El primer año de Agustín Canapino en la IndyCar terminó mucho mejor de lo esperado para el piloto de 33 años. La aventura gestada por Ricardo Juncos superó las expectativas y en la última fecha del año corrida este domingo en el Autódromo de Laguna Seca, el Titán de Arrecifes hizo su mejor carrera en la categoría, ya que supo exprimir al máximo las bondades del nuevo motor que el equipo decidió ponerle para esta competencia que fue clave para su escudería. Fue decimocuarto, pero llegó a ser segundo en una labor notable. Terminada la carrera, en la vuelta de honor, hubo un emotivo diálogo entre ambos.
Agustín largó 19° y se ubicó segundo en la vuelta 59°, en lo que fue su mejor posición parcial durante la temporada. En las 500 Millas de Indianápolis fue tercero en un par de rondas. El múltiple campeón argentino en autos de turismos avanzó en el clasificador y peleó por un top cinco. Pero en el relanzamiento de la vuelta 75°, su compañero de equipo, Callum Ilott, porfió demasiado la posición en una curva y le dañó el alerón delantero derecho. Sin carga aerodinámica (elemento que permite una mejor entrada de aire) en esa zona y sacando chispas contra el asfalto, Canapino se retrasó.
En el diálogo pos carrera, Juncos lo felicito a Canapino: “Tremendo, Agus, impresionante. Terminamos 14°. Quedamos 21°, dentro del campeonato. Vamos para adelante. Era podio. Tremenda carrera. La peleábamos”. Mientras que Agustín se lamentó por el toque con Ilott y dijo “qué lástima. Después lo hablaremos”.
Luego Canapino le agradeció por la gran oportunidad en su campaña deportiva . “Gracias por todo, Ricky. Gracias por darme esta oportunidad. Viví un sueño todo el año, gracias gracias. Mi viejo está muy agradecido, te lo puedo asegurar. Gracias de corazón”, manifestó Agustín recordando a su padre Alberto, quien falleció de COVID-19 en 2021. “Seguro que sí. Esto recién empieza papá, vamos para adelante”, le respondió Juncos.
Alberto Canapino fue uno de los mejores preparadores en la historia del automovilismo argentino. Su especialidad fue el chasis y con 23 años alistó su primer auto gracias a la oportunidad que le dio el ídolo Luis Rubén Di Palma. Fue un Volkswagen 1500 revolucionario con el que Loco ganó en el TC 2000 en Balcarce en 1986. Fue un apasionado de su trabajo y de los autos de carrera. En enero de 2019, cuando Agustín corrió para el equipo de Juncos en las 24 Horas de Daytona, Alberto vivió un sueño hecho realidad al poder compartir desde cerca a los autos de Sport Prototipos como el Cadillac DPi VR que corrió su hijo.
Los cuatro Chevrolet con los que Agustín fue campeón en el Turismo Carretera fueron concebidos por Alberto, que de haber podido compartir con su hijo esta experiencia en la IndyCar, hubiese exprimido al máximo esta experiencia y aportado todo su conocimiento. Por eso el impacto emotivo en ese diálogo por radio entre Canapino y Juncos, quienes recibirán un reconocimiento en la Legislatura Porteña el próximo lunes por la tarde.
Pero la emoción por la gran carrera que hizo el ganador de 15 títulos en la Argentina (4 de TC, 2 de TC 2000, 7 de Top Race, 1 de TC Pista y 1 de Copa Mégane) fue de la mano del premio económico que gracias a la tarea de Canapino pudo abrochar el equipo Juncos Hollinger Racing. Al mérito deportivo de un piloto que hizo su estreno absoluto en monopostos, se sumó un millonario incentivo que logró para su escudería, que es una de las que menos recursos financieros tiene. Este aliciente, quizá, ayude a la continuidad en 2024 del arrecifeño.
El premio económico se trata del “Leaders’ Circle”. Son los puntos que obtiene el auto más allá de quién lo maneje. Los coches son los que compiten, no el piloto. Por eso hay equipos que pusieron otro auto como el caso del Juncos Hollinger Racing. La plata es para el equipo. Los coches que terminan dentro de los 22 primeros, reciben 1,2 millones de dólares de subsidio para el año siguiente. Aunque en el caso de Canapino hay que destacar que él consiguió las 180 unidades para el Dallara-Chevrolet número 78. Es una inyección económica importante ya que se trata de un diez por ciento del presupuesto necesario por auto a nivel anual. Por eso lo importante de entrar entre los 22. Es un respaldo importante para los equipos chicos.
Hasta diciembre de 2022, salvo dos carreras en la Fórmula 3 Sudamericana en 2011 en Paraná, Agustín Canapino siempre corrió en autos de turismos cuya mayor potencia fue 450 caballos. Ahora pasó a domar un coche que es un pura sangre, como lo es un auto de Fórmula, con mucha más carga aerodinámica y 750 “burros” de potencia. Sorprendió a propios y extraños y el ambiente de la IndyCar quedó impactado. Hizo todo lo posible para merecer una segunda temporada aunque, como siempre, esto estará supeditado al aspecto económico. Juncos buscará cerrar patrocinantes en los Estados Unidos para que su pupilo pueda continuar. De aquí a diciembre se definirá si en 2024 habrá una secuela del Titán de Arrecifes en la segunda categoría de monopostos detrás de la Fórmula 1.