El partido inaugural del Mundial de Rugby fue nada menos que Francia vs. Nueva Zelanda, dos selecciones que aspiran a conquistar el certamen disputado justamente en el país europeo. Como era de esperarse, antes de la patada inicial tuvo lugar el tradicional haka, la danza maorí que acompaña históricamente a los jugadores de los All Blacks.
El Stade de France se inmutó después de los himnos cuando los hombres de negro se reunieron en círculo de su lado del campo y dieron comienzo al ritual. Había mucha expectativa con lo que pudiese ocurrir por el lado francés, ya que había varios antecedentes de reacciones de los jugadores galos. Pero, esta vez hubo silencio y respeto hacia sus adversarios.
Danza que originalmente servía para preparar a los guerreros maoríes antes de los combates, fue progresivamente adoptada en el siglo XX por los All Blacks como una forma de desafiar a sus adversarios en el rugby que se ha convertido en un símbolo planetario. Para el jugador neozelandés Beauden Barrett, el haka es un elemento importante en la preparación de los partidos. “Un momento para juntarnos y estar unidos”, explicó a la agencia de noticias AFP. “Para mí, se trata de nuestra herencia, de lo que se hizo antes de nosotros. Es un momento de preparación para la batalla”, explicó.
Ya sea la Kapa o Pango, especialmente creada para el equipo de rugby y ejecutada por primera vez en 2005, o la tradicional Ka Mate, que es la más conocida. En la ley neozelandesa la tribu maorí Ngati Toa, de los alrededores de Wellington, es reconocida como la guardiana cultural de la Ka Mate, que fue compuesta por el jefe guerrero Te Rauparaha alrededor de 1820 para celebrar su fuga ante una tribu rival que le perseguía.
Para los neozelandeses, la Ka Mate fue realizada “como signo de profundo respeto, ya sea en funerales, aniversarios o bodas”, explicó Taku Parai, miembro de la tribu maorí Ngati Toa. “Se trata de mantener el ‘mana’ (prestigio) de un evento”, añadió.
Pero los golpes que se dan los jugadores en el pecho y en sus muslos, acompañando el canto maorí, no siempre se ejecutaron con la misma precisión y ferocidad que actualmente. Al principio los All Blacks solo lo hacían cuando jugaban fuera de casa y con resultados diferentes: los jugadores que no eran de origen maorí no estaban cómodos con el ritual.
Fue Wayne ‘Buck’ Shelford, al entrar en el equipo en los años 80, el que convirtió a el haka en la danza feroz que es la gran marca del seleccionado oceánico. De esa manera, a partir de 1987, se convirtió en un elemento imprescindible en los partidos de los All Blacks. Ese mismo año, Nueva Zelanda ganó su primer Mundial de rugby.
Con información de AFP