En las últimas dos décadas del siglo pasado, Arantxa Sánchez Vicario encarnó una rivalidad tenística con Gabriela Sabatini. Tanto es así que observó bien de cerca su crecimiento en el circuito hasta sufrirla en carne propia en un torneo en Buenos Aires, donde cayó en la final del segundo título logrado por Gaby en la WTA. Con más de 90 trofeos entre singles y dobles, fue una referente de esa camada y llegó a la cúspide del ranking, pero su actualidad la tiene involucrada en una causa judicial con la posibilidad de ser condenada a cuatro años de cárcel.
Este martes comenzó el juicio en el Juzgado de lo Penal 25 de Barcelona, donde están acusados la ex número 1 del mundo junto a su marido, Josep Santacana, por supuesto alzamiento de bienes. Los cargos presentados por la querella hacen alusión al delito de imposibilidad de ejecución de sentencia, como se conoce vulgarmente, y se remonta a la imposibilidad mantenida por el Banco de Luxemburgo en el cobro de un préstamo solicitado. “Me arrepiento de lo que pasó y quiero pagar la deuda”, confesó la mujer de 51 años en una exposición de 40 minutos. La declaración había sido adelantada por expreso pedido de la involucrada, ya que inicialmente iba a hacerlo este viernes.
En los extractos de la declaración publicada por el programa español El Chiringuito, rompió en llanto en el inicio de sus explicaciones y, luego de un breve receso, apuntó contra Santacana por la acusación de haber ocultado su capital para evitar devolver el dinero prestado en 2010: “Nunca he gestionado ese patrimonio porque desconozco cómo se hace. Me dediqué a jugar al tenis y yo siempre me he fiado de mi marido, ha estado a mi lado y organizado todo. Yo quería pagar y mi marido no quiso. Dijo que no se lo demos al banco, que él se encargaría de hacer las cosas”.
La situación que salpica a la ganadora de cuatro Grand Slam tiene su raíz en la década del ‘80. La fijación de su residencia en Andorra disparó una investigación de la Hacienda española entre 1988 y 1989 por la creencia de que lo hacía para pagar menos impuestos mientras vivía en la casa de sus padres localizada en España. La última instancia de apelación al Tribunal Supremo concluyó en la desestimación del recurso presentado por la tenista, quien tuvo que hacer frente a una sentencia de la Audiencia Nacional por un total de 3.487.216,50 euros.
La obligación de abonar esa suma derivó en el pedido de un aval al Banco de Sabadell, que fue contraavalado por el Banco de Luxemburgo para otorgar el préstamo necesario. Más adelante, el organismo reclamó el pago de la cantidad a través de una demanda judicial y, cuando intentó ejecutar la sentencia en favor del cobro de ese aval, halló que Sánchez Vicario era insolvente. “En mi carrera deportiva durante tantos años llegué a ganar entre 20 y 30 millones de dólares”, declaró la protagonista sobre la fortuna amasada en el instante que Josep Santacana empezó a hacerse cargo de sus finanzas en 2009 (antes eran manejadas por el padre de la española).
Según el relato de la tricampeona de Roland Garros, el hombre vendió más de 15 propiedades pertenecientes a ella y el dinero obtenido junto a lo que había en las cuentas personales de la mujer fue enviado a distintas cuentas de los Estados Unidos relacionadas a empresas controladas por él. Así, se ocultó la plata lograda en su carrera. Su arrepentimiento incluyó un acuerdo con el Banco para devolver la cifra defraudada e informó que ya pagó 1.900.000 sobre los 6.000.000 de euros pedidos como indemnización por el ente. Asesorada por su equipo legal, aceptó el delito cometido hace dos años y cada mes realiza un pago para achicar la deuda con la intención, según fuentes judiciales, de rebajar su pena y no ingresar a prisión.
“Me fiaba de mi marido. ‘Firma aquí', y yo firmaba porque me fiaba. Me he dedicado a jugar al tenis, pero me equivoqué y por eso estoy aquí”, insistió. Y agregó: “El 50% de lo que percibo va para el banco”. En este sentido, agregó cómo sobrevive en la actualidad: “Vivo en un piso alquilado, vivo de las clases de tenis que doy, puntualmente de eventos que me contratan y de amigos que me están ayudando”. Declaró haber hecho un “esfuerzo estratosférico” para abonar su deuda y manifestó haber destinado hasta 600.000 euros procedentes de sus premios por las cuatro medallas olímpicas ganadas (Barcelona 1992 y Atlanta 1996).
Cabe destacar que ya no está más en pareja con el acusado, pero están legalmente casados porque el divorcio aún no fue realizado. El procedimiento intenta llevarse a cabo en Miami, ciudad en la que viven ambos y permite que un juzgado pueda reclamar una investigación sobre el patrimonio de una de las partes, movimiento clave de la europea para intentar desenterrar su riqueza desaparecida.
A la espera de la presencia de distintos testigos, la sentencia se conocerá este viernes, mismo día en que testificará Josep Santacana. La fiscalía pide cuatro años de cárcel para ambos.