“Lo que se ha conseguido hace que podamos ver la ilusión de muchos chicos que quizás no nacieron en Argentina, pero tienen un lazo sanguíneo con nuestro país para jugar en la Selección”. Javier Mascherano resumió el nuevo proceso que vive la selección argentina en todos sus estamentos: la captación de futbolistas que no nacieron en este país pero son tentados para vestirse de celeste y blanco a partir de la nacionalidad de sus padres. El proceso con los llamados Europibes que irrumpieron con fuerza en la Sub 20 y hasta en la Mayor tiene su correlato en los peldaños más jóvenes del combinado nacional. La oficina de Scouting que lidera Juan Martín Tassi en Europa sigue de cerca la evolución de unos 60 proyectos, entre los que se encuentra Mateo Sciancalepore.
El delantero del Espanyol de Barcelona tiene una de las historias más singulares de toda la camada de nombres que figura en el radar por diferentes ítems. Hijo de argentinos, nació en España, pero en realidad es legalmente italiano... Y argentino por elección, obviamente. Su apellido saltó a la primera plana en las últimas horas porque Diego Placente decidió citarlo para los procesos de entrenamiento de la Sub 17 que se prepara para disputar el Mundial a fin de año, aunque no es una cara nueva para él: lo descubrió casi por casualidad hace ya cinco años.
Mateo había viajado de vacaciones para visitar a su familia en Argentina y le ofrecieron entrenarse tanto en Huracán como en Argentinos Juniors. Placente se enteró y decidió aprovechar el tiempo para verlo en acción. ¿El detalle? En ese entonces jugaba de lateral izquierdo, un puesto que abandonó hace tres temporadas para convertirse definitivamente en nueve de área. “En el 2018, cuando Mateo tenía 12 años, viajamos de vacaciones en agosto y lo llevamos a entrenar en la Quemita con Néstor Apuzzo por un primo mío que era fanático de Huracán. Otro amigo que es hincha de Argentinos nos acercó también ese club: lo vino a ver Placente. Mateo jugó con chicos dos años más grandes, hizo un buen partido y Placente lo llamó para entrenar con la Sub 15 a pesar que tenía 12 años”, narra ante Infobae Hernán, su padre.
Después de ese primer contacto, el vínculo lentamente fue perdiendo fuerza hasta que la figura de Tassi reactivó la cercanía. “Empezó a pedirnos material para seguirlo de cerca y comenzamos a tener un trato más fluido. El año pasado lo citaron para un microciclo en el que jugaron un amistoso contra Uruguay: Mateo jugó su primer partido, hizo un gol y dio una asistencia. Dejó buena impresión y lo volvieron a citar a fin de año. Ahora está entrenando de vuelta en AFA, estamos súper ilusionados para ver si tiene posibilidades de ir al Mundial”, afirma su papá desde España ante este medio.
Mientras escribía sus primeras páginas con la selección nacional, e incluso recibía ofertas del Globo y el Bicho para sumarse a sus Inferiores, Mateo caminaba a paso firme en el fútbol español. Se inició a los 4 años en una escuela de fútbol de Cunit, el pueblo del que es originario y está a unos 50 kilómetros de Barcelona. Su proyección lo derivó a las formativas del pueblo de Calafell. El primer síntoma de que estaba para algo grande fue cuando llegó el llamado de La Masía: “Estuvo dos años en Barcelona. Lo venían a buscar en una furgo, un taxi, a casa, porque cuando son tan chiquitos no los quieren dejar en el club”. Tras pasar por las formativas del Cornellá y la Damm, desembarcó en el 2019 en la cantera del Espanyol para su última gran transformación: lo convirtieron en un delantero de área y le hicieron contrato hasta 2026.
“Jugó toda la vida de defensa, pero hace dos años que juega de punta. De hecho, cuando lo empiezan a seguir desde AFA él jugaba como lateral izquierdo. Esta es su tercera temporada como delantero centro: lo ven bien, está aprendiendo, le gusta mucho y en el club ven que es su posición. Es muy potente físicamente, siempre destacó mucho por el juego aéreo, marca muchos goles de cabeza. Trabaja bastante en la parte defensiva, y está avanzando muy rápido como delantero. Pareciera que es un puesto para él. Nosotros fuimos deportistas y le vemos potencial porque es completo, hábil, fuerte, potente, tiene mucho recorrido, es súper disciplinado, va al preparador físico, nutricionista. Es muy consciente de lo que tiene por delante. Hace un sacrificio terrible”, define Hernán a Mateo, que tiene 17 años y mide 1.85m.
Sciancalepore, que esta semana sumó otra citación a la Sub 17 como uno de los europibes –junto con el brasileño Felipinho– con chances de jugar el Mundial de la divisional que se realizará en Indonesia a partir de noviembre, es uno de los tantos hijos del corralito. Agobiados por la situación laboral en el país, Hernán y su pareja Lorena Casanoba –que se habían conocido mientras eran entrenadores de vóley– decidieron probar suerte en España por consejo de un amigo. Cunit, ese pueblo catalán cercano a Barcelona, se convirtió en su casa: allí nació Mateo. Sin embargo, sus papeles dicen que es italiano, ya que su padre está en ese territorio como ciudadano italiano. Y desde ese país ya tomaron nota... “Acá no podés tener dos nacionalidades de la misma comunidad europea. Él está como italiano y argentino por opción. Para tener la española debería renunciar a la italiana cuando sea mayor de edad, pero hoy en día es convocable por Italia y Argentina. Este año se pusieron en contacto con nosotros desde Italia, un ex jugador que lleva acá un poco el tema de captación lo llamó para que vaya a entrenar con la selección italiana, pero de momento él 100% quiere estar con Argentina. ¡Y nosotros también, obviamente!”.
Hernán se crió en Villa Devoto, “a tres cuadras de la casa del Diego”, aunque hace dos décadas que ya se trasladó a España con Lorena, oriunda de Francisco Álvarez. Llegaron a Europa con el sueño de hacerle una finta a la crisis del 2001, pero debieron dejar de lado algunos de sus anhelos como el de la pasión por el vóley. Ella se afianzó como profesora de educación física en un complejo deportivo y él en una fábrica: “Intenté buscar trabajo de entrenador, pero estaba muy poco difundido el vóley acá como para ganarte la vida. Me puse a laburar de lo que pude. Llevo casi 20 años en una empresa, soy mecánico industrial en una fábrica de inyección de plástico”.
Su relato es el de muchos que tuvieron que cruzar el charco para intentar echar raíces financieras, aunque las raíces emocionales siguen conectadas al país. Y Mateo se formó bajo ese paradigma: “Él se siente argentino, pensá que en su casa está en Argentina. Si mi mujer fuese española, quizás sería diferente. Pero al ser los dos argentinos... Entrás a casa y está el mate, miramos siempre el fútbol de allá. Somos argentinos. Hay familias que van a vivir a otro lado y se integran a esa cultura, pero en el caso nuestro siempre tratamos de mantener las raíces de lo nuestro”.
La competencia para que Sciancalepore pueda cumplir el gran sueño familiar de vestir los colores nacionales no es sencilla. La ofensiva de la Sub 17 es estelar, con apellidos que tienen proyección de grabar su nombre en el fútbol nacional como Claudio Diablito Echeverri, Gianluca Prestianni o Santiago López, por citar apenas tres casos que ya están sumando minutos en el plantel profesional de sus clubes. Mientras tanto, Mateo avanza a paso firme también en el fútbol español con el sueño de pelear por un lugar en el filial del Espanyol esta temporada, al mismo tiempo que levanta interés desde otras entidades de España como Atlético Madrid o Villarreal que miran su progreso: “Nos contactaron clubes de Primera, pero Mateo tiene contrato y es más complicada la situación porque tiene una cláusula. Hay mucho dinero por medio”.
La incertidumbre se disipará en breve, porque Diego Placente deberá presentar la lista preliminar el próximo 4 de octubre y entregar el corte final con 21 apellidos el 1 de noviembre. El entrenador, en una nota con Infobae, aclaró por qué optó por llamar tanto a Sciancalepore como a Felipinho estas semanas antes del inicio del certamen en Indonesia: “Vino con nosotros a un torneo que se hizo del Sub 17 en Ezeiza, siguió su crecimiento, sigue andando bien y por eso tiene la chance de estar de vuelta en los entrenamientos para la lista final. Por eso los dos vinieron estas semanas que son las últimas para ver en octubre quiénes quedan para el final”.
La batalla por estar en uno de los pocos espacios de la ofensiva albiceleste será apasionante y compleja, algo que los Sciancalepore tienen en claro: “Sabemos que es difícil, el nivel que hay allá, que además están entrenando o dos tres veces por semana y es una ventaja para los chicos porque los pueden ver más seguido, pero ya que esté en el proceso final es espectacular”. Por lo pronto, presiona para estar en Indonesia: en el último entrenamiento de la albiceleste hizo uno de los goles en un amistoso y, en sus redes, celebró haber tenido al menos la chance de mostrarse de cara al Mundial.