Fue una de las imágenes del fin de semana. Apenas venció en 6-3, 7-6 y 6-3 a Daniil Medvedev y se confirmó su consagración en el US Open, Novak Djokovic lanzó su raqueta al aire, se arrodilló sobre el court mientras escuchaba la ovación, y luego se acercó a una de las tribunas, desde donde le alcanzaron a su hija Tara, quien sonriente se fundió en un tierno abrazo con el legendario tenista de 36 años. Fue un puñado de segundos que pareció eterno. El serbio no contuvo la emoción (ni quiso hacerlo) y rompió en llanto. Y las lágrimas continuaron rodando por sus mejillas varios minutos después de que la pequeña regresara a su ubicación.
El alocado festejo de Nole continuó con varias estaciones: su salto a las graderías, la vuelta olímpica rodeado de guardias de seguridad entre el público, la celebración con su familia y el actor Matthew McConaughey, que formó parte de su círculo íntimo, el grito estridente todavía en los asientos, su regreso a la cancha y la exhibición de la camiseta con el N° 24 de Kobe Bryant, con la leyenda “remember Mamba (recuerden a la Mamba, apodo que recibía la estrella de la NBA en enero de 2020).
Tamaño raid estuvo justificado: Djokovic logró su Grand Slam N° 24 en su carrera y el cuarto US Open, certamen del que se transformó en el vencedor más longevo. No obstante, ese momento con su hija resultó especial, el más comentado de una noche mágica de tenis. El serbio tiene dos herederos con su esposa, la ex tenista Jelena Ristic: Stefan, de ocho años, y la pequeña Tara, nacida en febrero de 2018, con su padre ya convertido en un mito de la disciplina, qque él se encarga de alimentar año a año.
* El efervescente festejo de Nole y su homenaje a Kobe Bryant
Ahora bien, el deportista contó el detrás de escena del sentido abrazo tras su conquista. “No sabía que iba a estar sentada en primera fila. Cuando me senté en mi banquillo, ella me estaba mirando y me sonrió. Cada vez que lo necesitaba, la miraba y me sonreía. En cierta forma, me llegó la energía inocente e infantil de ella. Cuando pasé por momentos estresantes y duros, particularmente en el segundo set, cuando necesité un empujón de fuerza y energía, ella me sonrió y me la dio”, se explayó el serbio.
En efecto, la segunda manga fue la más cambiante, el singlista de Moscú estuvo cerca de imponerse, pero no llegó a cerrar el parcial y la leyenda balcánica respondió con autoridad para extender la pelea hasta el tie-break, en el que el ruso tomó distancia de 3-1. Pero la técnica de su adversario (y la sonrisa de Tara) empujaron la batalla al 5 iguales. Y el suspenso se terminó cuando Djokovic se quedó con el parcial por 7-5 en más de una hora cuarenta que duró el set.
Luego, afloró el talento de Novak y el resto es historia. Tanto como su histrionismo, con el que volvió a inyectarle show a la premiación. Si hasta se animó a cantar “My way (a mi manera)”, de Frank Sinatra, en medio de una entrevista. Pero nada superó a ese abrazo con Tara, que sólo en 2023 ya vio a su papá ganar tres Majors: Australia, Roland Garros y el US Open. “Cuando fui padre, uno de mis deseos era que mis hijos experimentaran cómo ganaba un Grand Slam y que se dieran cuenta de lo que estaba pasando”, contó Nole. Pues bien, está sucediendo...