado, me choqué contra la pared. El otro día escuchaba una conferencia de prensa de Rafa Nadal y vi una de Novak Djokovic. Estoy mirando un documental de Lewis Hamilton. Estas figuras que lo lograron todo en sus deportes te pueden decir “no abandones tus sueños, por nada del mundo, hasta el final”. Pero es muy difícil.
-¿Es ingrato el automovilismo?
-Es todo muy lindo, pero también muy frustrante. Uno debe estar muy bien posicionado, guiado y aconsejado. Siendo optimista, pero a la par realista, con las opciones que uno tiene y regirse por ese camino y dirección. En la Argentina no hay una estructura como la que tiene Carlos Slim en México. Como la que tiene Brasil. O hasta cierto punto Uruguay, por más que tenga pocos pilotos. Para mí el mejor ejemplo es Slim con México. Lo que hizo ese hombre no tiene precio. Estarán los mexicanos agradecidos de por vida por todo lo que hizo Slim por el deporte y por el automovilismo en concreto. Creo que hay entes y políticos, como ser el Automóvil Club Argentina (ACA), YPF, el Banco Nación, el Gobierno en sí, por el hecho de la popularidad que tiene el automovilismo para nosotros. Después del fútbol, el automovilismo nacional es una potencia terrible, pero ese ha sido el problema también, porque si vos tenés un automovilismo fuerte, con un número de categorías incontables, que hace que las empresas no den la posibilidad de apoyar a los poquitos, dos, tres, uno, como ahora es el caso de Franco (Colapinto), que tiene posibilidades de llegar. Hemos tenido chances contundentes como el caso de Pechito López, no con el equipo americano, si no con Renault mismo o Minardi. Lo mismo con Esteban (Guerrieri) y después yo. Creo que fuimos los que mostramos en el exterior y en las antesalas que podíamos llegar a la F1. Yo no pude hacer más de lo que hice. Tocar a todas las personas vinculadas al automovilismo. O sentarme en la casa de Diego Armando Maradona y ver cómo él me promete cierto tipo de cosas como poder llegar a la misma Cristina Kirchner. Llegar a la propia Cristina y la Cámpora. Contactarme con el papá de Leo Messi o con Marcelo Tinelli. Contacté a Boca Juniors, porque soy hincha del club y tal vez eso ayudó poder tener el apoyo de Horacio Paolini.
-¿Después de tu retiro, nunca más lo intentaste?
-Mientras estuve en 2017 en el último año del canal F1 Latin America como colaborador del programa, trabajé a morir con distintos contactos, grupos de inversores, para volver a la Fórmula 2 en 2018. Tenía un ofertón arriba de la mesa de MP Motorsport, justo donde corrió Franco (Colapinto) este año y nosotros tenemos un piloto de nuestra compañía, Mari Boya. Cuando parecía todo darse porque un representante de futbolistas en Europa en contacto con otros eran los que iban a poner los 900 mil euros por toda la temporada. Era algo “ridículo” en comparación a lo que se suele pedir. Hoy en día están en 2,5 millones de euros (2,8 millones de dólares). Pero esa posibilidad se cayó a último momento, en noviembre/diciembre de 2017, cuando yo tenía el contrato listo para firmar e iba a ir a los entrenamientos de Abu Dhabi.
-¿Y qué es de tu vida?
-Para fines de 2017 venía coacheando a algunos pilotos y quise crear una compañía que pueda abarcar y cubrir cada una de las áreas que consideramos claves y cruciales a la hora de la evolución, la guía, el manejo de lo que necesita hoy un kartista que luego comienza a correr en autos, el camino hacia la Fórmula 1, o el que quiera ser profesional en el Mundial de Endurance (WEC) o quizá llegar a la IndyCar. En ese momento me di por vencido como piloto. Llegué a un punto que me agoté. Hice absolutamente todo desde 2014 que estuve en GP2 por mantenerme en la antesala de la F1. Eso me dejó tranquilo y me enorgullece porque abrí todo tipo de puertas, me vinculé con la farándula, actores, dentro del ambiente del fútbol, no me faltó nada para poder conseguir patrocinio, apoyo para poder continuar con el sueño y la representación de mi país. Luego me volqué de lleno a mi empresa llamada Road to Success (camino al éxito) y ante la demanda de clientes se sumaron otros profesionales para hacer el coaching. Mi pasión es estar siempre vinculado al automovilismo. Hoy tenemos 15 pilotos, entre autos de turismos, GT3, de Fórmula y karting, tanto acá como en los Estados Unidos.
Hoy Facu vive en Alcobendas. Madrid y conduce su empresa. Está casado con Valentina y este año fueron padres de Emilia. “Se me complica mucho por mis viajes ya que desde 2018 vengo con una media de 100 vuelos al año. Todo esto no lo hubiera logrado si no tenía una compañera como Valentina que me bancó en todas y más desde que quedó embarazada y desde que nació Emilia. Me cuesta mucho salir de casa porque querría quedarme, pero debo estar junto a mis clientes”, concluye. A sus 31 años Regalia sigue ligado al automovilismo. Transmite sus experiencias arriba y, fundamentalmente, abajo del auto.